Tegucigalpa, Honduras.- Honduras ha recibido en los últimos meses más peticiones de personas solicitando refugio que en toda la última década, reveló el informe del Observatorio de Migraciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Migración (INM) indican que un total de 624 migrantes extranjeros fueron solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado en Honduras entre 2024 y 2025.
Del total de migrantes que cruzan por Honduras, el 47% corresponden a solicitudes individuales y el 53% a grupos familiares; además el 57% de los solicitantes son hombres.
El 41% de los solicitantes son menores de 18 años; mientras que el 53% son adultos de 22 a 60 años de edad.
A pesar del incremento, el proceso de resolución avanza con lentitud, pues solo el 23% de los casos fueron resueltos hasta septiembre.
Los expertos advierten que este rezago responde a la falta de personal especializado para atender la creciente demanda.
Otro dato que preocupa a los expertos es que el 65% de las solicitudes caducaron o fueron desistidas, es decir, el solicitante abandonó el proceso o decidió no continuar con el mismo para continuar su ruta migratoria o para retornar a su lugar de origen.
El boletín de la UNAH indica que aún no se registran solicitudes bajo el Acuerdo 13-DGAJTC-2025, que Honduras firmó en junio pasado entre el Gobierno de Estados Unidos para cooperar en la recepción de personas solicitantes de refugio o asilo.
En el acuerdo Honduras se compromete a recibir personas que soliciten refugio.
César Castillo, director del observatorio, explicó que el convenio no establece que Honduras recibirá migrantes como tal, sino "personas que Estados Unidos quizá le denegó el refugio, y que podrían tener una opción de solicitar un refugio en nuestro país, o ya sea cualquier país de los cuales Estados Unidos tenga un acuerdo firmado".
Los expertos opinan que Honduras debe fortalecer su capacidad institucional, considerando que la movilidad humana sigue en aumento y el país se consolida como punto de tránsito y destino para personas que huyen de la violencia, la persecución y las crisis en sus países de origen.