Los Ángeles, Estados Unidos.- Ozzy Osbourne reveló poco antes de su fallecimiento que llegó a considerar el quitarse la vida debido al dolor y la desesperación que sufrió tras una operación fallida en el cuello. El testimonio forma parte del documental póstumo Ozzy: No Escape From Now, que se estrenará el 7 de octubre en Paramount+.
“El pensamiento de no volver a actuar me llevó a una depresión profunda”, dice el músico británico en la producción. “Estoy tomando antidepresivos ahora, porque en algún momento estuve preparado para acabar conmigo mismo”, confiesa el artista, que murió el 22 de julio a los 76 años.
El exlíder de Black Sabbath fue sometido a varias cirugías de cuello y columna después de una caída en 2019 que desplazó los metales implantados tras su grave accidente con un quad en 2003. Aquella intervención, según relata, agravó sus lesiones previas y deterioró aún más su movilidad.
A pesar de las ideas suicidas, Osbourne admitía que el miedo a no lograrlo lo contuvo: “Conociéndome, lo haría a medias y seguiría vivo. Esa sería mi suerte”, bromea en uno de los pasajes del documental.
El deterioro físico y la intervención “demasiado agresiva”
Sharon Osbourne, su esposa, explica en la cinta que la cirugía marcó el inicio del declive físico del músico. Según detalla, un médico posterior calificó el procedimiento de “demasiado agresivo” y aseguró que el uso de tornillos y placas metálicas “no era necesario”. “Intentaron repararlo después, pero el daño principal ya estaba hecho”, afirma Sharon.
Su hijo Jack comparte una visión similar: “El Parkinson avanza, pero el verdadero problema fue el daño nervioso causado por la mala cirugía. Aquel médico le quitó la capacidad de moverse”, lamenta.
Osbourne había hecho pública su enfermedad de Parkinson en 2020. Pese a las dificultades, llegó a ofrecer un último concierto con Black Sabbath semanas antes de su muerte, en lo que se convirtió en su despedida de los escenarios.