Honduras

En Honduras hay alrededor de 400 niños con autismo

“Él es mi vida, yo me di cuenta que él era autista cuando aleteaba porque estaba alegre y cuando le molestaba el sonido de una licuadora porque a ellos les lastima”, comentó López mientras Gabriel comía un pedazo de dona
30.09.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Seres extraordinarios y únicos, así es como padres de familias y médicos definen en una frase a los pequeños niños que padecen autismo.

En conmemoración al Día Nacional del Autismo en Honduras, EL HERALDO investigó a través de la Asociación Hondureña de Apoyo al Autista (Apoautis) cómo ha avanzado la discapacidad en los últimos años en el país.

El director académico de la Apoautis, Adolfo García, indicó que alrededor de 388 casos de autismo reciben terapias en la asociación.

“Nosotros suponemos que hay más niños que tienen esta discapacidad, más de 400, la mayoría de los casos se dan en varones que en mujeres”, explicó García. Agregó que hoy en día ha avanzado la ciencia porque ya se puede detectar de una manera más fácil la discapacidad. Gabriel López, un niño de entre 4 a 7 años de edad, es un ser “único” para su mamá Jessica López, una mujer que tuvo una plática con una periodista de EL HERALDO donde solo se dedicó a hablar las maravillas con las que cuenta el pequeño Gabriel.

“Él es mi vida, yo me di cuenta que él era autista cuando aleteaba porque estaba alegre y cuando le molestaba el sonido de una licuadora porque a ellos les lastima”, comentó López mientras Gabriel comía un pedazo de dona esperando entrar a su terapia correspondida.

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Intervención

Desde la primera infancia y durante toda la vida, una amplia gama de intervenciones pueden optimizar el desarrollo, la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas con autismo. El acceso oportuno a consultas psicosociales tempranas es clave para aprender a comunicarse de forma eficaz e interactuar socialmente.

Tampoco hay que obviar que las personas con autismo tienen los mismos problemas de salud que el resto de la población, pero pueden tener además otras necesidades asistenciales especiales relacionadas con el TEA. Suelen ser más vulnerables a padecer enfermedades no transmisibles crónicas debido a factores de riesgo como inactividad física o malas preferencias dietéticas, y corren más riesgo de sufrir violencia, lesiones y abusos.

Todas las personas, incluidas las que padecen algún TEA, tienen derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.

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