Ricardo Ramón Jarné: “Honduras es un país que me va a aportar mucho”

El nuevo director del CCET llegó hace poco más de un mes para iniciar una gestión de cinco años. Ya hizo una radiografía de Honduras y tiene claro cuáles serán sus prioridades

  • 25 de octubre de 2025 a las 11:35
Ricardo Ramón Jarné: “Honduras es un país que me va a aportar mucho”

Tegucigalpa, Honduras.- “Me considero americano, porque prácticamente más de la mitad de mi vida me la he pasado aquí; considero que es mi casa también”. Con estas palabras inicia la conversación con Ricardo Ramón Jarné, el nuevo director del Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET), quien ya cocina en su mente muchas ideas para desarrollar en Honduras, aunque ha establecido una línea clara de prioridades.

Estamos ante un hombre que ha estado inmerso en el arte desde muy temprana edad. Tuvo su primera galería a los 19 años y, cuando aún no superaba los 23, descubrió un cuadro de Goya. Desde entonces no ha parado, y lo decimos en serio.

Sentado en su nueva oficina, en la colonia Palmira, tras haber finalizado su gestión al frente del Centro Cultural de España en San José, Costa Rica, en poco más de un mes ya realizó una radiografía de la situación cultural de Honduras y definió las que serán sus prioridades durante los próximos cinco años al frente del CCET. Tiene muy claro que las necesidades culturales del país son muy específicas y distintas, por ejemplo, a las de Costa Rica.

¿Y en España, con qué inició antes de entrar en las misiones de esta región?

En España, bueno, yo soy doctor en Historia del Arte. Siempre he estado muy asociado a los temas de difusión y de trabajo con el arte. Tuve mi primera galería a los 19 años, imagínate; fui a ferias internacionales y tal.

Luego estuve en todas las instituciones públicas españolas: ayuntamiento, diputación provincial, gobierno regional y gobierno de la nación.

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Con este último hice una labor muy importante de catalogación de obras de arte. Allí fue un poco mi granito internacional, cuando descubrí un cuadro de Goya muy importante. Y con eso me di a conocer, porque imagínate, no se descubren todos los días cuadros de Goya.

Motivación de artistas y público: “Vamos a intentar motivar a los artistas, a los escritores, a la gente de la cultura para que no se quede así sentada tan a gusto, sino que se le cree un poco de incomodidad para que avance”.

¿Qué cuadro de Goya fue?

Es “El retrato de Antonio Beyan”. Es un cuadro muy grande. Eso salió en todos los periódicos, en todos los informativos: “un nuevo Goya”, y eso me dio mucha proyección profesional.

¿Cuántos años tenía usted?

Pues fíjate, yo tenía unos 22 o 23.

Tiene una trayectoria que inició bastante temprano...

Sí, fui como una especie de niño prodigio, ¿no? Y toda mi vida me he dedicado a la cultura. Estoy muy orgulloso de haber trabajado siempre en lo que me gusta; eso para mí es maravilloso. Además, el mundo de la cultura te nutre muchísimo.

¿Qué de todo ese aprendizaje que trae considera que aplicará en esta gestión del CCET?

Soy una persona que no hace lo mismo en diferentes países. He analizado muy bien a Honduras; a todos los países los analizo muy bien. Veo qué hacen, qué les falta y qué puedo aportar, porque como Centro Cultural soy una parte más de toda la red de infraestructuras culturales del país. En este caso, en Honduras voy a trabajar proyectos muy importantes de formación.

Creo que aquí hay un campo donde nosotros podemos desarrollarnos. No quiero hacer formación de todo, pero, por ejemplo, veo que la industria cinematográfica del país necesita apoyo. Además, estoy viendo que no hay una compañía nacional de danza, que hay muy pocas galerías de arte, que no existe un comercio para los artistas. Voy a intentar solucionar todo lo que pueda.

El director del CCET señaló que se ampliará el espacio de Babelia, con una biblioteca, una cafetería, salas para talleres y un auditorio que servirán como escenarios para presentaciones de literatura, música, danza y teatro. “Quiero que sea un centro cultural vivo y constante”, expresó.

¿Cómo definiría su filosofía de trabajo?

Primero, mucho respeto, conocimiento y considerar que la cultura es un valor que beneficia a la sociedad. Y que lo hace no solo a nivel estético, sino que tiene la capacidad de introducirse en las capas más débiles de la sociedad para fortalecerlas. Yo creo que la cultura debilita al tirano.

¿Cuáles serían las líneas prioritarias de su gestión en este periodo?

En todos mis proyectos el tema medioambiental es muy importante. Cada país es diferente porque tiene una cultura distinta y una relación con el patrimonio también diferente. Eso es lo que realmente voy a destacar.

