Parece increíble que Emma Watson ya haya cumplido 22 años. Después de haberla visto crecer en el cine, resulta difícil olvidar la adolescente que se hizo famosa con las películas de Harry Potter. Pero el final de aquella serie también tiene mucho que ver con su crecimiento personal y profesional. Mientras da el mejor ejemplo, siguiendo los estudios universitarios, en cine mantiene el mejor nivel, después de haber trabajado en la historia de Marilyn Monroe de My Week with Marilyn, para estrenar ahora su primera película como absoluta protagonista, The Perks of Being a Wallflower. Harry Potter ya es historia, pero Emma Watson sabe muy bien cómo conservar la magia en su vida.
¿Es fácil mantener la magia del cine más allá de Harry Potter?
(Risas) Y... llevo filmadas cuatro películas, sin parar. Apenas terminé The Perks of Being a Wallflower, hice una comedia en Nueva Orleans que se llama The End of the World. También ahora estoy en medio de la película bíblica Noah sobre Noé, soy la hija adoptada de Russell Crowe. Y recién vengo de Islandia donde estuve filmando otra película durante tres semanas.
¿Qué tan diferente es el mundo del cine fuera de las superproducciones de Harry Potter?
Siento que estoy entrando en un nuevo capítulo. Es como si estuviera empezando de nuevo y me parece bastante emocionante. Volví a los estudios, solamente me falta un año para terminar la universidad y también pude hacer una película diferente como The Perks of Being a Wallflower que resultó una experiencia increíble. Estoy muy contenta, porque la experiencia de trabajar más allá de Harry Potter es lo que me convenció de que debería seguir con la actuación, siento que soy buena en el tema. Ahora me gusta la idea de ser actriz, porque cuando era más joven no estaba tan segura.
¿Notas que cambiaste bastante desde aquel comienzo con las películas de Harry Potter?
¿Si siento que cambié a nivel personal? Es difícil decirlo, porque obviamente cualquiera pasa por cambios inevitables entre los 9 y los 22 años. Es parte del crecimiento. Por eso es difícil diferenciar el proceso natural con lo que me pasó a mí. A los nueve años dejé de ser una simple estudiante para empezar a trabajar. Claro que también aprendí a actuar, a hacer cine y también espero haber aprendido a hablar en entrevistas como esta (risas). Siempre tuve conciencia de quién soy, pero también es bueno haber pasado por todo esto sintiendo que pude mantener mi propia identidad entre tanta locura de la fama. Estoy contenta de haberlo vivido, porque era bastante cabeza dura cuando era más jovencita.
¿La actuación siempre fue un trabajo o hubo momentos en que lo tomabas solo como un juego?
Por muchos años, realmente no sentí que yo estaba actuando, para nada. Pero las dos últimas películas de Harry Potter me dieron la oportunidad de mejorar como actriz. Recién ahí sentí que ya era actriz, que estaba actuando. Ahora siento que puedo decir que soy actriz, realmente lo creo.
¿En qué momento de tu vida te diste cuenta de que dejaste de ser una completa desconocida?
Cuando en un lugar tan lejano como Bangladesh alguien me paró en la calle porque me había reconocido como la niña de Harry Potter. No existe ningún lugar en el mundo al que pueda ir sin que en alguna forma sepan algo de mis películas. Es absolutamente increíble, porque llegó a los rincones más lejanos del planeta, los sitios menos esperados que se te puedan ocurrir. Y en Bangladesh me di cuenta de que realmente no puedo ir a ningún lado sin que me reconozcan. Es increíble.
¿Fue difícil aceptarlo?
Una vez que lo acepté fue todo mucho más fácil. Y me siento muy afortunada de no haber sabido nunca lo que significa la total libertad del anonimato. Hubiese sido peor si hubiera perdido semejante libertad de golpe, ahora, porque en cierta forma crecí conociendo ese sistema y también fue gradualmente. No conozco otro estilo de vida y por eso en cierta forma creo que es una bendición.
