Tegucigalpa, Honduras.- ¿Ha insistido en mantener un vínculo con alguien que claramente no muestra interés? Esta necesidad de aprobación, que puede parecer natural, a menudo esconde heridas profundas y tiene un alto costo emocional.
La psicóloga Diana Lozano explica que la necesidad de sentirnos aprobados por los demás es inherente al ser humano, pero en la actualidad se ha intensificado con la exposición constante a la mirada ajena.
Según la experta, muchas personas terminan adaptando sus pensamientos y comportamientos para encajar en la vida de otros, con la esperanza de no ser abandonadas.
“Desde pequeños se nos ha enseñado que ser aceptados nos hace valiosos, y eso nos lleva a entregar nuestro ‘yo’ a otros, perdiendo poco a poco el autogobierno”, explica Lozano.
Heridas del pasado
Las experiencias de infancia juegan un papel determinante. Si en algún momento nos sentimos rechazados o poco valorados por figuras importantes, es más probable que en la adultez repitamos ese patrón sin darnos cuenta.
“El temor a no encajar revive esas heridas. Queremos que otros nos amen como no fuimos amados antes, y cuando no lo hacen, sentimos que fallamos otra vez”, advierte la especialista.
Esta percepción distorsionada puede afectar la autoestima, romper los límites del amor propio y generar una intensa dependencia emocional.
Ahora bien, ¿por qué duele tanto que una sola persona nos ignore, aunque tengamos amor y aceptación de otras? La respuesta está en la idealización. Colocamos a esa persona en un pedestal, proyectando en ella nuestras expectativas de amor, compañía y sentido de pertenencia.
Ayúdese a salir de ese ciclo vicioso:
La especialista ofrece varios pasos clave para romper con el ciclo de idealización y recuperar la autonomía emocional:
Apoyarse en una red segura. Hablar con personas de confianza que puedan ofrecer una perspectiva objetiva del caso.
Reconectar con la rutina propia. Volver a los hábitos y actividades que formaban parte de su vida antes de fijar ese vínculo.
Buscar ayuda terapéutica. Un proceso psicológico guiado ayuda a identificar patrones y heridas que se arrastran desde la infancia.
Aceptar el duelo. Reconocer que dejar ir también es una pérdida y que dolerá, pero es parte del camino hacia la sanación.
Consecuencias emocionales de seguir insistiendo
Ciclo de desgaste. Aferrarse a alguien que no muestra interés genera un ciclo desgastante de ansiedad, inseguridad y estados de alerta. La persona afectada puede llega a romantizar lo poco que recibe, incluso si hay desprecio.
Ego afectado. Aceptar el rechazo puede herir profundamente el ego. Cuando se han debilitado los límites personales, es fácil caer en la disociación y confundir la realidad con la percepción que el otro impone.
Autoimagen dañada. Estos patrones conducen a una autoimagen distorsionada, culpa innecesaria y dudas constantes sobre el propio valor. El intento por engranar se vuelve dañino e inconsciente.
El consejo de la experta
“Nadie empieza un vínculo esperando sentirse rechazado. El ego fracturado duele: nos llena de culpa, nos hace dudar de lo que hicimos, y hasta pedir perdón por cosas que no hicimos mal. Pero romper con la idealización es el primer paso para volver a nosotros mismos y recuperar la independencia emocional”.