Unos 11 kilómetros hacia el noreste separan a Tegucigalpa del rinconcito que la Virgen María escogió para hacerse catracha: El Piligüín.
Corría el amanecer de un sábado 3 de febrero de 1747 cuando en este sitio, un espeso bosque de coníferas, los campesinos Alejandro Colindres y Lorenzo Martínez encontraron una imagen de la Virgen de la Concepción; 178 años después del impresionante hallazgo, la efigie donde se advierten los rasgos de una auténtica hondureña, de lacia cabellera, mejillas ovaladas y ojos oscuros de piedad infinita, es declarada por el papa Pío XI como la patrona de Honduras, en la advocación de Nuestra Señora de Suyapa.
Especial: Virgen de Suyapa
Legado ancestral
En es contexto, la aldea de El Piligüín por su paisaje salta a la vista como una magnífica postal: sus casas sencillas de extensos patios, y en su interior cocinas olorosas a leña de pino, hacen contraste con las verdes colinas.
El ambiente tranquilo que ofrece esta aldea caracterizada por su clima fresco es interrumpido por el ruido de los vehículos que circulan por calles de tierra, donde anteriormente sus habitantes tenían que abrirse paso a lomo de mula.
Hace 266 años El Piligüín se convirtió en el lugar donde se gestó el milagro del hallazgo de la venerada imagen de la patrona de Honduras: la Morenita de Suyapa.
De acuerdo con Víctor Ruiz, vicario de la Parroquia de Nuestra Señora de Suyapa, esta comunidad representa el origen de lo que los hondureños pueden afirmar respecto a su identidad católica y devoción mariana.
“Hace 266 del encuentro con la Virgencita de Suyapa. Si bien en la comunidad de Suyapa se acunó la devoción, es en El Piligüín donde se gestó el milagro, por eso este lugar es origen de nuestra identidad religiosa.
Enfatizó que este sitio debe ser siempre un lugar de peregrinación, y debemos volvernos peregrinos así como lo fueron Alejandro Colindres y Lorenzo Martínez, y qué mejor que aprovechar el Año de la Fe para propagar la devoción.
“El Piligüín tiene que ser un lugar de peregrinación más en el Año de la Fe, que nos sugiere celebrar nuestra fe, proclamarla a ejemplo de María de Suyapa por los tantos devotos que tiene y ha tenido por generaciones”.
El vicario recordó que no debemos olvidarnos de esta comunidad, sino que hay que mantener la mirada puesta en ella.
Abandono
Pese a que a lo El Piligüín representa como lugar de veneración, después de este tiempoha tenido cambios significativos en cuanto a su desarrollo, pero no suficientes para su despegue.
Sus habitantes se dedican al cultivo de hortalizas, flores y frutas.
La comunidad dispone de energía eléctrica desde 1985 y se han realizado proyectos con ayuda de los habitantes. También tienen el servicio de agua potable, algo que han conseguido a través de proyectos comunitarios.
Con una población de más de dos mil habitantes, en la aldea solo hay una escuela y un jardín de niños, para asistir al colegio los jóvenes tienen que viajar a Tegucigalpa.
Tampoco hay centro de salud para brindar asistencia médica, solo una clínica privada, a la que no todos los pobladores tienen acceso.
Lo que sí conserva la aldea El Piligüín es la humildad y la sencillez que sin duda cautivaron a la Santísima Madre y por eso decidió escoger este terruño para hacerse hondureña. Aunque la imagen de la Morena fue encontrada por pobladores de Suyapa, la veneración, fervor y devoción que le profesan los fieles de El Piligüín a la patrona son incondicionales.
“Sentimos tanto amor, devoción y fe por nuestra Virgencita en este lugar... ella aquí tiene enterrado el ombligo y su altar lo tiene en nuestros corazones”, declaró Elvia Bustillo de Elvir, una devota de la comunidad.
A falta de un santuario o un sitio especial para peregrinar o rendirle tributo a la reina de Honduras, en el sitio del hallazgo se levanta una pequeña capilla con una réplica de la Morenita en su interior.
Igual se conserva el pozo donde fue encontrada la imagen, que los pobladores consideran una auténtica reliquia. Pero también hay una ermita construida de madera hace aproximadamente 45 años. En la comunidad hay fiesta y se prepara para celebrar los 266 años del encuentro con la patrona, los pobladores ansían que la Virgen Peregrina los visite y les dé el consuelo de su santa bendición.