Lo más prestigioso de la música británica fue seleccionado.
La revista Rolling Stone realizó un conteo con los mejores discos de Gran Bretaña de la primera década del siglo XXI. Muse, Coldplay, Paul Weller y Damon Albarn destacan en el listado que es encabezado por Radiohead con su disco Kid A (2000).
Según la publicación, el éxito arrollador de Ok computer, en 1997, fue una bomba explosiva para la carrera de Radiohead, tanto así que los integrantes de la banda, en especial Thom Yorke, sintieron de cerca el pánico de la fortuna.
Desde ese momento los oriundos de Oxford decidieron dar el siguiente paso y tomando el sentimiento transmitido en su disco de 1997, quitaron las melodías, las guitarras y el amor para que la incomprensión y soledad propia de la banda hablara por sí sola.
En segundo lugar se ubicó Muse con Origin of symmetry (2001), que fue el primer gran golpe de una de las bandas más ambiciosas de la escena musical británica.
Su segundo álbum dejó en manifiesto que el trío de Devon estaba convencido arrasaría con todo.
Coldplay está en el tercer lugar con A rush of blood to the head (2002).
Cuando la banda aceptó la difícil tarea de convertirse en los nuevos U2, pocos pensaban en el sobresaliente resultado que les esperaría.
Luego de su criticado primer álbum, la presentación de Coldplay en Glastonbury 2002, en conjunto con Politik, marcó un nuevo escenario para la banda. Un estilo musical con sonido más duros en un álbum que si bien seguía marcado por el piano, era más firme y seguro.
La banda The Libertines se alzó con el cuarto lugar con Up the bracket (2002), que inyectó fe, energía y orgullo como respuesta patria al sonido que llegaba desde EE UU.
En el quinto está The Streets con A grand don’t come for free (2004). La lista se completa con otros conocidos como Amy Winehouse con Back to black (2006), The Good, The Bad & The Queen con su disco homónimo de 2007, Paul Weller: Wake up the nation (2010), PJ Harvey: Let england shake (2011) y Arctic Monkeys: Suck it and see (2011).