Tegucigalpa, Honduras.- Pasar un tiempo en soledad puede ser uno de los mayores actos de amor propio. Nos da espacio para sanar, reencontrarnos y redescubrir qué queremos en la vida y en una pareja.
Sin embargo, después de ese proceso algunas personas entienden que relacionarse de nuevo se vuelve más difícil: comienzan a descartar posibles relaciones casi de inmediato, encuentran defectos en los demás con facilidad o sienten que nadie está “a la altura” de lo que buscan.
¿Es esto señal de que los estándares son demasiado altos o de que hemos convertido el descarte en un mecanismo de defensa?
Elevar las expectativas después de una relación complicada es natural y sano: significa que ahora sabemos lo que merecemos y no aceptaremos menos.
El problema surge cuando estos se transforman en un escudo que impide dejarnos conocer por alguien más.
Flexibilidad contra elautosabotaje
El antídoto para esta dinámica es la flexibilidad, entendida como la disposición a aceptar que nadie —ni nosotros— va a cumplir con el 100% de las expectativas.
Las relaciones no son algo que se encuentra en estado perfecto, sino algo que se construye paso a paso.
Si después de un tiempo de soltería se descubre a usted mismo “descartando por deporte”, vuelva a verse, pero con honestidad: ¿Se trata de intuición y amor propio o de miedo a volver a abrir el corazón?
Trabajar en esta respuesta puede ser el primer paso para encontrar un equilibrio: mantener sus estándares como un marco de autocuidado, pero con suficiente apertura para permitir que alguien valioso entre en su vida y le sorprenda.
La flexibilidad no significa bajar la guardia ni conformarse “con lo que salga”, sino reconocer que la verdadera compatibilidad se crea, no se exige.
Señales de que está siendo inflexible
Aquí ejemplos puntuales para que usted se autoevalúe y detecte si está cayendo en el autosabotaje, siendo inflexible o demasiado exigente al conocer a alguien:
Superficialidad. Descarta a la persona en la primera cita por detalles superficiales como su estilo de vestir, el tipo de música que escucha o su forma de reír.
Insuficiencia. Su checklist de requisitos crece con cada persona que conoce. Agrega nuevas “reglas” a su lista de lo que debe tener una pareja ideal.
Inmediatez. No da oportunidad de que la conexión se desarrolle. Si no siente “mariposas” al instante, concluye que no habrá un futuro en común.
Idealización. Compara a todos con un ideal imaginario. Nadie le parece suficiente porque en su mente existe una versión “perfecta” que nunca llega.
Negatividad. Se enfoca más en encontrar fallas que virtudes. Su atención está puesta en lo que está mal en lugar de en lo que podría funcionar.
Desinterés. Evita invertir tiempo o energía en el proceso de conocer a alguien. Espera que todo fluya sin esfuerzo, sin incomodidad y sin comprometer su rutina.
Hábito. Siente alivio al descartar, más que tristeza o duda. No hay espacio para cuestionar si fue intuición o autosabotaje.
Flexibilidad en acción
No limite su curiosidad. Una de las grandes claves es darse cuenta de que abre la puerta a personas que no cumplen toda su checklist, pero que le generan curiosidad y bienestar. Al final también se trata de una inversión inteligente.
Permítase diferir. Otra señal de que se está dando la oportunidad de ser flexible es que acepta diferencias en gustos o hábitos sin que eso sea un motivo inmediato de rechazo. Ojo, no comprometa sus “no negociables”.
Tiempo al tiempo. Y un contrapeso rotundo al autosabotaje es dar tiempo a que la nueva conexión crezca, en lugar de decidir en la primera cita que esa persona “definitivamente no es para usted”.