Tegucigalpa

Comerciantes regresan a sus locales en el centro histórico

Movidos por la necesidad y cobijados con fe y esperanza, los pequeños emprendedores invitan a los capitalinos a acatar las medidas de bioseguridad

FOTOGALERÍA
14.06.2020

TEGUCIGALPA,HONDURAS.-Sentada en un pequeño banco de madera, Narcy Cruz revisa el inventario de productos, hace algunos apuntes y observa el ingreso de un comprador.

Tras 19 años como comerciante vendiendo zapatos a inmediaciones de Casa Alianza, califica de “único” el momento de emergencia que la obligó a cerrar casi tres meses su establecimiento.

Aunque su negocio se ve surtido, dice que los clientes preguntan por otras tallas a las cuales solo podría acceder si “permiten entrar el comercio al país, porque hay productos que vienen de Panamá, China o Estados Unidos”.

A una semana de abrir, manifiesta que pese a que ahora todos portan mascarillas y hay que ofrecer gel antibacterial todo “está normal, casi igual que antes de la cuarentena”.

Recuperación
EL HERALDO
recorrió las calles y avenidas del centro histórico de Tegucigalpa y constató que, a una semana del inicio de la actividad comercial, el desolado paraje está desapareciendo.

Los primeros en abrir sus negocios para retomar sus actividades con ciertos protocolos de bioseguridad fueron los pequeños negocios.

En ese sentido, se tomó como muestra dos kilómetros de la avenida Miguel de Cervantes hasta la calle Morelos. En el área delimitada, más de 30 establecimientos ofrecen atención a los capitalinos.

Específicamente ya operan ocho locales de prendas de vestir, cuatro fotocopiadoras y trabajos secretariales, cinco puestos de comidas y abarroterías.

Asimismo, ópticas y sastrerías dicen presente a la nueva modalidad de atención al cliente.

Hay que destacar que durante el trayecto, la mayor cantidad de visitantes prevalecía en farmacias e instituciones bancarias.

En otros lugares, empleados de relojerías, barberías, salones de belleza y reparaciones de celulares atendían con esmero y bajo las medidas exigidas para permitir sus operaciones.

La Peatonal
Según Donadín Fuentes, gerente de Orden Público, solo en el Paseo Liquidámbar han otorgado 150 permisos de operación comercial.

Sin embargo, aunque por el vetusto adoquín policías municipales corretean vendedores ambulantes, y la gente va y viene, el ambiente de normalidad no alcanza su totalidad.

Los negocios de renombre, las tiendas más grandes y llamativas mantienen sus cortinas abajo.

En la zona, los pequeños emprendedores son los que afrontan la nueva realidad e “invitan a no tener miedo, equiparse con mascarillas y llegar a comprar”.

Una de ellas es Sonia Flores, quien de sus 59 años de vida 36 los ha dedicado al comercio, de los que 13 los ha vivido dentro del negocio Variedades Sonia.

Con una careta, lentes y mascarilla aseguró que desde el pasado martes “Dios no nos desampara porque siempre hacemos para la comida”.

El local en la concurrida posición cuesta 50 mil lempiras, el pago se divide junto a otros comerciantes dentro del establecimiento.

Según otros emprendedores consultados, una dificultad que por los momentos tienen que costear es aplicar las medidas de bioseguridad y que las personas aún no se animan a salir de sus casas para hacer sus compras.