Tegucigalpa, Honduras.- Generalmente, cuando se habla de relaciones tóxicas el énfasis está puesto en vínculos amorosos y de pareja, por lo que muchos suelen pasar por alto que los lazos de amistad también están sujetos a este concepto.
Identificar amistades tóxicas puede ser un proceso complicado, especialmente porque el sentido de lealtad y pertenencia en una relación de este tipo parece poco sacrificable, aun cuando una o ambas partes experimentan incomodidad o insatisfacción con la dinámica.
Este tipo de relaciones suelen manifestarse a través de comportamientos como la manipulación, la crítica constante, la falta de apoyo emocional y la envidia. Si siente que una persona le drena emocionalmente o le hace sentir mal con usted mismo, las señales de alerta están encendidas.
La psicóloga Diana Lozano explica que primero hay que definir qué es tóxico para cada quien. Es decir, qué acciones se consideran insanas dentro de una amistad, algo que varía desde la percepción y el sentimiento de cada persona, tomando en cuenta sus límites “no negociables”.
“Es importante destacar que todo aquello que sea percibido como una falta de respeto para la persona y sucede en reiteradas ocasiones, derivando en estrés, tristeza e inseguridad hace parte de una amistad tóxica”.
Últimamente, es común que los afectados sostengan vínculos de este tipo por temor a estar solos o porque sienten que no pueden encontrar mejores amistades.
Esta inconformidad es difícil de reconocer, pero es importante prestar atención a lo que queda en cada quien después de interactuar con esa persona catalogada como “dañina” para el bienestar individual.
Bases que debe tener presentes
Ampare su juicio sobre toxicidad considerando lo siguiente:
Manipulación. En algunas amistades tóxicas puede haber un ciclo de comportamiento dañino seguido de disculpas. Esto suele generar culpas y hacer más difícil la ruptura.
Límites. Comunique sus necesidades y observe cómo responde la otra persona. Si no respeta sus límites, esto puede ser una señal de que es hora de dejar ir la relación.
Análisis. Pregúntese si esta amistad satisface sus necesidades emocionales y si le aporta alegría y apoyo. Si la respuesta es no, debe reevaluar.
Patrones de crianza
La especialista explica que usualmente nos aferramos a estas amistades por los apegos ambivalentes que mantenemos desde los estilos de crianza.
“Hemos romantizado que la amistad debe ser un vínculo para toda la vida y de perdón constante, por la idea de que 'quienes están siempre son las amistades'. Nos acostumbramos a ese ciclo de violencia donde creemos que esto solo ocurre en relaciones de pareja, pero no es así”, puntualiza Lozano.