A propósito de la celebración del Día Mundial de la Filosofía

La conmemoración del Día Mundial de la Filosofía invita a replantear el lugar de esta disciplina en Honduras, donde entre carencias institucionales y desafíos contemporáneos urge revitalizar un pensamiento crítico y vivo

  • 20 de noviembre de 2025 a las 17:07
A propósito de la celebración del Día Mundial de la Filosofía

Zaragoza, España.- Desde 2002, la UNESCO celebra el Día Mundial de la Filosofía; sin embargo, no fue hasta 2005 cuando su conmemoración se instituyó oficialmente.

Es por eso, que cada tercer jueves de noviembre, universidades y departamentos de filosofía en todo el mundo realizan actividades que buscan mantener viva las cuestiones fundamentales que propician y desarrollan la actividad filosófica.

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El Departamento de filosofía de la UNAH no ha sido la excepción. A lo largo de los años ha organizado una serie de actividades académicas para rendir homenaje a ese saber metódico y adquirido que los griegos llamaron filosofía. Pero esta celebración en concreto no debería limitarse al ritual conmemorativo; representa también una ocasión para reflexionar sobre el lugar que la filosofía ocupa en la academia y la sociedad hondureña.

La filosofía en Honduras sigue siendo una disciplina poco cultivada. No por falta de pensadores o pensadoras, sino por la escasa atención que las políticas académicas y administrativas de la UNAH le han brindado.

La ausencia de un pensamiento que cuestione al mundo administrado, que desafíe la sociedad represiva o que proponga un espacio de resistencia frente al dominio técnico —que, pese a su despliegue, no piensa de manera profunda ni originaria—, revela el estado de precariedad en que se encuentra la actividad filosófica en el país.

Los desafíos éticos de la inteligencia artificial, los problemas medioambientales que amenazan la vida, las crisis existenciales, el olvido del ser, la represión de la sensibilidad mediante tecnologías de control social o la mercantilización del mundo de la vida, entre muchos otros temas urgentes— apenas figuran en los debates del Departamento de Filosofía de la UNAH.

No obstante, las y los docentes no son los principales responsables; antes bien, en muchos casos, también han sido víctimas de las políticas reduccionistas promovidas en distintos periodos por las autoridades universitarias.

Estas políticas, orientadas más a la administración que a estimular la reflexión, han empobrecido la enseñanza de la filosofía y reducido su trasmisión a la repetición irreflexiva de su tradición más visible, en lugar de promover un pensamiento vivo, crítico, creador y abierto a los sentidos.

¿Cómo salir de esta situación? ¿Cómo crear condiciones verdaderamente favorables para el florecimiento de la filosofía? No tengo una respuesta definitiva, pero si una convicción: debemos luchar y resistir —como lo hicieron Sócrates, Vico, Spinoza, Marx, Nietzsche, Weil y Zambrano como muchos otros— frente a las fuerzas que buscan mutilar nuestra sensibilidad y nuestras potencialidades creadoras.

No es una lucha individual, sino comunitaria; un esfuerzo colectivo para mantener vivo el legado de la tradición filosófica.

La filosofía —como sostuvo Althusser— es un arma política e ideológica poderosa, porque nos permite cuestionar, desafiar y transformar radicalmente el mundo.

Que las ideas que surjan de la conmemoración del Día Mundial de la Filosofía siembren las condiciones para una unidad amplia y consciente de los Sofos hondureños.

Que, en medio de la crisis, la filosofía recupere su fuerza originaria: la de pensar para liberar y transformar el mundo de la vida.

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