Una calma relativa se vive en San Juan, Intibuca, al occidente de Honduras, luego que los pobladores quemaran dos postas policiales y una patrulla, en protesta por la muerte de un labriego, reveló el alcalde del municipio.
Los pobladores que quemaron dos postas policiales así como una patrulla se encuentran en relativa calma reveló este lunes el alcalde de San Juan, departamento de Intibucá en el occidente de Honduras.
Hugo Francisco Reyes, alcalde a la comunidad dio que los pobladores se tranquilizaron gracias a la intervención de los representantes de la iglesia Evangélica y el cura párroco de la iglesia Católica.
El edil relato que los
vecinos de la comunidad realizaron los violentos actos
por el repudio causado por la muerte de Antonio Benítez, una persona reconocida en el lugar por su amabilidad y don de servicio.
'No soy quien para juzgar a la policía, pero los testigos oculares del hecho dicen que fue la Policía quien asesinó al hombre', agregó.
Mientras que en el informe policial se establece que el grupo de tres agentes se presentaron en el lugar del crimen luego de recibir una denuncia que un hombre estaba haciendo disparos al aire.
Cuando los agentes lo requirieron, el ahora occiso supuestamente les disparó, por lo que uno de los policías repelió el ataque, matándolo en el acto.
Los pobladores se molestaron luego que en un medio de comunicación local, las autoridades policiales de la zona dijeron que Benítez era un extorsionador, lo cual fue desmentido y rechazado por las personas que lo conocieron.
Enardecidos se trasladaron a la posta policial en donde exigían que les entregaran a los tres agentes que supuestamente participaron en la muerte del humilde hombre, pero al no tener respuesta comenzaron a dañar la instalación policial.
Según el alcalde, tres agentes asignados a la posta de San Miguelito se presentaron para brindar apoyo a sus compañeros, pero los vecinos quisieron detenerlo y estos lograron escapar y fue cuando las personas quemaron la patrulla.
Explicó que dos agentes policiales llegaron a la iglesia y le contaron lo sucedido y le pidieron que se movilizara al lugar para que tranquilizara a los pobladores.
Para calmar los animos, se conformó una comisión integrada por las iglesias, policía y la sociedad civil de esa comunidad, logrando hacer que los habitantes regresaran a sus casas.
En relación a la exigencia que hacen los pobladores
que la policía sea expulsada del lugar dijo que, 'en nuestro municipio debe de haber seguridad, no podemos estar desprotegidos porque puede haber un trastorno en la sociedad, es justa y necesaria la presencia de la Policía y el Ejército'.
Por su parte, Juan Carlos Bonilla, director general de la Policía Nacional sostuvo que, 'el policía que se enfrentó con el ciudadano, quien en ese momento andaba armado con una pistola, fue entregado a la Fiscalía para su investigación'.
Añadió que al momento en que el civil resulto herido fueron los mismos agentes quienes lo trasladaron a un centro asistencial en donde lamentablemente murió.
El comisionado general es del criterio que alguna persona incitó a los pobladores para que realizaran los actos vandálicos, ya que les dieron cinco minutos a los agentes para que abandonaran la posta y después con una botella llena de gas procedieron a quemar la instalación y la patrulla.
'Aquí el caso es que hay una reacción de la población ante una acción policial y mantener el orden es una de las responsabilidades de la Policía Nacional, si hubo un desacierto por parte del ente de seguridad existen los procedimientos administrativos para castigar a los responsables', explicó.
Bonilla dijo que el caso está siendo investigado por una comisión de alto nivel, que le ha dado el tratamiento
de manejo de crisis, 'las instrucciones que se dieron fue que se reunieran con todos los sectores, para ser objetivos y dar a conocer qué fue lo que pasó'.
El jerarca policial pidió a los pobladores que entiendan que, no se puede dejar desprotegido el sector y sí se debe de analizar qué es lo que corresponde conforme a derecho.
