Honduras

Honduras otra vez en llama

30.11.2017

La historia se repite en menos de una década. Honduras otra vez en llamas. Nuestros políticos no aprendieron la lección de 2009. No escarmentaron.

Hasta Dios nos puede castigar por ser hijos tan mal portados. Un país pobre, andrajoso, casi mendigo internacional –y para algunos hasta un “Estado fallido”- hoy se desangra de nuevo. El motivo: o

tra vez la Presidencia de la República. Una vez más queda plenamente demostrado que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Somos el hazmerreír. Hoy otra vez enfrentados entre hermanos.

Por lo menos se hubieran ahorrado el trabajo de invitar a la Unión Europea, a la OEA, a la Asociación de Partidos de LA, para no tener testigos “in situ” de nuestra tragedia. Triste volver a ver el nombre de Honduras en las televisoras y diarios extranjeros por otra crisis política.

Que los noticieros en varias ciudades de Estados Unidos se ocupen de nuestra patria por protestas de la comunidad hondureña radicada en esas latitudes exigiendo justicia electoral y preguntando el por qué la tardanza del Tribunal Supremo Electoral en declarar al Presidente electo.

Y, si nuestros políticos son incapaces de concertar acuerdos, de sentarse en una misma mesa y dialogar por Honduras y para Honduras, quién, entonces, pondrá orden.

¿El Departamento de Estado? Acaso no sentirán remordimiento, algún cargo de conciencia, una pizca de lástima, por todo el daño que le están causando a su pueblo, a la imagen del país, y a la misma economía.

La pobre gente anda con los nervios de punta en esas calles de Dios. Universidades y escuelas han cerrado sus puertas y lo mismo han hecho muchas empresas.

El tráfico es un infierno en calles y carreteras ante tantas manifestaciones. Pero eso a nadie le importa. Primero yo, después yo y, por último, yo. Por si a alguien se le ha olvidado, habrá que recordarle que Honduras es de todos.

Somos casi nueve millones de hondureños y todos tenemos derecho a vivir en esta tierra. Y a vivir en paz. Sin terror, sin zozobra y sin persecuciones. Veámonos en el espejo de Venezuela o en el de la Argentina de los Kirchner.