El presidente Porfirio Lobo lamentó el asesinato del comisario de la Policía Nacional de Honduras, Henry Amador Roque, jefe del distrito policial 1-5 del sector de Comayagüela.
Lobo aseguró que ordenó un proceso de investigación para establecer los móviles del crimen al tiempo que rechazó que exista un cisma al interior de la Policía Nacional.
El gobernante reveló que se ha descubierto en la institución un profundo nivel de corrupción con el que se quiere terminar mediante un proceso de reestructuración y depuración policial.
La podredumbre policial fue puesta al descubierto en sendos trabajos de investigación realizados por EL HERALDO. En estos trabajos se dejó al desnudo la existencia de carteles policiales en La Granja y Belén.
Los miembros de estos carteles se dedicaban al robo de armas, sicariato, narcotráfico, secuestros, extorsiones, asaltos a viviendas y robo de vehículos.
“En la Policía no hay ningún cisma, sino que se descubrió un profundo nivel de corrupción en la institución policial, donde hace dos años y medio no se investigaba nada y lo que había era una enorme desconfianza de la población hacia ellos”.
El titular del Ejecutivo aseguró que para “poder enfrentar ese alto nivel de corrupción en la Policía que se descubrió y poder honrar a los buenos policías, que son mucho más que los que estaban haciendo actos reñidos se aprobaron dos decretos,” en alusión a la creación de la DIECP y el instrumento para iniciar la depuración policial.
Lobo explicó que un policía es una persona que porta armas y que si su conducta no se apega a la ley, es una amenaza para la ciudadanía.
Reiteró que la depuración continúa y nadie la detiene porque es un mandato del pueblo.
