Elizabeth Danelia García Hernández, de 10 años, volteó su rosto hacia su bisabuela, quien tiernamente la despedía desde la puerta de su casa.
La pequeña respondió a la despedida de su 'nana', como cariñosamente le decía, enviándole un beso y diciéndole adiós con su mano derecha, un gesto que nunca había tenido antes, según doña Reina Ardón.
Los padres de la niña residen desde hace ochos años en España, por lo que desde la edad de dos años Elizabeth estaba al cargo de su bisabuela.
García se dirigía a la escuela Manuel de Adalid y Gamero, con sede en el centro de la ciudad, donde cursaba el quinto grado.
La jornada educativa transcurrió con normalidad, pero el rastro de la muerte ya rondaba las cercanías del centro escolar.
La niña salió de la escuela a eso de las cinco de la tarde, se dirigió por las aceras de la zona con rumbo a su vivienda ubicada en el barrio Abajo y luego dobló en una esquina hacia la izquierda.
Cuando la pequeña había transitado unos 300 metros a su salida de la escuela, un vehículo marca Toyota Tacoma con placas PCC-8557, a gran velocidad, invadió la zona peatonal y arrolló a Elizabeth.
El carro era conducido por José Arnoldo Castellanos Reyes, de 21 años, originario y residente en el municipio de San Matías, donde posteriormente se le dio captura.
Debido al fuerte golpe, la niña quedó inconsciente en un costado de la calle, por lo que un grupo de ciudadanos procedió a brindarle los primeros auxilios.
Los ciudadanos que se encontraban en las cercanías del lugar, al observar lo que había sucedido, trataron de detener al conductor, quien de manera brusca aceleró el vehículo y golpeó nuevamente el cuerpo de la pequeña.
La indignación de la ciudadanía fue tal que una persona tuvo el valor de subirse en la paila del carro y tratar de detener al conductor, pero debido a la velocidad en que se conducía el poblador decidió tirarse del vehículo por temor a que tuviera un accidente.
Segundos después de lo ocurrido, los cuerpos de socorro llegaron al lugar y procedieron a trasladar a la pequeña al hospital Gabriela Alvarado, donde se le brindó atención, pero debido al fuerte golpe que recibió perdió la vida.
La ciudadanía que auxilió a la pequeña durante el accidente procedió a realizar la denuncia ante las autoridades correspondientes, quienes de inmediato movilizaron sus unidades para capturar al responsable.
José Anariba, jefe de la Dirección Nacional de Tránsito, explicó que los ciudadanos brindaron toda la colaboración necesaria para dar con el paradero del irresponsable conductor.
“El binomio entre la policía y la población funcionó de la mejor manera y en menos de 20 minutos habíamos detenido a la persona que produjo el accidente” afirmó el entrevistado.
José Arnoldo Castellanos Reyes, quien conducía el vehículo, fue requerido en la comunidad de El Espinito, jurisdicción del municipio de San Matías.
Cuando inspeccionaron el carro en el que se trasladaba Castellanos, los agentes de tránsito encontraron al menos 40 puntos de supuesta cocaína, la cual se supone que era comercializaba por el joven.
“El alcoholímetro estableció que el muchacho se transportaba en completo estado de ebriedad, puesto que lo permitido por la ley es 0.007 y el detenido presentaba 0.101 por ciento” explicó el jefe policial.
El detenido fue puesto a la orden del Ministerio Público, por los delitos de asesinato en primer grado, traslado y venta de estupefacientes así como
conducción en estado de ebriedad.
Según versiones extraoficiales, el joven detenido es hijo de un exaspirante político a la alcaldía de San Matías, pero este extremo está por confirmarse.
Luto y dolor
El llanto desgarrador de su bisabuela no se compara con el sufrimiento que están padeciendo sus padres en España, quienes no comprenden como un joven puede acabar con la vida de una niña de esa manera.
“Los padres de mi niña están destrozados, su papá la llamaba tres veces al día para saber cómo estaba y ella les decía que por la gracia de Dios estaba muy bien” recuerda entre lágrimas la bisabuela.
Debido a lo inesperado del hecho, los padres de Elizabeth no pudieron estar en su velatorio ni tampoco podrán despedirse de ella por última vez.