Siempre

'El relato es un género puro, directo y sin artilugios”

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05.08.2017

Tras explorar por años el mundo de la literatura desde un ámbito inédito, el escritor Guiseppe Vijil publicó con éxito su primer libro “Ángel y otros relatos”, con el que a través de siete historias en las que conjuga diversos géneros literarios, ofrece una experiencia de lectura refrescante y amena, ya que como él mismo dice: “Sus relatos son expresiones directas, sin artilugios”.

Y mientras su antología se agota en los anaqueles de las librerías de la capital, el odontólogo de profesión asegura con humildad que aún no se considera un escritor, sino un ratero de historias cuyo mayor entretenimiento es escribir, por lo que un par de relatos de su libro fueron basados en anécdotas que escuchó en conversaciones.

Su nombre ya es reconocido entre los escritores no solo por su primera publicación formal, sino por haber sido galardonado con el primer lugar en el V Concurso de Cuentos Cortos Inéditos Rafael Heliodoro Valle, de EL HERALDO (2013), con “Buena educación”; el IV Certamen Nacional de Narrativa Breve Julio César Anariba, de Dowal School (2017), en el que obtuvo el tercer lugar con “El concilio”, y los Juegos Florales de Santa Rosa de Copán, donde se alzó con el primer lugar, con el relato “Ángel”.

Con su característica modestia, el novel literato analiza sus inicios en las letras y sus aspiraciones de publicar cada año una nueva propuesta…

¿Cuándo inicia su relación con la literatura?

Desde que leí el Nacho en primer grado (risas). Una de las mayores diversiones de mi niñez era leerles a mis padres. Desde tercero a cuarto grado comencé a escribir poemas dedicados a la Navidad y me mantuve haciendo poesía como inician todos en el mundo de las letras, con tentativas de versos seguramente de muy pobre calidad. Ahora, comienzo con lo que sería la prosa durante la secundaria, ya estando en bachillerato, cuando intento escribir cuentos y los iba coleccionando hasta que en una ocasión decido participar en un concurso y tengo una pequeña mención y entonces me animo a empezar a pulir aquellos cuentos, a buscar opiniones de expertos y de algunos amigos que trabajan en la universidad. En el área de literatura pido que me revisen y así, poco a poco, con el objetivo de participar en un concurso comienzo a delinear un estilo, a tratar de crear mi forma de escribir.

Para usted, ¿escribir es un escape o una forma de vida?

No es ni un escape ni una forma de vida, porque no vivo de ello y no me ayuda a escaparme de nada, simplemente me divierto escribiendo, a fuerza de leer tantas historias empiezan a germinar las propias. Todo buen escritor tiene que ser ante todo un gran lector, entonces cuando yo escribo me produce una gran diversión, y así como a todo aquel que le gustan las plantas tiene un jardín, yo simplemente quiero crear historias.

¿Cuáles son sus influencias literarias?

Por el género particular que yo practico, que es el cuento, salvando las diferencias inmensas que hay, tendría que señalar a Jorge Luis Borges, que es un escritor que se rehusó a escribir novelas, él siempre se mantuvo en el ámbito del cuento.

Por cierto le preguntaban por qué no escribía novelas, porque tiende a verse al cuento como un arte menor dentro de la literatura, incluso dicen: “escribe cuentos, qué ternura”. Pero allí está Borges, que es un peso pesado de la literatura universal. Él decía que no escribía una novela porque a la larga los novelistas acaban describiendo una lámpara y él no escribía para eso, sino simplemente para contar una historia, ir al grano.

Básicamente esto me ocurre a mí, no sé si por una decisión personal muy encallada. Yo he escrito un par de novelas, pero soy tan pesimista con respecto a ellas que ni siquiera las he mostrado a un revisor porque lo que me gusta es escribir cuentos.

Entre sus oficios como odontólogo y docente, ¿cómo deja espacio para tener la disciplina de escribir?

Yo no sé si considerarme escritor, pero, si es así, soy el más indisciplinado del planeta. Yo desarrollo la historia en mi cabeza y una vez que se me ha venido el chispazo comienzo a definir cómo lo voy a hacer: sí será en tercera persona, en primera, los personajes y, al final, cuando tengo eso armado, me siento y lo escribo.

Como soy docente de la Universidad Católica, trabajo como cirujano externo en cuatro clínicas y tengo mi propio consultorio, entonces realmente se me hace complicado, y a todo esto le sumo que me he impuesto la disciplina de ir al gimnasio dos horas por día; no tengo tiempo.

¿Y traslada esa pasión a sus estudiantes?

Sí, incluso en las evaluaciones los estudiantes dicen “es muy dedicado, gracias a él conocí a Charles Bukowski” y entonces digo “algo estoy haciendo”. Y me ha sucedido que al terminar temprano una clase pongo en el pizarrón una frase de algún escritor y entonces los alumnos me preguntan sobre el autor y les hablo de las biografías y terminan comprando los libros.

Entonces, ¿las historias llegan a usted?

