Honduras

¿Qué le pasa al cuerpo humano cuando muere?

Una vez que una persona expira, el cuerpo va experimentando una serie de cambios, desde el aparecimiento de manchas, el enfriamiento, la rigidez y la destrucción de los órganos

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09.03.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un pequeño y frágil hilo separa a la vida de la muerte.

Cuando ese hilo se rompe y la persona muere de manera natural o por causa violenta, la imagen que vemos a diario en el espejo va sufriendo varias transformaciones con el paso de los minutos y las horas.

A diario, las personas viven en un mundo de ocupaciones, estrés y preocupaciones, factores que hacen que se olviden de lo valiosa que es la vida. Pero, ¿alguna vez se ha puesto a pensar qué le ocurre a cada parte de su cuerpo cuando llega ese inevitable momento de expirar?

De acuerdo a los estudios de expertos forenses consultados por EL HERALDO, como la doctora Julissa Villanueva (médico patólogo), entre otros, revelan cómo se va transformando el cadáver por la acción natural de la descomposición. Con el paso de las horas y los días la persona se va consumiendo y desintegrando poco a poco. Los familiares y amigos se quedan con la última vez que vieron a su ser querido, momentos antes de morir, o en el interior del ataúd.

Tipos de fallecimiento
Cuando una persona fallece se detienen los procesos naturales del organismo. La muerte llega en momentos inesperados y en otros casos ya es algo previsto por alguna enfermedad incurable.

De forma natural es cuando una persona muere por un paro respiratorio o cardiaco, también por una severa infección o una enfermedad crónica. También puede ser de forma súbita, cuando llega de forma rápida e inesperada por un infarto fulminante, puede ocurrir en adultos y en niños.

Los niños al morir

se enfrían más rápido que los adultos

Hay personas que mueren de forma violenta, cuando una causa externa influye, puede ser accidental, homicidio o suicida. En Honduras, actualmente hay un promedio diario de nueve muertes de forma homicida y cuatro fallecen al día en un accidente de tránsito. En 2018, se registraron un total de 3,670 homicidios en el país y se registraron 1,597 muertes por accidentes de tránsito.

En los últimos meses se ha visto un incremento en la incidencia de los suicidios.

Fin de las funciones vitales
Al morir, el sistema nervioso es el primero en ceder. Eso significa que pierde la consciencia, los reflejos, los músculos se vuelven flácidos y los músculos de los esfínteres se relajan. De inmediato, las células van muriendo poco a poco por la falta de oxígeno en el cuerpo, en los primeros minutos tratan de sobrevivir, pero al no contar con aire ocurre la muerte celular.

Seguidamente, el impacto lo recibe el sistema respiratorio, el tórax se inmoviliza y se detiene el proceso de respiración y exhalación. El órgano más afectado es el cerebro que rápido sufre severos daños.

El sistema cardiovascular también recibe un fuerte impacto, al detenerse el corazón no hay pulso, la sangre ya no circula, deja de llevar oxígeno y nutrientes a los órganos. Por lo anterior, en los primeros 20 minutos comienzan a aparecer pequeñas manchas rojizas llamadas “livideces cadavéricas”.

Media hora después de que la persona yace en su lecho de muerte los líquidos del cuerpo se vuelven más ácidos y cubren los tejidos.

En ese instante, los órganos que producen enzimas (proteínas que aceleran o retardan las reacciones bioquímicas del metabolismo) inician un proceso de autodestrucción.

El principal órgano que se ve afectado con esa falla es el páncreas, la mucosa gástrica que cubre el estómago. Los intestinos, en especial el grueso se comienza a descomponer más rápido porque contiene heces fecales y bacterias.

La temperatura del cuerpo es de

37 grados centígrados, pero al fallecer va descendiendo hasta la temperatura ambiente

Aparecen signos
Una vez transcurrida la primera hora del fallecimiento surgen los primeros “fenómenos cadavéricos”. El proceso de descomposición del organismo dependerá en gran parte del lugar donde la persona fallece.

Rápidamente el cadáver empieza a deshidratarse, se evaporan los líquidos corporales, en lugares calientes como San Pedro Sula o Choluteca ocurre aún más rápido. Minutos después también aparecen manchas amarillentas y el cuerpo va perdiendo peso. Asimismo, las partes del cuerpo que se mantienen húmedas se secan como: los ojos, los labios, el glande del pene, la vulva y la vagina.

Si el cuerpo tiene los ojos abiertos aparecen manchas de color café oscuro en la esclerótica del ojo (parte blanca), si los tiene cerrados ese proceso tarda más.

También se hunden los globos oculares de los fallecidos y la córnea pierde trasparencia.

Posteriormente, inicia el proceso de enfriamiento del cuerpo, también llamado “algor mortis”.

Lo primero en perder calor son los pies, las manos y la cara. De ahí, se enfrían los brazos y las piernas, también el tórax, el vientre, las axilas y el cuello. Con vida, la persona tiene una temperatura corporal de 37 grados centígrados, pero una vez que muere el cuerpo comienza a perder en promedio un grado centígrado por cada hora que transcurre. En las primeras seis de haber fallecido el cuerpo humano desciende a una temperatura de unos 30 grados centígrados.

