Tegucigalpa, Honduras.- La vida a veces nos enfrenta a pruebas inesperadas y hoy Flavia Leonela Amador pide un granito de arena para su madre, María Castro, de 80 años, quien sufrió un accidente cerebrovascular que puso en riesgo su vida el pasado viernes 26 de diciembre.
Doña María llegó prácticamente sin signos vitales desde Ojojona al Centro Médico Hondureño, donde el equipo médico actuó de inmediato para lograr salvarle la vida.
“Ayer a las 11:00 de la mañana mi madre fue sometida a una operación de emergencia para colocarle una válvula que drene el líquido acumulado en su cerebro, un procedimiento delicado debido a su edad”, narró con tristeza su hija Flavia Amador.
La entrevistada dijo a EL HERALDO que debido a que no se pudo retirar todo el coágulo de sangre, doña María depende ahora de un tratamiento que limpia su cerebro poco a poco, mediante un medicamento que ayuda a absorber y deshacer la sangre acumulada de manera natural.
Sin embargo, los gastos médicos son elevados y la familia enfrenta una situación económica complicada. Entre cirugía, hospitalización y medicación diaria, se estima un costo total de 200 mil lempiras, cifra que supera las posibilidades de su hija Flavia y demás familia.
Es por eso que a través de este medio, Amador hace un llamado a la solidaridad de los hondureños, invitando a todas las personas de buen corazón a aportar un granito de arena que permita que su madre continúe recibiendo atención y tratamiento adecuados.
La familia vive en el barrio El Cementerio, en Ojojona, y cualquier ayuda será recibida con profunda gratitud. Para la familia cada apoyo económico es un gesto también o un abrazo lleno de esperanza para doña María y sus seres queridos.
Quienes deseen colaborar pueden comunicarse al celular 9319-9461 o realizar sus donaciones a las siguientes cuentas bancarias: Banco Atlántida 00002020458283 o Banco de Occidente 21 4031277570, a nombre de Flavia Leonela Amador, identidad 80119902485.
Cada aporte permitirá cubrir la medicación diaria, la supervisión médica y los tratamientos complementarios, indispensables para la recuperación gradual de María. Su hija confía en que, con la ayuda de los hondureños solidarios, su madre tendrá una segunda oportunidad de vida.
La historia de doña María merece ser escuchada como un ejemplo de la solidaridad que marca la diferencia entre los hondureños de buen corazón. Cada granito de arena y cada gesto de apoyo representa esperanza y fuerza para que doña María sega luchando.
“Cada pequeño gesto es una oportunidad de salvar la vida de mi madre”, asegura Flavia con esperanza mientras esperan que su madre reaccione favorablemente tras la anestesia.