Tegucigalpa, Honduras.- Con menos de 500 mil votos obtenidos en las elecciones generales -hasta el momento-, y ante una abultada diferencia con relación a sus dos grandes contendientes, el Partido Libertad y Refundación (Libre) se ha resignado casi de forma absoluta.
El Partido Liberal (PL) lleva contabilizados 1,023,359 votos y el Partido Nacional suma 1,007,528 marcas, mientras que Libre tiene 483,288 votos; consumándose una derrota matemáticamente irreversible.
Así, de invariable a esas cifras, está el ánimo de la militancia de Libertad y Refundación, la que desistió de una potencial expresión publica en las calles del país, debido a la abrumadora derrota en las urnas.
Muy pocas manifestaciones de disgusto se han hecho sentir en público, como en ocasiones anteriores lo hacían los seguidores del combatiente partido Libre; pero algunos sí lo han exteriorizado mediante sus redes sociales.
Resignados
El conteo de votos todavía continúa su marcha, pero desde Libre la directriz ha sido, desde la dirigencia, no tocar más el tema, y las bases han acatado la instrucción.
Este día la candidata a la presidencia de la República, por parte de Libre, Rixi Moncada, dio declaraciones a la televisora sudamericana Telesur, en la que volvió a reiterar lo que para ella fue una manipulación al sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Entre tanto, en su sede, en la casa del partido, ubicada en la colonia Humuya, en la capital Tegucigalpa, la actividad y el movimiento de los miembros de Libre es casi nula. Desde el día de las elecciones, justo cuando se dio el primer corte del conteo de votos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), la presencia se redujo ostensiblemente.
El Partido Libertad y Refundación está obteniendo la membresía de 34 diputados para el próximo Congreso Nacional (CN), una exigua cantidad, comparado con los 50 que salieron electos bajo su bandera en las elecciones generales de 2021, aunque con el pasar de los años se fueron yendo hacia otros partidos.
El silencio de la militancia de Libre no es para menos; la institución política se ha venido abajo en la parte anímica, al enterarse y convencerse de que su carga electoral o membresía no era la que se había creído desde que ganaron las elecciones en 2021, para luego tomar el poder en enero de 2022.