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Pespire, un valioso patrimonio colonial

Adéntrese a conocer las maravillas de Pespire, la tierra del mango, el quesillo y el pozol. La calle principal conserva el puente La Paz, una obra construida en el período del general Tiburcio Carías. Este proyecto fue edificado por reos.

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12.01.2013

La tierra donde se cultivan los mangos más sabrosos de la región, el lugar donde se produce el mejor quesillo de exportación y uno de los mayores patrimonios culturales que existen en la zona sur está de fiesta. Y es que desde todos los ángulos que se conozca a Pespire, sin duda que esta ciudad representa un verdadero tesoro histórico del país, por lo que centenares de pobladores y visitantes se han dado cita en este hermoso lugar para ser partícipes de las actividades programadas en el marco de la celebración en honor a su santo patrón: San Francisco de Asís. En sus entrañas se esconde un valioso legado colonial que enaltece la cultura de Honduras a través de la conservación de edificios y monumentos de aquella época.

Sobre su fundación

En 1794 fue elevado a la categoría de municipio y a ciudad en 1929. Hoy por hoy, Pespire es una de las ciudades más importantes de la zona sur del país. La historia de este lugar registra que su peculiar nombre significa “Río de las piritas pequeñas” que se compone de “Petztli”, al igual que la palabra “Li” que significa agua o río, siendo uno de los dialectos de Honduras. Se cree que piritas era un mineral de color amarillo y brillante, pero que quería decir piedra; sin embargo, muchos de sus habitantes aseguran que fue bautizado con este nombre por el canto de unos pajarillos que solían emitir el sonido “pes, pes, pes” “pire”... y desde entonces Azacualpa es conocido con el nombre de Pespire.

Calles angostas y empedradas, una iglesia con una cúpula única construida en el siglo XIX, una ermita que data desde el siglo XX y donde descansan los restos de importantes personalidades de la época colonial, casas antiguas y frondosos árboles de mango son parte del entorno colonial y ecológico que embellece este pintoresco destino, que desde ya se prepara para recibir a gran cantidad de turistas nacionales y extranjeros para participar de su feria patronal.

Y así como en sus orígenes, “el río de las piritas” aún conserva un panorama atrayente cubierto de árboles frutales y silvestres, de maderas preciosas y abundante fauna que lo hacen aun más llamativo, ya que el centro de esta ciudad está bordeado de flamantes árboles de mango, la fruta más emblemática que se cultiva en el lugar, y cuenta con acogedores espacios recreativos para propiciar las acostumbradas tardeadas en el parque.

Patrimonio religioso

El casco histórico de este municipio se ha convertido en una de sus mayores atracciones tanto para su pobladores como para los habitantes de comunidades aledañas, quienes durante sus recorridos no pueden pasar por alto la visita a su templo católico, una verdadera reliquia que fue construida en el siglo XIX, cuando el padre Pazuelo asumió el curato de Pespire en 1897. El sacro recinto colinda con espacios y monumentos icónicos de la ciudad como el parque, el palacio municipal y la pulpería Lucy, donde se puede degustar la mejor taza de pozol de maíz y el tradicional dulce rallado, entre sus golosinas más famosas.

Durante el año, los pespirenses celebran dos ferias: la primera es en enero, en honor a San Francisco de Asís, mientras que en el mes de abril se festeja a San José.

Cacautare y otras aldeas que forman parte de este municipio cuentan con el mejor equipo de artesanos de la leche, quienes a diario se dedican a elaborar el quesillo más especial que se comercializa en la zona y que a su vez se exporta a las principales ciudades del sur del país y Tegucigalpa.

Degustar un refrescante vaso de pozol, un dulce e irresistible mango pespire, saborear una rica porción de quesillo o simplemente tomarse una fotografía junto a su templo católico, hacen de este lugar una verdadera apuesta del turismo nacional.

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