Tegucigalpa, Honduras.- La idea de que aquello que nos molesta o nos incomoda en los demás suele ser un reflejo de algo que también tenemos o tememos mostrar suele sintetizarse popularmente en la frase “lo que te choca, te checa”. Pero, ¿de qué manera?
Véalo así: las críticas externas recurrentes (no siempre expresadas de manera verbal o pública) tienden a simular un espejo de conductas, posturas o inseguridades propias sobre las que quizás todavía no hemos hecho consciencia o nos negamos a reconocer.
En otras palabras, lo que criticamos con intensidad en nuestro entorno puede estar señalando algo que a su vez existe en nosotros y que debemos empezar a trabajar.
Desde la psicología este fenómeno se conoce como “proyección”, un mecanismo de defensa identificado por Sigmund Freud que consiste en atribuir a otros pensamientos, emociones o rasgos que, en el fondo, pertenecen a nuestra propia psique.
Por ejemplo, si alguien nos molesta por ser arrogante, tal vez sea porque, en alguna medida, también tenemos una tendencia a la arrogancia o tememos parecerlo. Si nos enfurece la impuntualidad ajena, puede que en el fondo sepamos que no siempre somos tan puntuales como quisiéramos.
Por otra parte, aceptar que el mundo exterior suele ser un espejo de nuestro interior no significa justificar las actitudes de los demás ni asumir culpas innecesarias. Se trata de una invitación a la autoexploración y al crecimiento personal.
La próxima vez que algo en otra persona le perturbe profundamente, preguntaese: ¿Qué dice esto sobre mí? Tal vez encuentre respuestas que lo empujen a evolucionar.
Redirija este concepto a su favor
En lugar de ver sus propias molestias como simples defectos ajenos, intente utilizarlas como una oportunidad para conocerse mejor y trabajar en su desarrollo personal. Aquí algunos pasos para hacerlo:
Identifique detonantes. Deténgase un momento a reflexionar sobre qué comportamientos de los demás le generan reiteradamente una reacción emocional intensa. Una vez recopilada la información, seguro habrá puentes en común sobre los que podrán construir sus propias teorías.
Preguntas clave. Pregúntese, en más de una ocasión si es necesario, si de alguna manera refleja o teme reflejar ese mismo rasgo en sus interacciones. La introspección profunda y la honestidad son precisas.
Practique la autocompasión. Reconocer aspectos propios que no nos agradan puede ser incómodo, pero es un paso fundamental para el crecimiento personal. Déjelo, en primera instancia, en sus manos, y luego considere buscar ayuda.
De crítica a aprendizaje. En vez de enfocarse en juzgar a los demás, utilice esa energía para mejorar su propio comportamiento. Quizá no pueda cambiar a su entorno, pero sí puede aprender a reaccionar diferente ante este.