Los constantes maltratos se acumulan, seguidos del arrepentimiento y la reconciliación que no tienen sentido para muchas mujeres. Las palabras de sus parejas no significan nada, porque los golpes y reclamos están acabando con su salud física y emocional.
Paulatinamente, las agresiones aumentan en intensidad, y allí es donde las féminas deben reconocer que están en peligro de muerte.
Para conocer a profundidad cómo identificar esa situación de riesgo potencial y cómo prevenirla, consultamos con el psiquiatra Reynaldo Moncada.
“En varios hogares hondureños el ciclo de la violencia es ya algo determinado, en donde la acumulación de tensiones llega a un momento de quiebre en el que el agresor ejerce el maltrato violento seguido de un estado de culpa y reconciliación”.
Según explicó el entrevistado, generalmente las posibles víctimas de violencia son las damas con las siguientes características:
- Educadas en ambientes generalmente violentos: donde el padre ha sido muy autoritario y a veces agresivo.
- Con responsabilidades múltiples: siendo la hija mayor destinada a obligaciones superiores a las de su edad. Se convierten en proveedoras que tienden a satisfacer las necesidades de los demás.
- Sobreprotegidas: educadas bajo el mandato de ser sumisas a la autoridad patriarcal. Repiten el patrón de conducta en la familia que forman. Con ello mantienen una baja autoestima y un gran temor por enfrentar el mundo solas, “creen que solo el hombre les pueda dar algún tipo de valor y que es necesario que este se mantenga a su lado sin importar cualquier tipo de maltrato”, lamentó el doctor.