¿Quién es tu mejor ejemplo en la vida? Todavía me acuerdo las primeras épocas, cuando veía leer a mi madre, con todos sus cambios de expresión, disfrutando un libro. Siempre me pareció fascinante. Será por eso que después yo hice lo mismo. Y supongo que el solo hecho de haber estado tanto tiempo alrededor de un personaje como Hermione debe haberme contagiado a querer saber más, porque ella siempre tuvo sed por aprender.
¿Después de haber crecido con el personaje de Hermonie es posible diferenciar tu personalidad con la del famoso personaje?
No tanto, pero supongo que tenemos los mismos deseos de complacer a todos o hacer las cosas bien. Siempre me dio pánico meterme en problemas. Tengo la cabeza bien puesta, como ella. Constantemente pienso tres o cuatro pasos antes de hacerlos. Ella es muy determinada, yo también. También quiero creer que soy tan leal y soy un poco feminista. Pero igual creo que yo le di tanto de mi personalidad a Hermonie como ella me influyó a mí. Ya no puedo diferenciar en ese sentido.
¿En cierta forma fue la mejor influencia para que no dejaras los estudios por la actuación y sigas estudiando en la universidad?
Sí. Estudié inglés por un año, en la Universidad de Oxford. Y no es que dejé la Universidad de Brown, todavía estoy inscrita, pero quise hacer el tercer año fuera de casa. Por eso volví a Estados Unidos, me tomé un semestre de vacaciones, pero mi nivel de promedio máximo todavía cuenta y no estoy para nada retrasada. Técnicamente estoy cursando el cuarto año.
¿Encontraste bastantes diferencias entre la cultura británica y la americana?
No creo que haya demasiada diferencia, al menos en lo que a mí me gusta, porque me encanta la música americana. En ese sentido fueron mis padres quienes me influenciaron a escuchar Joni Mitchell o Suzanne Vega. A mi padre le encanta el blues y mi mamá escuchaba The Pretenders y Elvis. Y por mi hermano, hace poco empezó a gustarme mucho el rock clásico como Pink Floyd y los Rolling Stones. Pero también me gusta bailar con la música de Lady Gaga y Rihanna. Me encanta la música. Los vuelvo locos a mis amigos y a mi familia, porque no hay nada mejor que la paz que siento al ponerme los auriculares de mi iPod para salir a caminar. Eso es lo que más me calma.
¿Te gustaría cantar en Broadway como lo hizo Daniel Radcliffe?
Sí. Dan tiene muchísimo coraje. Es increíble. Me encantaría hacer algo en Broadway, pero necesito más coraje, aunque me encanta cantar.
Mientras las películas de Harry Potter ilustraron la historia de tres magos adolescentes en época escolar, con The Perks of Being a Wallflower Emma Watson le agrega otro estilo de magia a la interpretación de una historia más realista y adulta, donde también forma parte de un grupo de tres estudiantes (tan crecidos como ella) donde uno es tan introvertido que necesita la ayuda de ella para conocer el mundo real.
¿Qué es lo que tanto te gusta de la película The Perks of Being a Wallflower? Me encanta porque en el momento que uno piensa que sabe lo que va a pasar, te da un golpe en la cabeza.
¿Alguna vez te rompieron el corazón, como muestra la película? No sé si me rompieron tanto el corazón, pero cualquiera piensa que se viene el fin del mundo cuando rompe con un primer novio. Todos vivimos una versión parecida.
¿La mejor lección que aprendiste con el cine? Siento que a las adolescentes como yo les venden esta idea de ser como una princesa delicada y frágil que me parece una tontería. Yo me siento mucho más identificada con la idea de ser una guerrera luchadora. Si fuera una princesa, sería una princesa guerrera, seguro. Supongo que las mujeres tienen miedo de sentirse poderosas. Y el miedo es algo bueno.