Tegucigalpa, Honduras.- El humo todavía se sentía en el ambiente. Las calles, cubiertas de cenizas, eran el recordatorio de lo ocurrido unas horas antes; en medio de esa escena desoladora, el hijo de la propietaria del merendero Buen Gusto caminó entre los restos hasta uno de los locales y recuperó lo único que el incendio no consumió: su cartel.
El joven extendió el letrero hacia su madre, Zobeida Turcios, fundadora de los dos restaurantes afectados. Ella, con una sonrisa cargada de nostalgia, observó las letras que días atrás anunciaban a los comensales el sabor de su cocina.
“El Buen Gusto número uno lo emprendimos hace 38 años. Luego, hace cuatro años, pusimos el segundo. Da pesar, son cosas materiales, es cierto, pero también es toda una vida que uno ha trabajado para salir adelante y estábamos involucrados muchos familiares”, lamentó.
El primer merendero El Buen Gusto fue muy bien recibido desde su apertura. Treinta y cuatro años después, la familia inauguró el segundo local. Sin embargo, toda la trayectoria quedó calcinada el pasado martes, cuando un incendio consumió ambos locales.
Irónicamente, el incendio que dejó los mesones reducidos a escombros y cenizas, comenzó en uno de sus restaurantes, específicamente en el Buen Gusto 2, del que se hacía cargo su hijo.
“El fuego comenzó en el Buen Gusto 2. Una de las empleadas empezó a manipular un cilindro y se empezó a salir el gas. Puede ser que la manguera se haya picado, no sabemos concretamente; pero claro, como había estufas ya prendidas entonces el chimbo explotó y luego el otro. Ya no pudieron controlar el fuego”, explicó Turcios.
Ambos establecimientos quedaron reducidos a escombros. La pérdida no fue solo económica: también fue emocional. Casi cuatro décadas de esfuerzo familiar se esfumaron en minutos.
María Sánchez, una de las asiduas comensales, recordó: “Yo los conocía porque mi esposo les daba mantenimientos a esos locales. Buena comida vendían ahí, sabrosa la sopa... ojalá se recuperen rápido”, pidió.
“Se nos acabó la sopa”, exclamó luego con nostalgia, mientras se alejaba del lugar del incendio.
Zobeida Turcios reafirmó que la sopa era uno de sus platillos más reconocidos. “Teníamos una muy buena clientela, a través de tantos años nos habíamos dado a conocer y teníamos buena fama con las sopas, eran nuestro fuerte”.
Para Turcios, una de las mayores pérdidas fue la de sus empleados. “Un montón de trabajadores a nuestro cargo quedaron desempleados, como más de 20; las muchachas tenían muchos años de estar con nosotros, yo ya las tomaba como familia”.
El desastre arropó sus dos negocios y otros seis más. Lamentablemente, en ninguno se logró recuperar algo, todos quedaron en total ruinas.
Jorge Aldana, titular de la municipalidad del Distrito Central, les aseguró a los afectados que les ayudaría a recuperarse de este fuerte golpe, no obstante, algunos dicen que primero tienen “que ver, para creer”.
Las autoridades se encuentran realizando la limpieza de las estructuras y se gestionan las autorizaciones para restaurar las fachadas del lugar y, posteriormente, el edificio de forma integral.
