Hilda Caldera comenzó su cruzada para que el asesinato de su esposo, el exasesor de la Policía Nacional Alfredo Landaverde, no quede impune.
Caldera se reunió ayer con la embajadora de Estados Unidos en Honduras, Lisa Kubiske, para solicitarle protección y asistencia para que se investigue profesionalmente la muerte de su esposo.
Caldera fue acompañada a la sede de la delegación diplomática por su hija Elvia Landaverde, Héctor Caldera (hermano de la viuda y quien vino de Venezuela) y por los dirigentes del Partido Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH) Felícito Ávila, Ramón Velásquez Názar y Augusto Cruz Asensio.
Después de la reunión con la embajadora Kubiske, Hilda Caldera dijo a EL HERALDO que 'vine a buscar apoyo externo para que se investigue el crimen de mi esposo'. Agregó que la embajadora Kubiske le manifestó el apoyo y la solidaridad del gobierno estadounidense, 'pero no sé cuál es el apoyo, que le parecía algo que había que solucionar y que tenía el apoyo de la Embajada'.
La viuda de Alfredo Landaverde dijo que tenía miedo, pero tenía que continuar con esta lucha para que se investigue el crimen. La colaboración que pide Caldera de parte del gobierno de Estados Unidos es porque en este momento mantiene un sentimiento de desconfianza, según lo expresó en Foro de Canal 10.
'Esto empieza un camino de esperanza, un camino de vida, un camino de amor. Mi esposo se inmoló, que no haga falta otro muerto para que se hagan las cosas como deben hacerse', expresó.
La doliente dijo estar consciente de que su reclamo para que se esclarezca el fallecimiento de su esposo puede costarle la vida. Para darle protección a Caldera se le ha proporcionado un 'vehículo especial' y algunos agentes que la custodian, indicó la viuda.
