Honduras

Advierten sobre cambios en estrategia de las maras y pandillas en Honduras

Autoridades ya han descubierto las nuevas técnicas que utilizan estas estructuras criminales para no caer en manos de la justicia

21.02.2018

Tegucigalpa, Honduras
La nueva estrategia de las maras y pandillas en Honduras para evadir la justicia fueron dadas a conocer este miércoles por las autoridades.

Para estos grupos criminales tatuarse ya es cosa del pasado. Asimismo, ahora han migrado de las zonas urbanas de las principales ciudades del país al área rural.

A esto se suma el reclutamiento de menores cada vez de más temprana edad y el empleo de la mujer en acciones altamente delictivas como sicariato y cobro de extorsión.

Las autoridades de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), Policía Militar del Orden Público (PMOP) y la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), ante esta mutación del crimen organizado redoblan operativos de capturas, seguimientos y vigilancia.

La captura de cabecillas ha desembocado en el debilitamiento de las estructuras de estos grupos antisociales.

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“El irrespeto a la vida es manifiesto, es un problema que se está dando en barrios y colonias, la violencia con que ejecutan las acciones, la falta de sensibilidad humana es muy preocupante y debemos enfocar todos los esfuerzos para reforzar la unión familiar y tener una juventud más sana, en las actividades que realiza”, recomienda el comandante general de la PMOP, Tito Livio Moreno.

Al respecto, el general German Velásquez, comandante de Fusina aseguró que desde que comenzó la lucha contra las maras y pandillas se han empleado diferentes estrategias perso estas han sido identificadas por los grupos criminales, quienes han mutado y han empleado diferentes formas de evadirlas.

'Antes era fácil de identificarlos, pero dejaron de hacerlo (tatuarse), ahora las personas que se dedican a ilícitos se ven como ciudadanos normales, bien vestidos y sin tatuajes', agregó Velásquez.

“Vieron que teníamos identificado donde operaban y se movieron a las áreas rurales, ahora ellos operan en las ciudades, pero tienen sus santuarios en las zonas rurales, han cambiado estrategias”, agregó.

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Foto: El Heraldo

Además del uso de menores para cometer delitos, el papel de la mujer en las pandillas y maras ha crecido. En muchas de las capturas los detenidos lucen con vestimenta normal y sin tatuajes.


Familias enteras metidas en delincuencia
'Es preocupante ver que desde niños más pequeños, ellos ya están influyendo en sus mentes, esa capacidad delictiva, eso de ser inhumano al momento de quitarle la vida a una persona', reflexionó Velásquez.

La pena por el delito de extorsión para un adulto oscila entre los 20 y 30 años de cárcel, mientras que para un menor infractor es de 8 años y lo máximo que está retenido es de 2 a 3 años.

El coronel Amílcar Hernández, comandante de la FNA, reveló que muchas de las actividades ilícitas que comenten los menores de edad son avaladas por su familia, sin darse cuenta que lo que está provocando es que la vida de esta persona sea corta, porque en unos años estos niños son asesinados por los miembros de la misma organización o rivales, o caen presos.

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Hernández lamentó que “cuando se captura a menores de edad, estos se escapan de los centros, se invierten tantos recursos pero al final con facilidad se salen de estos centros de rehabilitación, porque estos centros no pertenecen al Instituto Penitenciario”.

Las Fuerzas del Orden revelaron que se han creado programas para evitar que los menores se involucren en actividades ilícitas, fortalecer sus valores cívicos y morales.

Entre los programas se encuentran Guardianes de la Patria, Sin Drogas Vivís Mejor y el Programa de Educación y Entrenamiento en Resistencia a las Pandillas (Great por sus siglas en ingles), con los cuales se ha beneficiado a más de cien miles niños y jóvenes a nivel nacional, en especial en las zonas de riesgo social.

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