Elecciones en Honduras

El debate de los partidos pequeños: la democracia lo permite, pero no superan entre todos el 6% de los votos

Pese a la cantidad de nuevos institutos políticos, Honduras se mueve en dirección a una sociedad tripartidista, entre los partidos Nacional, Libre y Liberal
14.12.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una interrogante razonable que mantiene el pueblo hondureño es: ¿Por qué continúan inscribiendo partidos minoritarios en las elecciones generales si no dan un resultado significativo en el proceso electoral?

La respuesta va encaminada a una condición económica, según varios analistas consultados por EL HERALDO Plus. El porcentaje de marcas que obtienen los minoritarios ha sido históricamente bajo, pero se han beneficiado de una deuda política excesiva en relación a sus resultados en las urnas.

Tras analizar los datos en los últimos cuatro comicios generales (2009, 2013, 2017 y 2021), se puede decir que los partidos pequeños no son favorecidos de forma amplia por los hondureños al no alcanzar ni el 6% de marca entre todos en ninguno de esos procesos.

Los partidos minoritarios surgidos en los últimos años siguen los pasos de otros que, a lo largo de varios procesos electorales, nada más se benefician del financiamiento público.

Actualmente en Honduras hay inscritos 14 institutos políticos, de los cuales 11 surgieron después del golpe de Estado en 2009.

Por años, en el país fueron a elecciones cinco partidos: los tradicionales Partido Nacional (PN) y Partido Liberal (PL), sumados a los minoritarios Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (Pinu-SD), el Demócrata Cristiano (DC) y la Unificación Democrática (UD).

Sin embargo, en 2009, por última vez, se celebraron comicios generales con esos cinco partidos.

Cuatro años después, en 2013, participaron nueve, es decir, hubo cuatro nuevos: Libertad y Refundación (Libre), Partido Anticorrupción (Pac) y Alianza Patriótica. También se había inscrito el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (Faper), pero se fue en alianza con la UD.

Para 2017, se abrió más el abanico de partidos, con 10 participantes. Además, de los anteriores, se sumó el partido Vamos.

No obstante, en 2021 el número aumentó y, por primera vez en la historia democrática del país, 14 partidos políticos participaron en unas elecciones, más dos candidaturas independientes a la presidencia.

Los nuevos institutos políticos eran el Partido Salvador de Honduras (PSH), Todos Somos Honduras (TSH), Liberación Democrática de Honduras (Liderh) y Nueva Ruta.

Las candidaturas independientes corresponden a Honduras Humana, de Milton Benítez, y Movimiento Independiente Dignidad y Esperanza (MIDE), de Santos Orellana.

Del número anterior, 10 podrían considerarse partidos pequeños, algunos estaban conscientes de que no ganarían las elecciones.

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Beneficio económico

De acuerdo a los resultados de los partidos minoritarios en los últimos cuatro periodos electorales analizados por la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, últimamente ha ido disminuyendo las marcas que obtienen entre todos ellos.

En 2009, cuando nada más llevaban tres partidos pequeños, consiguieron al menos el 5.3% de votos.

Sin embargo, ha ido decayendo, pues ni en el proceso electoral celebrado el pasado 28 de noviembre del corriente año, donde iban 10 partidos minoritarios, ni juntándolos alcanzaron el 6% de marcas en las urnas.

En el análisis no se incluye la cuota de votos de los partidos liderados, en distintos momentos, por Salvador Nasralla: Pac (2013) y Salvador de Honduras (2021), debido a que en el primer proceso superó el 10% de los sufragios y en este último estableció una alianza con Libre y el Pinu.

A criterio de Obed García, economista del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), los partidos minoritarios ni entre ellos juntos alcanzan el 10% de marcas y “muchos de estos partidos no corresponden necesariamente a este proceso electoral, es decir, vienen desde el 2009 y no han sacado una gran cantidad de votos representativos”.

“Ya cuatro procesos electorales dan la pauta para decir: bueno la participación de ellos no aporta nada o por otro lado se pueden suscribir a partidos que sí tienen mayoría para así mantener su posicionamiento”, señaló.

Asimismo, el representante del Fosdeh afirmó que los partidos pequeños sirven nada más para beneficiarse de la deuda política y de instrumentos para los partidos mayoritarios en diluir ayuda o competencia.

A su vez, el analista político Julio Navarro consideró que esos partidos nada más tienen el papel de enturbiar el proceso electoral “se han prestado a darles las credenciales a los partidos mayoritarios, principalmente a los que están en el poder a través de un incentivo económico, solo han servido para profundizar los fraudes electorales”.

Según el especialista, los partidos pequeños no sacan ni el 5% de votos porque no son resultado de la posible diversidad ideológica partidaria que hay entre los electores hondureños.

“Esos partidos corresponden a las aspiraciones ególatras de los que fundan, también son fundados por una motivación de carácter económico”, aseguró.

Nueva ley electoral y la deuda política

En la antigua Ley Electoral y de Organizaciones Políticas (LEOP), de 2004, se contemplaba la figura de la deuda política, un dinero que se les da, a manera de contribución del Estado, a las instituciones políticas (partidos políticos) para el financiamiento de sus actividades en los procesos electorales.