Ya a las 24 horas o más el cuerpo tendrá la temperatura ambiente o cinco grados menos que eso. Una vez que transcurren de tres a cinco horas comienza a aparecer la lividez (manchas de color rojizo como moretes) por la acumulación de la sangre en los vasos sanguíneos, debido a la detención del corazón.

Esas manchas inician en el cuello y en el tronco del cuerpo, y ya después de las 12 horas se quedan de forma permanente. A su vez, ocurre un fenómeno cadavérico llamado “hipóstasis”, donde la sangre se acumula en los órganos por la acción de la gravedad. Eso ocurre con los pulmones, el bazo, el hígado y los riñones, entre otros.

Cinco horas después de haber fallecido comienza el proceso de rigidez en las partes del cuerpo, es la fijación y endurecimiento de los músculos. La rigidez comienza en la cara, la mandíbula y el cuello. Luego pasa a los brazos, el tórax y las piernas.

Entre las 12 y 18 horas de haber fallecido la rigidez se torna completa. Esta situación afecta al corazón, la piel y las vesículas seminales. Mientras que el útero, la próstata y la vejiga primero se relajan y luego se contraen. Pasadas las 24 horas, el rigor mortis empieza a desaparecer.

Algunos cadáveres experimentan un espasmo, la fijación de la postura del cuerpo en el momento que murió, puede ser solo un músculo o todo el cuerpo. Lo anterior puede ocurrir por traumas en el sistema nervioso porque la persona muera en extrema ansiedad, o que haya estado practicando algún deporte o teniendo relaciones sexuales.

Fenómenos tardíos
Con el paso de las horas, el proceso de descomposición va más encaminado, ya se desprende un fuerte mal olor. Al segundo y tercer día ocurre el proceso de destrucción del cuerpo humano. Un fenómeno llamado “autolisis”, las bacterias y enzimas liberan sustancias y deterioran los órganos, se vuelve como una masa o pasta acuosa y espesa en el interior del cuerpo. Los más afectados son: el cerebro, páncreas, vesícula, intestinos y glándulas suprarrenales.

Todo lo anterior da paso al proceso de putrefacción, la descomposición total del cuerpo por las bacterias. En este momento aparece una mancha verdosa en el área del apéndice y otra al contorno de la boca. El cuerpo se va hinchando por la compresión de los gases. Al transcurrir unos meses, se desprende la piel de las palmas de las manos y de las plantas de los pies, también las uñas y el cabello. Al año de fallecido, la piel se va cayendo hasta quedar solo el esqueleto, los insectos también influyen en la destrucción del cadáver.

El pasado mes de febrero ocurrió un caso que llamó la atención en el país, supuestamente un niño de El Negrito, Yoro, murió, pero sus padres dijeron que revivió. Sin embargo no resucitó, en su organismo influyó el proceso de descomposición.

El menor tenía desnutrición y un cuadro infeccioso de diarrea, la deshidratación provocó que abriera los ojos y creyeran que revivió. Se sabe cuando una persona nace, pero solo Dios sabe cuándo va a morir, por eso cada persona debe disfrutar los minutos, horas, días y años que tenga de vida.

Villanueva: “Los cuerpos son la evidencia más importante”
Para la exdirectora de Medicina Forense del Ministerio Público (MP), Julissa Villanueva, al investigar un homicidio la evidencia más importante son los cadáveres.

“Los cuerpos no engañan, son la evidencia más importante, sobre todo en los casos de violencia, lo que los fallecidos no están diciendo va más allá de lo que se quiere ocultar”, expresó a EL HERALDO la patóloga.

Agregó que cada persona acepta diferente un duelo, muchas personas atraviesan un proceso de negación por el dolor que sufren al ver morir un familiar o un amigo.

“Una vez que cesan las funciones vitales, que no hay circulación, que cerebralmente ya no hay funciones neurológicas importantes, cada una de las células no están interconectadas y vamos a ver evidenciada la muerte”, explicó Villanueva.

Agregó que la muerte comienza desde la célula misma en los primeros instantes por la liberación de enzimas.

“La muerte celular ocurre inmediatamente, la célula vive del aporte del nutriente, del oxígeno, cuando el cuerpo pasa dos o tres minutos sin oxígeno va a morir”, indicó.

La galena expresó que con la liberación enzimática, los órganos empiezan a autodegradarse como el páncreas. Señaló que el ambiente en que muere la persona influye en su descomposición.

Castro: “Los métodos que se siguen usando son arcaicos”
El exdirector de Medicina Forense del Ministerio Público (MP), Denis Castro Bobadilla, explicó que en el proceso de descomposición del cuerpo humano lo que más influye es el lugar donde muere la persona.

“Todo va a depender donde la personas se muera, el ambiente, y también depende de la causa que muera”, manifestó Bobadilla a EL HERALDO.

“El medio ambiente donde uno muera tiene mucho que ver con lo que le va a pasar a su cuerpo”, comentó.

Detalló que ningún cuerpo produce gusanos, sino que son fenómenos externos del cuerpo, ya que las moscas depositan huevos y a las 48 horas ya hay gusanos. “Todos esos fenómenos ayudan al médico a establecer el diagnóstico del tiempo de muerte”, comentó.

Asimismo, dijo que ayudan a identificar a los fallecidos y las causas que le provocaron la muerte.

El forense cuestionó que en una escena del crimen los cuerpos se levantan sin analizar el lugar donde falleció, por lo que los signos post mórten se alteran.