Tegucigalpa

Peregrinos reciben alojamiento en los hogares capitalinos

Los barrios y colonias se convierten, del 16 al 24 de diciembre, en el pueblo de Belén, para celebrar el tradicional recorrido que hicieron José y María antes del Nacimiento de Jesús.

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21.12.2012

En las vísperas de la Navidad, la capital de Honduras se transforma en el pueblo de Belén, el sitio donde hace más de 2,000 años nació el Hijo de Dios, tal y como lo anunciaran los profetas...

Del 16 al 24 de diciembre, por las calles de los barrios y colonias se ve caminar a la santa pareja de Nazaret.

María, en su último mes de embarazo, está cansada del largo viaje que hizo junto a José para ir a empadronarse; ahí le llegó el tiempo del alumbramiento y juntos buscan un lugar para que nazca la esperanza.

Es el tiempo de las posadas, los personajes de José y María, representados por niños y jóvenes capitalinos, inician su recorrido por las casas vecinas en busca de alojamiento.

El hogar donde se recibe a los peregrinos, se vuelve el humilde pesebre donde el Redentor de la humanidad vendrá al mundo.

Tradición y evangelización

Las posadas vienen a ser un tiempo de celebración de nueve días, en alusión al embarazo de la madre de Jesús.

Desde hace más de medio siglo, este peregrinaje se ha vuelto una tradición entre los capitalinos, quienes con júbilo se preparan para participar en ellas.

Algunos de los barrios y colonias donde esta celebración religiosa popular tiene arraigo son: el Hato de Enmedio, Sagastume, Kennedy, Nueva Suyapa, La Fraternidad, La Esperanza, Brisas del Valle, La Leona, Buenos Aires, El Reparto y La Cabaña, entre otras.

En todos estos sectores se celebran bajo un denominador común que va más allá de ser solo una costumbre en vísperas de la Navidad, el de evangelizar.

La esencia de las posadas es compartir la palabra de Dios en la casa de la familia que acoge a los peregrinos y transmitir el verdadero sentido de la Navidad: que Jesús fue enviado para redimir a la humanidad.

Durante el recorrido se entonan villancicos propios de la temporada, como “Los peces en el río”, “El burrito sabanero”, “Campana sobre campana” y muchos más.

Al llegar al lugar indicado, no falta el canto popular y tradicional que en uno de sus versos dice: “En el nombre del cielo, yo os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada”.

La respuesta esperada es: “Entren santos peregrinos, acojan este rincón, que aunque es pobre la morada, se las doy de corazón”.

Fortalecer la fe

Las comunidades Santísima Trinidad, de Brisas del Valle; Nuestra Señora de La Esperanza, de la colonia La Esperanza; San Judas Tadeo, en la Izaguirre; y la de Santa Cruz, en La Fraternidad; celebraron las posadas.

Estas son algunas de las comunidades que pertenecen a la parroquia Medalla Milagrosa.

En el sector de La Esperanza, Ernesto Domínguez y Sara Colindres representaron a José y a María, y fueron recibidos en la casa de doña Suyapa Garay.

“A través de las posadas se busca evangelizar a las familias que no van seguido a la iglesia, a través de este acto de fe vuelven al encuentro con Dios”, declaró Belkis Aguilar, miembro de la comunidad de Nuestra Señora de La Esperanza.

Para don Pedro Mejía, un devoto feligrés, las posadas son un testimonio de fe, una fiesta para los católicos que debe conservarse con el propósito de acercarse a Dios.

En estas celebraciones también participan niños y jóvenes a quienes les motiva no solo cantar, sino compartir las enseñanzas que se despliega en varios temas.

En el hogar de la familia Urbina Gómez, en la colonia Brisas del Valle, las posadas se convirtieron en una fiesta espiritual donde se compartió el tema “La Navidad es esperanza”.

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