Y, sobre todo, voy a intentar introducir la vanguardia, con exposiciones que serán, en su mayoría, convocatorias públicas. Vamos a sacar al artista de su sillón de confort. Quiero que este Centro Cultural muestre lo último de lo último, que tengamos la sensación de ver aquí lo mismo que se está viendo en Berlín.

¿Cómo manejará el Centro Cultural esa línea entre lo moderno y lo tradicional sin que haya un choque en el público que lo va a contemplar?

Eso es importante, porque sí ha habido choque en el público. He analizado qué ha pasado con el Centro Cultural. Hay gente que venía antes y ahora no viene; hay gente que no venía antes y ahora sí. Mi intención es mezclar los públicos.

Yo creo que un Centro Cultural no puede ser nunca el club de lo mismo para los mismos. Mi ideal, ¿sabes cuál sería? Que todos los públicos vinieran a todas las actividades, que se dé la mezcla. Le pediría al público que fuera multidisciplinar, abierto a nuevas cosas, porque uno es más culto cuanto más curioso es. A veces cuesta sacar a la gente de esa zona de confort.

Un enfoque vanguardista: “Soy ultra vanguardia, a mí me gusta lo más moderno. Estoy muy conectado con lo que está pasando en el resto del mundo, entonces tengo todos mis canales abiertos. Cuando viajo me dedico a ver y trabajar, pero también puedo ver por internet muchas cosas que se están haciendo en museos y espacios específicos que a mí me interesan y que son referentes”.

¿Cuáles considera usted son los programas que el CCET necesita implementar?

Formación. Vamos a generar una especie de máster con cursos continuos. Quiero hacer un máster de escritura de primer nivel. Ese máster lo llevarán personas escogidas que quieran estudiar, pero deberán cursar, por ejemplo, cinco o siete talleres a lo largo del año, con diferentes especialistas.

¿Qué pasará? Que a lo largo del año habremos formado a un grupo, aunque sea pequeño, pero de muy alto nivel. Me interesa formar a alto nivel. Se hará una reforma del plan educativo del Centro Cultural, porque estará dirigido hacia la especialización, para que haya mejores profesionales en el mundo de la cultura.

¿Cómo le gustaría que fuera percibida su gestión por la comunidad artística y el público?

Pues mira, primero, que se la hayan pasado bien, porque me gusta mucho que la gente disfrute de la cultura. Que se haya avanzado en la creación de esa red que, como te decía, hay que coser. Y que hayamos conseguido posicionar mucho mejor la cultura hondureña en el exterior; esa también es una de mis líneas de trabajo.

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¿Qué considera que aporta la cooperación cultural española al diálogo de América Latina en la actualidad?

Creo que mucho, porque, fíjate, a mí me gustan los proyectos grandes, generosos. Desde aquí, desde el Centro Cultural, que parece pequeño, vamos a hacer proyectos grandes a nivel iberoamericano.

Por ejemplo, el que acabo de generar ahora es Ecofeminismo desde Costa Rica, un proyecto que ha creado una red en toda América de artistas y pensadoras ecofeministas. Ahora estoy trabajando temas sobre las prácticas del odio: ¿por qué vivimos en una sociedad de odio cuando podríamos vivir en una de amor?

Y, de hecho, las cooperaciones de otros países, como Alemania, Francia o Estados Unidos, siempre nos admiran y nos dicen: “Pero Ricardo, ¿cómo podéis introducir tan fácilmente el concepto de la cultura de la cooperación?”

Perfil: Una vida dedicada a la cultura

El nuevo director del CCET afirma que ha analizado a fondo la situación cultural de Honduras y que, desde su gestión, espera cubrir algunos de los vacíos que aún persisten en áreas como la formación, el cine, la literatura, la danza, la música contemporánea, el teatro y los proyectos enfocados en el medioambiente y las minorías.

Doctor en Historia del Arte con posgrados en museología y arte contemporáneo; catalogando las colecciones del Museo de Bellas Artes de Huesca descubrió 12 cuadros inéditos del s. XVIII, entre ellos “El retrato de Antonio Beyan” de Goya.

Ha dirigido la Galería Ligeti, trabajado en rehabilitación del patrimonio y museología, recibió el Premio Pilar y Joan Miró (1995) y la beca Sotheby’s; fue director del CCE en Uruguay, Argentina, Perú y Costa Rica.

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Samaí Torres
Samaí Torres
Editora de la sección Vida

Licenciada en Periodismo por la UNAH. Máster en Crítica y Comunicación Cultural por la UAH y Máster en Alta Dirección Empresarial por la EOBS y la UCAM. Es periodista cultural de El Heraldo desde 2011.

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