Gracias, Honduras.- Las luces y sombras de la vida en la poesía de Tulio Galeas, la rebeldía de la poesía en las letras de Juan Carlos Mestre y el retrato de la dulce Patria de Janet Gold, fueron el culmen en el acto inaugural del IX Festival Internacional de Poesía de Los Confines.
Esta edición del encuentro literario más grande de Honduras rindió homenaje al poeta hondureño Tulio Galeas, a la escritora e investigadora estadounidense Janet Gold, y al poeta, músico y artista español Juan Carlos Mestre. La poesía fue protagonista.
El fundador y director del Festival de Los Confines, Salvador Madrid, trajo a la memoria el origen del festival, que "creció y nació en un momento crítico de la historia de este país, y obedece a ese mandato, a un mandato de la conciencia, a un mandato de la historia, a una poderosa visión de siempre tener presente esa virtud, ese llamado, esa idea que la poesía no solo representa un ejercicio estético, sino que es voz, es posibilidad y es, sobre todo, testimonio de la necesidad de los seres humanos".
El profesor Benito Martínez, en representación de la UPNFM, reconoció el valor del Festival de Los Confines como un espacio que "aporta al desarrollo, al hábito y placer por la lectura en un país en el que leer no debe ser un lujo ni una obligación, sino un derecho".
Los homenajes
"Desde el silencio vine. Yo traía,/ un sol, un cielo joven,/ un extraño sabor de bosque que crecía,/ de tierra que germina,/ un sonido de mar embotellado,/ de energía aplastada como un tigre entre redes,/ de lluvia que se acerca paso a paso en la noche/ hasta no ser sino un soplo aburrido./ Solo quería ver lo que llamaban/ territorio y poesía, vida plena". ("Las razones", Tulio Galeas)
Entre palabras de reconocimiento y agradecimiento, el poeta Tulio Galeas leyó el poema que dio nombre a su primer libro "Las razones". Han pasado más de 50 años y su poesía sigue tan fresca como cuando la escribió descubriendo un mundo que no era tan luminoso.
"Quiero agradecer al Festival, a Salvador, Armando, Néstor, y a todo el comité organizador que más que un festival de poesía y una canción de vida y de esperanza, es un puente hacia la eternidad", dijo el poeta, antes de dar paso a sus lecturas.
Janet Gold recordó en sus palabras de agradecimiento que llegó a Honduras como una extranjera y que ahora este se ha convertido en su país adoptivo, "me siente entre familia y espíritus afines".
Por su parte, Juan Carlos Mestre también volvió a la memoria para traer al presente cuando visitó a Honduras por primera vez hace veinte años, "sé que nada significa dos veces lo mismo, pero hace 20 años que viven luminosos en mi corazón".
El artista del ritmo, la imagen y la palabra sostuvo que la poesía no es un asunto para los cobardes.
Mestre llegó en aquel entonces a Honduras invitado por los miembros del movimiento cultural País Poesible, integrado por Salvador Madrid, Fabricio Estrada, Néstor Ulloa, Armando Maldonado, Carlos Ordóñez, entre otros poetas, "me habían invitado a compartir sueños pendientes de ser soñados, la esperanza civil de la democracia y la implicación de la poesía en las transformaciones sociales, en la lucha por la libertad y la justicia (...) De ellos aprendí que en cualquier circunstancia los seres humanos somos responsables unos de otros y que la vida carecería de sentido sin resistencia al mal".
El poeta español dijo que ellos "asumieron que las palabras habían sido hechas para ayudar a construir la casa de la verdad, no para destruirla. Ellos creyeron como lo siguen creyendo hoy que la poesía es un acto de legítima defensa contra la soberbia obstinación del poder para mentir".
Tras sus palabras Mestre hizo retumbar su voz con una corta selección de su poesía que quedó haciendo eco: "Son los tanques frente a lo único verdadero, la vida, el valor absoluto, es la ruina moral de los actos de fuerza, la disimetría del conflicto, la violencia irrestricta contra la modesta condición de las víctimas. Llámalo como quieras, pero entiéndelo de una vez para siempre, no hay escuelas en los cementerios, escrito está, escrito estuvo y escrito sigue en las Tablas: No matarás, no matarás, no matarás".
Y así cerró una noche donde la poesía, una vez más, se alzó como baluarte en el Fuerte de San Cristóbal.