Una suave brisa rozó su entristecido rostro, en sus ojos aún, después de dos años, se refleja su dolor, su incondicional amor de madre y su deseo de justicia.
A simple vista la escena rompe el corazón, una madre herida carga en su mano el retrato de su amado hijo, aquel que era la alegría y la luz de su hogar pero que le fue arrebatado de la forma más cobarde.
El silencio abrigó sus acciones, con el mayor de los cuidados ubicó el retrato en blanco y negro de su hijo en medio de un cúmulo de adornos, arregló las flores en dos sencillos floreros y colocó a lo largo de su tumba un rosario con la imagen de la virgen del Sagrado Corazón de Jesús.
“Hijo, reza por nosotros” es la petición que doña Aurora Rodríguez de Pineda, madre de Carlos David Pineda, hizo al pie de la tumba de su segundo hijo.
Carlos David Pineda fue asesinado por elementos de la Policía Nacional el pasado 22 de octubre de 2011 junto a su amigo Rafael Alejandro Castellanos, hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos.
Ambas madres visitaron las tumbas de sus hijos para reflexionar y prometer que su lucha por la justicia no cesará.
Para Pineda la sepultura, todavía sin lápida, se ha convertido en su lugar de reflexión, y ahora, ante la impunidad del crimen de su hijo, es su único consuelo.
Ordenar los adornos que el viento deja caer sobre la tumba aún le recuerda los cuidados que brindó a su pequeño durante 22 años.
“Han sido bien difíciles estos dos años, es un calvario para nosotros y lo peor del caso es que no hay esperanzas de que podamos consolarnos, es algo bien difícil de aceptar”, expresó Pineda a EL HERALDO.
“Carlos era un pilar bien importante en la casa, además de que era un hijo tan especial era la alegría de la familia, era el chistoso, estaba dispuesto a celebrar, para él la vida era una fiesta”, recordó mientras observaba la tumba de su hijo.
A dos años de un lento y obstaculizado proceso de investigación todavía dos policías, Wilfredo Figueroa Velásquez y Carlos Geovanny Galeas, que participaron en el crimen, permanecen prófugos de la justicia.
Mientras que otros cuatro, Santos Arnulfo Padilla, José Rubén Pozo López, Gabriel Donatilo Marcía Hernández y Wilson Roberto Córdova Rodríguez, están a la espera de sentencia.
Para estos la Fiscalía ha pedido 66 años de reclusión, castigo que podría ser confirmado por el tribunal de sentencia el próximo 24 de noviembre.
Pese a que este es uno de los pocos crímenes que supuestamente son investigados, Pineda aseguró que no existen esperanzas para enjuiciar a los verdaderos culpables, que permanecen prófugos.
“Eran los primordiales del caso, no han sido capturados ni son investigados ni están siendo perseguidos. Han querido darle protección a esta gente, seguramente ellos conocen cosas que se estaban haciendo dentro de la Policía”, cuestionó Pineda.
“Yo he conocido varias versiones y me han dicho que el oficial que estaba a cargo de la patrulla ya fue asesinado y que los jefes de la alta cúpula policial no iban a permitir que lo capturaran para que no declarara”, reveló.
Ligados a política
Los procesos de investigación del crimen estarían entorpecidos por la presunta cercanía de policías a un partido político “con opción a ganar”, denunció la rectora de la UNAH.
“Hace como cuatro meses conocimos que las dos cúpulas policiales que antecedieron la muerte de Alejandro y Carlos, y la segunda cúpula removida con la muerte del periodista Alfredo Villatoro, se han estado reuniendo con miembros de un partido político”, reveló.
“Es un partido político con opción a ganar y si ese partido ganara lo que tememos es que pase lo que pasó cuando el ministro Gautama Fonseca suspendió a policías que luego fueron reintegrados”, agregó.
Aunque Castellanos no detalló mayor información del partido, señaló que estos policías “probablemente pudieran estar financiando la campaña de este partido”.
