Tegucigalpa, Honduras.- En Semana Santa, es común que resurjan afirmaciones religiosas ampliamente compartidas que no siempre tienen respaldo en las Escrituras ni en la historia de la Iglesia.
Estas creencias, muchas veces transmitidas por tradición oral o difundidas en redes sociales, pueden convertirse en desinformación.
Frente a este escenario, hablar del tema con la familia puede resultar complejo, especialmente cuando la fe está en juego.
No obstante, expertos en religión y verificación de datos dicen a EL HERALDO Verifica que es posible aclarar conceptos erróneos sin ofender ni debilitar la espiritualidad de nadie.
Entre las creencias más comunes de la temporada están la idea de que María Magdalena fue una prostituta, cuando en realidad no hay ninguna mención directa en la Biblia que lo confirme.
Esta asociación se originó en una homilía del papa Gregorio I en el año 591, pero fue desmentida por el Vaticano siglos después.
También es habitual escuchar que Jesús murió un viernes y resucitó un domingo, cumpliendo tres días y tres noches de sepultura, aunque los relatos evangélicos no coinciden literalmente con esa cronología.
Otras creencias como que comer carne en Semana Santa es pecado no tienen base bíblica, sino que son tradiciones disciplinarias impuestas por la Iglesia en determinados contextos históricos, especialmente en el catolicismo.
Conversar sin confrontar
“El problema no es la fe, sino cuando se confunden prácticas culturales con verdades reveladas”, señaló un feligrés consultado por EL HERALDO Verifica.
“Muchas veces repetimos cosas por costumbre, sin saber de dónde vienen”, agregó.
Abordar estos temas en un entorno familiar requiere respeto. Especialistas recomiendan comenzar con preguntas abiertas como “¿sabías que esto tiene otra versión?” o “¿has leído lo que dice realmente el Evangelio sobre esto?”. Estas frases permiten introducir una conversación sin confrontar.
Apoyarse en fuentes confiables, como la Biblia o documentos eclesiásticos, ayuda a construir puentes en lugar de levantar muros. La Biblia Reina Valera 1960, ampliamente aceptada en la región, es un punto de partida accesible.
Hablar sobre desinformación religiosa no es atacar la fe, sino profundizarla.
En muchos casos, creencias populares que parecen incuestionables no tienen base bíblica o histórica. Aclararlas, con respeto y amor, no debilita la espiritualidad: la fortalece.
