Sucesos

En ambiente tenso y hostil, recogen evidencias en penal del norte de Honduras

Se tuvo que dialogar con los reos para ingresar a determinados sectores del centro penal. Fiscales e investigadores buscaron evidencias para pesquisar masacre de 13 reclusos

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19.04.2012


Luego de 22 días de la muerte de 13 reos y el amotinamiento que se disolvió gracias a la intervención de monseñor Rómulo Emiliani, obispo auxiliar de la diócesis de San Pedro Sula, la Policía penetró al Centro Penal Sampedrano.

Los resultados de la intervención parecieran escasos, aunque se logró el decomiso de cinco armas de fuego y el permiso de los reos para que los técnicos entraran solo a los tres módulos donde se produjeron los conflictos el 29 de marzo.

El operativo planificado por las autoridades comenzó a las 4:00 AM.

Un fuerte contingente policial rodeó la cárcel sampedrana con la firme idea de entrar y permitir que las autoridades de investigación pudieran realizar sus labores en torno a las 13 muertes.

Dicha labor no había sido posible porque los reclusos sencillamente no lo habían permitido.

Los reos apenas se percataron de la presencia policial comenzaron a protestar.

La jornada comenzaba cargada de tensión y adentro estaban preocupados.

Al filo de las 6:00 am, el perímetro del presidio que comprende el barrio Cabañas y la avenida Circunvalación estaba rodeado de policías.

Nadie podía acercarse a la zona, excepto fiscales y agentes de inspecciones oculares de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), jefes policiales y medios de comunicación que se mantenían atentos.

La presencia de 450 uniformados tenía inquietos a los presos que se subían a los árboles dentro de la prisión para observar.

El objetivo

Autoridades del Ministerio Público debían entrar a los módulos donde fueron asesinados de forma violenta y con armas como cuchillos y pistolas, 13 internos en el área de los llamados paisas.

A las 7:00 am ingresó el primer contingente de policías que se limitó a ubicarse en el patio de acceso a los módulos del penal.

“En la primera etapa de diálogo que se dio entre miembros de la Policía y monseñor Rómulo Emiliani con los coordinadores de los módulos, acordaron que iban a ingresar 70 policías en la etapa preliminar para que facilitaran la labor de los investigadores, fiscales y miembros del cuerpo de bomberos”, informó Héctor Iván Mejía, vocero policial.

A las 10:00 am las autoridades entraron al epicentro de la última barbarie cometida por los reclusos.

Únicamente tuvieron acceso a los módulos, uno que fue quemado y a los tres hogares más que formaban parte de la escena donde asesinaron a los 13 reos. En ese lugar los técnicos pudieron al fin hacer su trabajo.

Como resultado de las pesquisas se decomisaron tres pistolas calibre 9 milímetros y dos pistolas calibre 38.

“Los fiscales y peritos técnicos realizaron las diligencias que debieron hacerse el 29 de marzo cuando asesinaron a los 13 internos. Se evaluó el sitio donde ocurrieron los crímenes.

Los internos entregaron las armas a las que se les van a hacer comparaciones.

Hay casquillos, hay balas y consecuentemente podemos hacer un registro de comparación para determinar si efectivamente las armas que han entregado son las mismas que se utilizaron para dar muerte a los internos”, informó Marlene Banegas, coordinadora de Fiscales en San Pedro Sula, quien aseguró que ya retomaron el control de la cárcel.

A las 11:30 am las tareas de inspección finalizaron.

Las evidencias fueron recolectadas y los equipos de las diversas unidades salieron. No así las autoridades policiales, quienes por seguridad manifestaron se quedaban en el penal garantizando la seguridad.

“Queda una cantidad suficiente de miembros de la Policía Nacional para dar la seguridad perimétrica normal, las operaciones que se puedan dar a futuro son parte del procedimiento policial. El control del centro está, algunas acciones posteriores se pueden generar sin ningún problema. Inspecciones, supervisiones, operativos, pueden hacerse en cualquiera de los módulos”, aseguró Mejía.

Monseñor Rómulo Emiliani, obispo auxiliar de San Pedro Sula, nuevamente fue clave para que los operadores de justicia ingresaran al recinto y para evitar “la violencia extrema”, como él la llamó.

“Fue una mañana tensa, dura, difícil. Yo quiero reconocer la prudencia, el equilibrio, la sabiduría de la Policía Nacional y la capacidad de diálogo de los internos que se portaron a la altura. Era un ambiente delicado, difícil, hostil, en donde muchos de los internos no habían dormido ni habían comido. Para rematar se fue la luz, entonces en ese ambiente tenso, allí tengo que admitir la capacidad de diálogo de los internos y la prudencia de la Policía Nacional. Gracias a Dios porque se estuvo en un momento muy delicado donde pudo haberse reventado una situación de extrema violencia”, dijo Emiliani.

Además se pretende realizar “diligencias que son necesarias en estos momentos y diligencias que han quedado incluso pendientes de una situación generada hace unos días en el centro penal”, es decir del motín que dejo 13 internos muertos.

Los centro penales de Honduras son
considerados
como una bomba de tiempo
ya que las instalaciones
están
colapsadas y la
sobrepoblación
ha hecho que las autoridades pierdan el control de los mismos.

Actualmente las autoridades municipales y otros sectores de la sociedad sampedrana han manifestado la necesidad de trasladar el terreno para la construcción de un nuevo centro penal.