Reseña: “Isidoro conversa brevemente con los otros”

Un poemario íntimo y simbólico donde el silencio, el mar y las sombras se entrelazan en una conversación poética

  • 11 de junio de 2025 a las 11:20
Reseña: “Isidoro conversa brevemente con los otros”

Tegucigalpa, Honduras.- Para conversar es necesario quebrar el silencio y se dice quebrar o romper como si el silencio fuera un cristal o un espejo: “he roto el silencio en los espejos” (pág. 12), de esa manera “Isidoro conversa brevemente con los otros”, otros que pueden ser acontecimientos como la lluvia, las cosas u otras bestias.

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En “Isidoro conversa brevemente con los otros” (Índole Editores, 2023), del poeta salvadoreño Rainier Alfaro Bautista, se instalan con claridad los símbolos: las sombras, que son acaso una forma de anonimato, es decir, la forma de algún silencio; y el fuego, con sus notables consecuencias: una hoguera o la tibieza de una ceniza que remite a una llama transformadora, tal vez ceremonial.

Construye un mar con sus olas, su óxido, su sal, sus barcos; un mar que sirve para ir y venir, para marcharse y volver, porque “Isidoro...” es poesía en desplazamiento: “Tengo que marchar sobre las olas / atravesar la marea austral / ir ligero sin prisas ni arrebato” (pág. 19); “cada muerte / cada destierro [...] solo es venir de regreso a una forma” (pág. 22); “el barco que se marcha es un espectro” (pág. 18).

Es claro que el camino que se le propone al lector no se anda a pie y supera nuestras posibilidades físicas.

Por otra parte, aprovecha muy bien la sensación de infinito que generan el mar y el firmamento, cuya ironía consiste en que los concebimos de esa manera porque para nuestros ojos son solamente parciales.

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Los potros, otro de sus espectros recurrentes, también se desplazan y a veces se confunden con el mar: “Hay que morir en verano de pie / frente al oleaje del mar sonriendo / mientras el galope de la espuma arrecia contra nuestro / pecho” (pág. 28), más allá de la figura literaria, es como si todo formara parte de una sola cosa, como si las formas solo fueran variaciones de una única unidad, entonces, si así fuera, no serían ya distintos los reflejos y las sombras de los cuerpos, la conversación de los silencios, los espectros de la materia o lo bestial de lo humano.“Isidoro...” no es un poemario que se circunscribe a un campo semántico, se expande con absoluta libertad a través de los significados, a pesar de su brevedad (quizá de allí el “brevemente” del título) la conversación es ecléctica, diversa y unitaria.

Convergen en él muchos caminos y voces, pero no de manera apoteósica, sino sencilla. Más parecido a un rito personal que se vive sin pretensiones.

Esta es una lectura de permanente retorno, se vuelve una y otra vez a un signo encontrado en páginas anteriores y urge descubrirlo en las siguientes.

Creo que se entiende poco a poco y nunca se sabe exactamente de qué nos habla, no por un descuido ni mucho menos, sino porque nos conversa sobre algo que no sabemos exactamente qué es, pero que no podemos evitar traerlo a nuestras palabras.

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Josué R. Álvarez
Josué R. Álvarez
Escritor y docente

Autor de “Guillermo, el niño que hablaba con el mar”, “Instrucciones para un taxidermista” y “De la estirpe del cacao”. Ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, el Concurso de Cuentos Cortos Inéditos “Rafael Heliodoro Valle” y el Premio Nacional de Poesía Los Confines.

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