Hay algunas que me encuentran, como lo mencionaba durante la presentación del libro, yo soy un poco ratero de historias y si escucho una que me dice algo, honestamente admito que la robo. Por ejemplo, en mi libro hay un par de historias que son anécdotas que me contaron, que no son literales, pero sí hay algo que me hizo “clic” y entonces le agrego un entorno y personajes. Puede venir de adentro o de afuera sin problema.

¿Cómo define sus relatos?

Yo tengo una pequeña combinación entre relatos fantásticos, de misterio, incluso tengo algo policíaco, una de las novelas es de carácter de ficción, la otra es realista, por lo que no podría encasillarme en un solo género, porque hay una variedad de ellos en el libro que, al ser una antología, siempre trata de llevar una cohesión, pero cada uno de los cuentos tiene una vertiente diferente.

Al publicar su primer libro “Ángel y otros relatos”, ¿percibe alguna diferencia entre la escritura inédita y la formal?

Claro, da un poco de miedo porque cuando a uno no lo conoce nadie y no ha publicado nada, yo escribo y no me conocen, si al final lo que escribo es pésimo soy yo el que lee y ve el resultado. Pero cuando uno finalmente publica se siente un poco escrutado, desde la persona entendida en la materia que puede felicitarlo o simplemente decirle a uno esto no funciona, hasta el lector común que puede o no gustarle y que se reflejará en que aquel libro se venda o no.

Y hasta el momento, ¿qué críticas ha recibido sobre su obra?

Pues no sé si es porque soy un neófito en el asunto, pero por el momento van más pros que contras tanto de personas entendidas en la materia como de los lectores. De hecho el libro se está moviendo muy bien en las librerías, cosa que al parecer a los propietarios les sorprende. Yo no tenía ninguna experiencia en lidiar con las librerías pero, pese a que les agradezco mucho el apoyo, sí cuesta. No es muy fácil venderles, y es que el libro hondureño es visto de menos, de hecho me salieron con una frase en una librería de la capital, primero me escriben para decirme que el libro se había agotado. Cuando llego les digo: me alegra que el libro se haya vendido y me dicen: “para ser hondureño se vende” y, entonces me digo “¿qué significa esto de para ser hondureño?”. Hay una diferencia total cuando usted mira cómo promocionan los libros internacionales y no los hondureños, nunca los ponen en las vitrinas. El lector si es hondureño y a veces no lee a los autores nacionales es porque no sabe que están allí. Calidad hay, pero si no hay apoyo entre nosotros mismos…

En medio de estos inconvenientes, ¿recomienda a los escritores noveles publicar?

Todo el que escribe quiere ser leído, y aunque hay un millón de problemas para publicar y establecer redes de distribución, la verdad es que llegar a otras personas que ni siquiera conocemos y que se sientan identificadas con nuestras ideas simplemente es una experiencia maravillosa.

¿Son los relatos un medio para escribir sin tantas complicaciones o una forma de expresión más compleja?

De hecho, la palabra que podríamos decir es “más puro”, porque usted quiere transmitir un mensaje y tiene que hacerlo de una forma directa, sin artilugios, por eso yo digo es más pura es mejor definida. Cuando uno trata de expresar una idea con una novela, de repente usted puede explicarse mejor, extenderse y dejar ver ese proyecto de ideas mucho mejor, mientras el cuento lo limita en ese aspecto, pero nos permite comenzar y terminar en una sola lectura, por lo tanto el mensaje es lineal, llega sin reparos y tapujos. Si usted quiere comenzar una idea o quiere transmitir una emoción, me parece que el cuento es una sola dosis que llega directamente.

¿Tienen un mensaje específico sus relatos o es de los que dejan finales sugeridos para que el público cierre la historia, según su criterio?

De hecho, invadiendo el séptimo arte, detesto las películas con finales abiertos e igual en la literatura, eso de los finales abiertos a mí me saca de mis casillas. Entonces me gustan los finales inesperados. Yo no trato de transmitir ningún mensaje ni político ni económico ni nada. Yo quiero llegar al lector, que se divierta con mis relatos, se sorprenda y, si ya él quiere obtener conclusiones, pues bienvenidos.

¿Qué otros géneros de la literatura desea explorar?

Me gustaría volverme a acercar mí primer amor: la poesía. Aunque creo que me tocará ir a extensiones mayores, es decir, elaborar un poco más las novelas. Aunque lo mío será siempre el cuento.

¿Qué pasos le falta dar en esta aventura literaria?

Así como hablábamos, la disciplina de sentarme a escribir. Necesitaría programarme, sentarme todos los días y escribir una cierta cantidad de páginas, que son consejos que dan ciertos escritores. Hay que desafiar la hoja en blanco… Yo no tengo eso, me gusta tener la idea en la cabeza y sentarme a escribirla de un solo, pero tendré que corregirme a mí mismo y escribir continuamente.

A futuro, ¿cómo visualiza su carrera de escritor?

Quizá llegue a publicar un par de obras más y el asuntos se difumine, nunca he pensado como escritor cómo voy a estar en algunos años. Me gustaría pensar que escribiendo al menos un libro al año durante toda la vida y seguir teniendo oportunidades