TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles”, dijo alguna vez el escritor francés Ernest Renan, quien de manera sabia y breve explica que la vida está llena de desafíos y giros inesperados que prueban nuestra fortaleza y determinación ante la adversidad, que más allá de ser un obstáculo puede ser un canal de profundas lecciones.
En su esencia más cruda, la adversidad se presenta como cualquier experiencia que desafía nuestra estabilidad emocional, mental o física. Se puede desencadenar por diversos motivos, “ya sea por la pérdida de un ser querido, un fracaso profesional, una enfermedad grave, ruptura sentimental o cualquier experiencia que confronte la vulnerabilidad del individuo”, detalló la psicóloga Helen Maradiaga.
Y es que al encontrarse cara a cara con la adversidad nos forzamos a enfrentar la realidad y fragilidad que nos acompañan. “La mente activa mecanismos de supervivencia inmediata, desatando respuestas de lucha o escape”, explicó la entrevistada.
Aún cuando en ese momento no logramos determinar completamente la situación, la adversidad despierta un potencial desconocido.
Nos hace más fuertes, más capaces y más perseverantes.Sin embargo, no todas las personas logran canalizar estas dificultades de la misma forma.
“El cómo cada uno enfrenta la adversidad puede variar por el historial personal, apoyo que reciba de su entorno y lo más difícil de tratar: las propias luchas internas”, puntualizó Maradiaga.

Mientras unas personas hallan una chispa de motivación en la hostilidad, otros, en cambio, se sienten abrumados y derrotados.
Técnicas a considerar
La experta sugiere que para transformar la adversidad en crecimiento debe partir por practicar la autocompasión, “trátense con el mismo amor y amabilidad que le ofrecen a sus amigos”, dijo; la meditación y atención plena puede ser de utilidad para reducir el estrés.
Establezca metas pequeñas y alcanzables para tener un sentido de propósito y dirección, esto sin olvidar que el dolor existe y es parte del proceso de sanación
Efectos positivos
Aquellos que han atravesado y superado grandes desafíos desarrollan una mayor empatía, perspectiva más amplia de la vida y una capacidad reforzada para enfrentar futuras vicisitudes.
También enseña “a valorar las pequeñas victorias, ser agradecidos por los momentos de paz y entender que el sufrimiento puede ser un puente hacia una mayor comprensión de nosotros mismos y de los demás”, resaltó la experta.