Dicha ley decía que todo partido político que participaba en elecciones, independientemente de los votos que sacaba, tenía derecho al 15% de la deuda política que recibía el partido mayoritario.

Eso significaba que a los partidos pequeños se les daba el 15% del nivel electivo presidencial más votado, y eso les permitía tener acceso al buen financiamiento, el cual era el sostén de los entes minoritarios, que de tres en 2009 pasaron a 10 en 2021.

Conforme a un cálculo realizado por el Fosdeh y plasmado en un boletín electoral, a estos institutos políticos de menor calado se les otorgó la cantidad de 9,173,173.82 millones de lempiras por su participación en las elecciones de 2017.

Todo cambió a partir de 2021, cuando el 26 de mayo de ese año se le dio vida a la nueva Ley Electoral de Honduras, publicada en el Diario Oficial La Gaceta, según decreto legislativo No. 35-2021.

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Con la nueva ley a partir de este proceso se pagará por la cantidad de votos válidos que obtenga cada partido y se multiplicarán por el valor estimado de un voto a 59 lempiras, según cálculos del CNE.

Por ejemplo: el caso del partido Unificación Democrática que obtuvo 9,894 votos válidos, estos se multiplicarán por el valor estimado del voto, obteniendo aproximadamente 583,746 lempiras.

Por lo tanto, a los partidos pequeños les correspondía el 4.6% del total de la deuda política con la legislación anterior y con la nueva ley recibirán menos del 1%.

Asimismo, de acuerdo a esa ley, se garantiza la existencia de los partidos políticos sólo si obtienen al menos un diputado en el Congreso Nacional o un alcalde. Además una de las causas para no cancelar la inscripción de un partido político es lograr una sumatoria inferior al 2% de los votos válidos a nivel presidencial, sino debe desaparecer.

Sistema tripartidista

Para los expertos consultados por EL HERALDO Plus, el papel de los partidos minoritarios en el sistema democrático a largo plazo es nulo, ya que no tienen ningún valor significativo.

“Las mismas personas en las encuestas previas y en el voto efectivo se van por el sistema tripartidista en donde el 80% de las marcas se distribuye en tres partidos y a lo mucho en cuatro”, enfatizó Obed García.

También ejemplificó que de los 14 partidos políticos inscritos para este proceso electoral solamente tres pudieron tener una ponderación de votos importantes y de esos sólo dos superaron el millón de marcas.

“Hay 12 partidos que no hicieron nada, de esos hay el gran porcentaje que no acumulan un peso en los votos efectivos-significativos”, detalló.

Avalando lo anterior, Julio Navarro explicó que la participación de 12 partidos políticos no es una expresión de democracia: “El hecho de que no tengan una participación masiva de electores refleja eso, o sea, a veces sostiene más votos el presidente del patronato de la Kennedy que la de un aspirante presidencial a la presidencia de Honduras”.

“Asimismo, Honduras tiene una tradición política fundamentalmente bipartidista, la familia hondureña se ha encargado en educar a sus hijos dentro de las tradiciones familiares: somos liberales o somos nacionalistas”, expresó.

Navarro aseguró que los jóvenes se sumaron a la candidatura de Libre nada más para sacar del poder al Partido Nacional.

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Por otro lado, a criterio del excandidato a la presidencia de Honduras por el Partido Anticorrupción (Pac), Julio López Casaca, la ciudadanía hondureña no votó por él porque el objetivo de ellos era sacar a Juan Orlando Hernández del poder.

“Había amigos que me decían: incluso te podría dar el voto, pero no podemos desperdiciar el voto con vos porque nuestra misión es sacar a la gente que está en el poder por tanta corrupción que hay, entonces para sacarlos era votando por Xiomara Castro”, mencionó Casaca.

Sin embargo, externó sentirse orgulloso al saber que su partido ganó al menos una diputación en el Congreso Nacional, pues “para nosotros es un triunfo, no salimos avergonzados a pesar de ser un partido nuevo, no como los partidos UD y Pinu que son partidos que ya existían y tienden más bien a desaparecer porque no sacaron el cociente necesario para continuar como partido vigente”.

En ello concuerda el también exaspirante presidencial Ramón Coto, representante del Partido Va Movimiento Solidario (Vamos), quien dijo que la gente que lo apoyó con su voto muy sincero y sobre todo convencido de que él era la persona que podía hacer la diferencia en Honduras.

“Sin hacer aquel ofrecimiento como los demás partidos tradicionales, tuve un buen porcentaje, ahorita había un tiempo donde la gente decía: no, los mismos no, sin embargo la gente solo pensó en sacar a JOH del poder, no pensó en votar por una persona diferente para responder los problemas de la nación”, manifestó Coto.

Finalmente, pareciera que la democracia da el espacio para que cualquiera pueda participar en la contienda electoral, pero se tiene que considerar si las personas están realmente dispuestas a elegir ese candidato porque al final ese partido va a recibir un ingreso de la deuda política y sería un gasto innecesario ya que no lo retribuyen.

Con los resultados reflejados en las últimas cuatro elecciones generales, queda revelado que por más que surjan partidos minoritarios el sistema ha demostrado que somos una sociedad políticamente tripartidista.