Gracias, Honduras.- Iniciaba la década de los 70 cuando una joven Janet Gold llegaba a Honduras movida por un anuncio laboral: necesitaban una maestra en la Escuela Americana.
Se vino a la calidez de este país, pero era joven, y su plan era estar un año y luego seguir abriendo otras puertas que la llevaran a vivir más experiencias. No imaginaba entonces que aquel viaje iniciaría un vínculo profundo con la literatura hondureña que marcaría su carrera académica y por qué no, su vida.
El regreso
Resulta que 16 años después, cuando estaba estudiando en la universidad, tenía que elegir un tema para sus tesis doctoral, y fue así que dio con un libro sobre mujeres escritoras en América, "entonces lo saqué para ojearlo y veo que estaba dividido el índice por países, y bajo Honduras había un solo nombre: Clementina Suárez".
Janet Gold nos cuenta, en la ciudad donde hoy recibirá un homenaje en el Festival Internacional de Poesía Los Confines, que nunca había estudiado a Clementina Suárez, y le llamó poderosamente la atención y se dio a la tarea de investigarla, "me entró ese placer de la investigación literaria para tratar de revelar realidades medio escondidas".
Y fue así que comenzó a averiguar si Clementina aún vivía, escribió cartas, esperó meses y finalmente tuvo una respuesta de la agregada cultural de la Embajada de Estados Unidos en Honduras: la poeta estaba viva; le escribió un carta y la respuesta fue: "Sería un error que no vinieras, aquí estoy".

Y así Gold volvió a comprar un boleto hacia Honduras para realizar la visita definitiva que la llevaría a descubrir no solo a una Clementina cosmopolita, rodeada de artistas y con una intensa vida cultural, sino también que estaba llegando a un país del que no podría volver a desligarse.
Finalmente la académica e investigadora publicó: "Retrato en el espejo", la biografía de Clementina Suárez considerada una obra fundamental para comprender la vida y obra de la poeta hondureña.
Luego publicaría "Volver a imaginarlas", un libro de ensayos sobre escritoras centroamericanas; "La montaña plateada", un cuento para jóvenes inspirado en Santa Lucía; Culture and Customs of Honduras, un libro que ofrece una visión amplia de la cultura hondureña, y "Crónica de una cercanía", que refleja su vínculo personal y profesional con Honduras, presentado en el Festival de Los Confines.
¿Un mandato o un destino?
Resulta que en el viaje de presentación de "Volver a imaginarlas", doña Leticia de Oyuela, que era una mentora para la estadounidense, le dijo: "Oye Janet, está muy bien que quieras expandir tus horizontes y estudiar a otras mujeres, pero recuerda que no nos debes abandonar, aquí te queremos mucho y te respetamos, y tú debes enfocar tus estudios literarios en este país".
A Janet Gold le pareció un tanto exagerada la observación de doña "Lety", "pero con el tiempo lo que me ha pasado es que quiero poner la atención en otro país y alguien de Honduras me llama y me dice: ´¿No quieres participar en tal proyecto?´ o ´¿Por qué no vienes a esta conferencia?´ o ´te queremos publicar un libro´", y sonríe al decir "entonces era un poco como que Honduras me jalaba. Pero yo con mucho gusto. He hecho otros proyectos también en otros países, pero siempre Honduras ha quedado muy cercano a mí, como en mi corazón".
Y así, a lo largo de casi cuatro décadas, desde aquellos tiempos en los que no existía la inmediatez del correo electrónico o el WhatsApp, cuando "las mismas dificultades me atraían, y asumía el reto de ir más allá de lo que era visible”, Gold ha sido testigo de la evolución del papel de la mujer en las letras hondureñas: de una época en la que las poetas eran vistas como excepciones a una actualidad donde hay más voces femeninas, más independencia estilística y una comunidad que se reconoce y celebra entre sí.
Aunque la literatura hondureña aún lucha por mayor proyección internacional, Gold es optimista: “La clave está en las traducciones y en seguir construyendo redes culturales. Hay interés, pero se necesita visibilidad”.
Este año el Festival Internacional de Poesía Los Confines honrará la dedicación de Janet Gold al estudio de nuestra literatura: "Cuando me lo dijeron, me costó creerlo. Sentí que era un 'lifetime achievement award’, es como el premio para el trabajo de la vida, de tu vida. Realmente me honra profundamente”, expresa emocionada.
Y a pesar del sol que enceguece, se quita los lentes oscuros para expresar una frase y que no quede duda de que realmente lo siente así: “Me siento como en casa, me siento aceptada. Honduras es, para mí, una tribu luminosa que me abrazó desde el principio”.