TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Su primer contacto con el arte lo tuvo a los doce años, en su etapa formativa. Se quedó prendado de la representación gráfica. Desde aquel primer instante siempre sintió inquietud por el equilibrio entre la expresión y la comunicación, que incluso llegó a acentuar su padre siendo restaurador de pintura.
Ahora, diecinueve años después, Christian Fúnez busca hacerse un hueco con obras que pasan del naturalismo para sustentarse en el lenguaje plástico de la abstracción y el cubismo.
Influenciado por pintores contemporáneos, se caracteriza –en sus propias palabras- por su estilo personalísimo, propio de una afición desarrollada en su tiempo libre, que ha dotado a su obra de una expresión peculiar y experimental en cuanto al uso de formas geométricas, abstractas y figurativas.
“Pese a haber encontrado mi pasión en el arte desde temprana edad, me dediqué a trabajar en área social donde terminé retomando mi inclinación al realizar consultorías y fotografía documental para diversas ONG desde el año 2018”, señala Fúnez, psicólogo de profesión.
El gran protagonista de sus cuadros es el ser humano en su complejidad. Y para ello despliega una de sus principales señas de identidad: una paleta de colores plagada de rojos, azules, verdes, amarillos para desembocar incluso en dorado y plata.
“Me complace ver la reacción de la gente al observar el resultado final de cada obra, porque de cierta forma cada obra es una proyección de las emociones y pensamientos inconscientes plasmados en un lienzo en blanco”.
En su última serie titulada “Personalidades”, por ejemplo, da un trato psicológico para diseccionar las emociones en lienzo.
El artista capitalino atesora diversas exposiciones colectivas, que le han servido para ir ubicando su nombre, a la espera de que se normalice el panorama para exhibir su primera colección en solitario que se moverá entre la abstracción y el figurativismo