A sus 28 años, es uno de los barberos más reconocidos en la capital política del país, y cómo no, el resultado que deja con la tijera y una que otra máquina en el cabello de hombres y mujeres le ha catapultado para que su barbería sea una de las más visitadas.
Al sonido envolvente de la pieza Sweet Child O’ Mine del grupo estadounidense Guns N’ Roses, Moisés Vargas nos contó cómo siendo un jovencito incursionó en el antiguo oficio de la barbería, pero con un toque de modernismo.
Inició como un juego
Con la tijera en una mano y el peine en la otra, el capitalino recordó cómo fueron sus primeros días, cuando jugaba a ser el barbero de sus primos.
“Tenía 17 años, recuerdo que mi primo se cortaba el pelo él solo con una máquina que tenía. Un día le dije que si yo se lo cortaba y así fue mi inicio, así fue como fui agarrando cancheo (experiencia), después siguieron mis amigos y así fui tomando confianza”, relató.
Los cipotes siguieron llegando al bloque 93, del sector 6 de la colonia Hato de Enmedio, la habilidad de “Rasmoi”, como le dicen de cariño sus amigos, iba en auge, cada vez más cerca del profesionalismo.
“Comencé en la casa, los sentaba en un balde, después en una silla común y más adelante pedí trabajo en una barbería de aquí del Hato, de un buen amigo por cierto, él ahora está en Estados Unidos”, siguió contando.
Los años pasaron y con algo de experiencia adquirida en el corte de cabello, como pudo adquirió una silla para barbería y la llevó a su casa, “era un silla clásica, esa fue mi primera silla”, rememoró el barbero.
Sus primeros pininos
Pero el jovencito, que empezó el oficio de la barbería como un juego, ya estaba entrando a la adultez y debía de buscar cómo salir adelante y agenciarse de ganancias por el trabajo que ya podía desarrollar muy bien.
“Se corrió la voz, mi casa pasaba bastante congestionada y poco a poco los amigos que llegaban a cortarse el pelo me fueron recomendando; cuando vieron que yo cortaba bien, inclusive gente que viene fuera de Tegucigalpa, llegaba donde mí”, contó con orgullo el oriundo del Hato de Enmedio.
Desde hace tres años fundó su propia barbería, la cual erigió bajo el nombre de Rasmoicutz, que vendría siendo como “Los cortes de Rasmoi”.
Explicó que el mote de “Rasmoi” se debió a que un amigo le llamó así porque en su adolescencia usaba el pelo en rastas, un tipo de trenzas estilo caribeño.
Rasmoicutz está ubicada en la calle principal del sector 3 de la colonia Hato de Enmedio, a solo unos metros de la conocida Placita.
Es un barbero calificado
Sus guantes de látex color negro hacen juego con la temática de la barbería, cada vez que Moisés toma las tijeras y sus máquinas para dejar satisfechos a sus clientes, con cualquier tipo de look que deseen les sea cortado.
Y es que Moisés no se quedó solo con su empirismo, en el 2016, buscando ser mejor cada día, ingresó al Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) para certificarse como barbero y así fue.
Unos meses le bastaron para que su paso por el Infop solo fuera un trámite, ya que los instructores le notificaron que él ya desempeñaba muy bien el oficio. En octubre de ese año, dicha institución le dio la certificación de competencia laboral como barbero.
Además, ha participado en competencias internacionales donde ha obtenido honrosos lugares en representación de Honduras.
Moisés se ha constituido en un profesional, pero sus virtudes no las ha dejado sólo para atesorar su propio pecunio, su visión también ha sido altruista y periódicamente asiste a fundaciones que velan por los más desposeídos y les corta el pelo gratuitamente.
En Rasmoicutz laboran junto a Moisés, Gerardo Lanza -también certificado por Infop- y un experto en el corte de cabello, además están en proceso de aprendizaje otros tres jóvenes, entre ellos la jovencita Sarahí Guerrero, quienes sueñan con tener algún día la destreza con la que hoy cuenta “Rasmoi”.
