Tegucigalpa, Honduras.- Al momento de abrir el grifo o la llave, pocos capitalinos están conscientes de que cada gota de agua que llega a casa pasa por un proceso de potabilización que requiere tiempo, maquinaria y una fuerte inversión económica.
En el caso de la capital hondureña, no toda el agua cuesta lo mismo, el líquido proveniente de la represa Los Laureles resulta cinco veces más caro de tratar que el que llega desde La Concepción, según datos de la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS).
“El agua que se observa rebosando en Los Laureles no es desperdicio, como muchos piensan. No podemos contenerla porque las represas tienen un límite. No se puede hacer un cajón enorme que llegue hasta el cielo para evitar el desborde”, explicó el Estaban Ortega, jefe de Distribución de UMAPS.
El experto aclaró que la represa Los Laures cuenta con cortinas que se levantan para regular el nivel del agua, pero cuando las lluvias son intensas, el exceso se rebalsa. “Eso se llama rebose y no podemos detenerlo”, puntualizó.
Esa agua que se derrama, añadió, no se pierde. “Alimenta los ríos que van hacia el sur, como el Choluteca. Las presas no pueden frenar una avenida de agua tan grande cuando hay lluvias fuertes y ese es el contraste que muchos notan: en invierno hay abundancia y en verano escasez. Pero debemos recordar que solo administramos lo que cae del cielo”, indicó.
Según Ortega, la represa La Concepción almacena unos 36 millones de metros cúbicos, mientras que Los Laureles almacena 10 millones, lo que suma un total de 46 millones de metros cúbicos.
“Para trasladar el agua desde Los Laureles hacia los tanques de distribución, debemos usar estaciones elevadoras. En cambio, Concepción funciona por gravedad, lo que facilita el abastecimiento hacia zonas como la Kennedy, Miraflores, entre otras”, detalló Ortega.
En época seca, incluso el sistema se invierte. “En verano transferimos agua de Concepción hacia Los Laureles porque esta última es la primera en disminuir su caudal. El sistema trabaja, aunque muchos no lo comprendan”, agregó.
El mayor problema radica en el costo del tratamiento. “El agua tratada en Los Laureles resulta más cara que la de La Concepción. Se necesita más inversión por el tipo de tratamiento que requiere y por los sistemas de bombeo”, señaló el jefe de distribución quien ha trabajado por más de 40 años en esta área.
El entrevistado exlicó a EL HERALDO que el proceso de potabilización es caro por la calidad del agua que llega a Los Laureles. “Su fuente proviene del río Guacerique y de zonas altas donde hay batallones, aldeas, siembras, porquerizas y aves. Cuando llueve, toda esa escorrentía llega al embalse, lo que obliga a usar más químicos para potabilizarla”, setalló el experto.
“Para tener una idea, si en La Concepción se gasta 100 lempiras en potabilización, en Los Laureles se gastan al menos 500. Es decir, unas cinco veces más”, enfatizó.
Ortega recordó que mantener el servicio requiere un esfuerzo constante. “Regulamos los tanques para que las tuberías no queden vacías, abrimos y cerramos válvulas para mantener la presión y tratamos de evitar invasiones en la cuenca del Guacerique. Potabilizar el agua tiene un costo muy alto, sobre todo en químicos. Solo en eso se gasta una millonada”, concluyó.