Sucesos

A tres meses de casarse una bala perdida le frustró su sueño de amor

En vez de festejar una emocionante boda próximamente, se realiza en la zona norte de Honduras un desgarrador funeral repleto de luto y dolor

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28.09.2016

Tegucigalpa, Honduras
Una joven de 22 años tiene un cúmulo de anhelos y metas por delante, y más cuando se está a tres meses de jurarse amor eterno en un altar.

Desafortunadamente los sueños de Jennifer Carolina Gallegos Santosm, para escoger su espléndido vestido de novia y convertirse en una abnegada esposa, terminaron cuando la muerte llegó justo a la puerta de su casa.

Ahora en lugar de festejar una feliz y emocionante boda en diciembre próximo, se realiza en la zona norte de Honduras un desgarrador funeral repleto de luto y dolor.

Todas las ilusiones de una joven enamorada, servicial, carismática y saludable fueron truncados por una bala perdida.

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Sus padres han perdido para siempre un pedazo de sus corazones. Su hija quien próximamente llenaría de alegría sus vidas al contraer matrimonio, ha partido de esta tierra dejando un hueco que jamás podrá ser llenado.

Al recordar cómo se produjo su muerte, es inevitable que el amor de su vida y sus amigos más cercanos también lloren su partida y se vuelquen a las redes sociales para expresarle desde lo más profundo de sus corazones, todo aquello que les gustaría poder decirle en persona.

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Su muerte fue tan repentina que todavía no pueden creerlo. Jennifer recién llegaba a casa después de salir a ejercitarse en las calles sampedranas.

Sólo entró a tomar un vaso con agua y decidió salir a refrescarse unos minutos en la acera de su vivienda, sin imaginarse que serían sus últimos suspiros.

En cuestión de segundos se produjo el tiroteo que le arrebató la vida. La bala impactó directamente en el costado izquierdo de su cuerpo dejándola mal herida.

Todavía con signos vitales sus familiares la trasladaron a un centro asistencial en un intento desesperado de salvarle la vida, pero lamentablemente sus órganos vitales habían dejado de palpitar.

Ahora en lugar de brindar por la felicidad, se realiza en la colonia Satélite de San Pedro Sula, al norte de Honduras un funeral lleno de lágrimas e indignación.

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