Siempre

Las fake news, las mentiras compartidas

El peligro es que con las noticias falsas cada vez veremos a más políticos y movimientos hacer uso de ellas

08.12.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad”. Esta maquiavélica frase frecuentemente atribuida a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de la Alemania Nazi, es tan vigente el día de hoy como lo fue en la primera mitad del siglo XX, en la Italia del Renacimiento y en cualquier otro período histórico que podamos insertar en este texto.

El problema yace en que esas mentiras disfrazadas de verdades cuentan con una nueva arma: las redes sociales. Ahora las mentiras no son simplemente repetidas mil veces, son más bien compartidas mil veces en las diferentes plataformas.

Estaremos explorando cómo esta pequeña diferencia, al inicio inverosímil, tiene enormes implicaciones en la manera en que nuestro cerebro percibe este contenido y en el impacto que tiene en la sociedad.

Vigencia y desinformación
Fenómenos de reciente ocurrencia nos brindan pruebas irrevocables de que en el siglo XXI las noticias falsas son más persuasivas que nunca. Entre algunos de los más sórdidos tenemos la controversial injerencia de este tipo de noticias en las elecciones en Estados Unidos y la proliferación de industrias alrededor de su creación en países como Macedonia.

Sin irnos muy lejos de casa, hemos vivido en carne propia su sigilosa aparición en la reciente crisis política tras las elecciones de 2017 en nuestro país. ¿Qué las ha hecho tan efectivas?

Lastimosamente, un pequeño pero importantísimo factor no ha cambiado ni parece que cambiará en el futuro inmediato. ¡Hablo de la naturaleza humana! Con sus idiosincrasias y aparentes incoherencias ha permanecido casi inmutable en sus comportamientos base desde la prehistoria.

De ahí que el entendimiento de este detalle haya dotado de poder y dinero a no pocas personas. Si lo dudas, sólo es necesario preguntarle a cualquier mercadólogo o a Donald Trump. Si no quieres tomarte esa molestia simplemente lee “El príncipe” o “El arte de la guerra”. Libros escritos hace cientos de años no serían lectura obligatoria para políticos y estudiantes de MBA alrededor del mundo si la naturaleza humana hubiese cambiado tanto para robarle vigencia a su sabiduría.

Toma de decisión
Para comenzar a entender cómo las noticias falsas actúan sobre nuestro cerebro nos valdremos de las teorías del ganador de premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman. Básicamente, él postula que nuestros pensamientos y decisiones vienen de la interacción de dos sistemas bautizados como Sistema 1 y Sistema 2.

El Sistema 1 es un mecanismo de pensamiento rápido, automático, emocional, asociativo e inconsciente, por lo que domina gran parte de las decisiones e impresiones del día a día. Esto lo hace responsable de alrededor del 95% de nuestras decisiones y en cierta manera compone lo que llamamos intuición.

Por otro lado, el Sistema 2 es todo lo opuesto, estando caracterizado por ser lógico, lento y consciente; por ende es utilizado para aquellas tareas y decisiones que requieren de concentración y pensamiento crítico o un estimado del 5% de nuestras decisiones diarias.

El problema viene del hecho que nuestro cerebro es inherentemente “perezoso”, por lo que busca emplear el menor esfuerzo posible para llegar a una decisión. Este pequeño detalle evolutivo hace que nuestro Sistema 2 genere gran parte de sus creencias y juicios de las percepciones y presentimientos del Sistema 1. Dicha interacción suele funcionar brillantemente... pero, como ningún sistema es infalible, a veces nos puede llevar a formar criterios erróneos al tomar una decisión.

Verás, para lograr la monumental tarea de operar inconscientemente el Sistema 1 crea “atajos” mentales a partir de experiencias previas, educación y asociaciones. Estas reglas para la toma de decisiones son conocidas como heurísticas. Los “errores” dentro de ellas se conocen como sesgos cognitivos. Tres de los más importantes en el caso de las noticias falsas son el sesgo de confirmación, la heurística de la disponibilidad y el efecto halo.

Sabiduría
Sabiendo ahora que mecanismos ancestrales en nuestro cerebro nos hacen vulnerables a cosas como las noticias falsas y la publicidad, es normal que sintamos por lo menos un poco de frustración. Después de todo, nadie quiere caer en el próximo hoax de Internet o votar por el político más diestro en Facebook. Por fortuna, podemos dar una mirada al pasado, hace más de dos mil años, para obtener una pauta sobre cómo enfrentar este reto.

Dentro de los vestigios de la sabiduría de Aristóteles que han trascendido hasta nuestra época encontramos esta poderosa frase: “La duda es el principio de la sabiduría”. Para lograr desafiar a nuestra biología debemos mantener una actitud crítica y aprender a dudar de la información con la que somos bombardeados diariamente, de otra forma nos arriesgamos a tomar decisiones erradas, algunas con consecuencias grandes.

No hay duda que con la efectividad que ha demostrado el uso de sesgos cognitivos en la comunicación, estaremos viendo a cada vez más políticos y movimientos hacer uso de estos. En una era en la que nuestra atención y opinión es una mercancía más con la que transaccionar, debes estar preparado para dudar.