Tegucigalpa, Honduras
Figura fundamental del llamado boom de la novela hispanoamericana de los años 60, cuya narrativa se apoyó en un estilo audaz y novedoso, Carlos Fuentes fue sin duda un escritor universal.
El narrador y ensayista mexicano, que recogió los recursos vanguardistas inaugurados por James Joyce y William Faulkner, compartió alguna vez cuáles eran sus diez libros favoritos.
El primero de la lista no podía ser menos que “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra, nada más atinado, justo cuando hoy celebramos el Día del Idioma Español.
El segundo en la lista de Fuentes es otro clásico: “La odisea” de Homero. El poema épico griego compuesto por 24 cantos narra la vuelta a casa del héroe griego Odiseo (Ulises en latín) tras la guerra de Troya.
“Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes.
En el sexto puesto está obra poética de Francisco de Quevedo; en el séptimo peldaño de la lista de Fuentes está “Nuestro amigo común” de Charles Dickens; seguida de “¡Absalón, Absalón!” de William Faulkner, “Cantos” de Giacomo Leopardi y un cierre con broche de oro con “Los miserables de Víctor Hugo, un clásico de la literatura que publicado en 1862 y que es probablemente una de las novelas de crítica social más logradas de la historia de la literatura.
El relato de Los Miserables comienza cuando Juan Valjean es condenado a prisión por un pequeño hurto. Cuando logra huir, la cárcel lo ha convertido en un ser embrutecido y marginado por la sociedad.
Pero la aparición de un buen hombre le hará comprender que puede elegir entre el bien y el mal. Desde ese momento sus actos serán desinteresados y estarán encaminados a ayudar a los demás.
En Los Miserables Víctor Hugo describe la realidad desesperanzada de los sectores bajos del París de mediados de siglo XIX y retrata magistralmente una época plagada de revueltas y cambios que marcarán el principio de una sociedad más justa.
Figura fundamental del llamado boom de la novela hispanoamericana de los años 60, cuya narrativa se apoyó en un estilo audaz y novedoso, Carlos Fuentes fue sin duda un escritor universal.
El narrador y ensayista mexicano, que recogió los recursos vanguardistas inaugurados por James Joyce y William Faulkner, compartió alguna vez cuáles eran sus diez libros favoritos.
El primero de la lista no podía ser menos que “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra, nada más atinado, justo cuando hoy celebramos el Día del Idioma Español.
El segundo en la lista de Fuentes es otro clásico: “La odisea” de Homero. El poema épico griego compuesto por 24 cantos narra la vuelta a casa del héroe griego Odiseo (Ulises en latín) tras la guerra de Troya.
La tercera propuesta de lectura es una tragedia griega: “Antígona” de Sófocles, en la que se enfrentan dos nociones del deber: la familiar, caracterizada por el respeto a las normas religiosas y la civil, caracterizada por el cumplimiento de las leyes del Estado.
El gusto de Fuentes avanza hacia “Macbeth” de William Shakespeare, una historia de crimen y castigo matizada por brujería y elementos sobrenaturales; Macbeth decide asesinar a su rey y tomar la corona. Consciente del horror al que se entrega, forja su terrible destino y se deja poseer por el mal que nace del ansia de poder.
En el quinto peldaño, el autor mexicano ubica “La comedia humana” de Honoré de Balzac.
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En el sexto puesto está obra poética de Francisco de Quevedo; en el séptimo peldaño de la lista de Fuentes está “Nuestro amigo común” de Charles Dickens; seguida de “¡Absalón, Absalón!” de William Faulkner, “Cantos” de Giacomo Leopardi y un cierre con broche de oro con “Los miserables de Víctor Hugo, un clásico de la literatura que publicado en 1862 y que es probablemente una de las novelas de crítica social más logradas de la historia de la literatura.
El relato de Los Miserables comienza cuando Juan Valjean es condenado a prisión por un pequeño hurto. Cuando logra huir, la cárcel lo ha convertido en un ser embrutecido y marginado por la sociedad.
Pero la aparición de un buen hombre le hará comprender que puede elegir entre el bien y el mal. Desde ese momento sus actos serán desinteresados y estarán encaminados a ayudar a los demás.
En Los Miserables Víctor Hugo describe la realidad desesperanzada de los sectores bajos del París de mediados de siglo XIX y retrata magistralmente una época plagada de revueltas y cambios que marcarán el principio de una sociedad más justa.
