El “negocio” de las tapaderas de alcantarillas es bastante productivo en El Carrizal.
En un poco más de un kilómetro de calle, hacen falta 17 tapaderas, lo que ocasiona serios problemas viales en la zona.
Según denunciaron los afectados, todas las tapaderas de metal han sido robadas por personas inescrupulosas, quienes las venden en establecimientos de compra-venta de chatarra y aluminio.
Desde el Instituto Técnico Luis Bográn hasta la cancha de futbolito rápido que funciona como estación de buses en esa zona, se contabilizan once cloacas abiertas.
Al estar en ambos carriles, los conductores deben realizar maniobras para evitar dañar las tijeras o amortiguadores de sus vehículos, a expensas de ocasionar un accidente vial.
En el carril contrario, se encuentran seis agujeros más que completan los 17 contabilizados por Barrios&Colonias.
Los habitantes se sienten preocupados por el peligro que corren al transitar por la vía, pues la posibilidad de caer en un agujero es elevada.
La angustia es mayor en los padres de familia, pues a unos metros se ubica la escuela República de Alemania, y temen por la seguridad de los niños que pasan a diario por todo ese trayecto.
“Las autoridades deben ser más responsables y no permitir el robo de las tapaderas, al final nosotros pagamos los platos rotos”, señaló Reina Rodríguez, vecina de la zona.
Hace ya más de un año que se viene presentado sin ningún control el robo de tapaderas.
Además del riesgo que generan los agujeros, los vecinos tienen que soportar el hedor que mana de estas cloacas destapadas.
Antes de cruzar la calle, decenas de habitantes no solo tienen que fijarse en los vehículos que pasan de un lado y de otro sino también en los peligrosos hoyos que están en el suelo.
Una rápida y eficaz solución a este problema exigen los afectados, tanto al SANAA como al Fondo Vial que mantiene la obra paralizada.
