La suerte de una auxiliar de enfermería infectada de ébola en España, cuyo estado de salud se agravó este jueves, causaba inquietud en la opinión pública mundial, que se enfrenta al fantasma de un nuevo sida.
'En los treinta años que llevo trabajando en la salud pública, lo único comparable ha sido el sida', estimó Tom Frieden, director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos.
El grito de alarma fue secundado por el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, que denunció que la respuesta internacional 'hasta ahora ha sido más lenta que el ritmo de transmisión de la enfermedad'.
El martes murió un liberiano que estaba internado en Texas (centro-sur de EEUU), y en España son siete las personas que han sido hospitalizadas por el momento por precaución tras haber estado en contacto con la auxiliar Teresa Romero, de 44 años, que se debate entre la vida y la muerte.
La contaminación de Romero en Madrid, en medio de aparentes fallas graves en los protocolos sanitarios, provocaron alarma.
El jefe de la ONU, Ban Ki-moon, pidió multiplicar 'por 20' la ayuda actual para intentar poner freno a la epidemia.
La vida de Romero corre 'un grave riesgo', dijo el presidente de la región de Madrid, Ignacio González.
La técnica sanitaria, internada en el Hospital La Paz-Carlos III, es la primera persona que se contagia fuera de África occidental, donde esta implacable fiebre hemorrágica ha dejado más de 3.900 muertos este año.
Los CDC pronosticaron que el número de infectados podría ascender a 1,4 millones para enero si no se toman medidas firmes para combatir la enfermedad, que se contagia por contacto con fluidos corporales de una persona infectada y provoca fiebre, diarrea, vómitos y agudo dolor muscular y en las articulaciones.
Gran Bretaña anunció que iniciará controles antiébola en los aeropuertos londinenses de Heathrow y Gatwick y en los terminales de Eurostar.
Un británico murió en un hospital de Macedonia con síntomas que parecían ser de ébola, y las autoridades sanitarias de ese país esperaban los resultados de análisis hechos en Alemania para confirmar o desmentir el diagnóstico.
Canadá y Estados Unidos anunciaron que aplicarán también fuertes controles a los pasajeros que lleguen a sus aeropuertos procedentes básicamente de Liberia, Sierra Leona y Guinea.
El estado mexicano de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos, decidió aplicar una vigilancia epidemiológica en albergues y puntos de tránsito de emigrantes, así como en el puente internacional donde arriban los menores repatriados de suelo estadounidense.
Otros países de América Latina tomaron medidas para prevenir y detectar la enfermedad.
Inquietud en España
En un informe abrumador, Juan Manuel Parra, doctor español de urgencias de 41 años, describió las 16 horas que se ocupó de Teresa Romero el 6 de octubre y dijo haber usado una protección insuficiente antes de que la paciente fuera diagnosticada.
Considerado de 'alto riesgo' debido a tales contactos, el doctor ingresó voluntariamente el miércoles al hospital pese a que no presenta síntoma alguno.
Esa misma noche fue también hospitalizada una médica de atención primaria que había atendido a Romero antes de saber que había contraído el virus. Y, en la mañana del jueves, otro médico. Ambos sin síntomas.
El periodo de incubación de la enfermedad oscila entre 10 y 21 días y, según los expertos, el virus se contagia a partir de que se manifiestan los síntomas.
También está aislado un enfermero que, como Romero, atendió a dos misioneros españoles, repatriados desde África y que murieron en Madrid el 12 de agosto y el 25 de septiembre.
Durante una videoconferencia de los responsables de seguridad sanitaria de los 28 países de la UE, un representante del gobierno español admitió el miércoles una 'posible relajación de algunos procedimientos' cuando se trató al segundo misionero repatriado.
La oposición socialista española pidió al gobierno que cree un 'comité de crisis' para 'mejorar la comunicación y la organización'.
Canadá dijo por su parte que espera la luz verde de la Organización Mundial de la Salud para mandar entre 800 y 1.000 dosis de una vacuna experimental a los países afectados.