Honduras

Honduras sin sistemas de alerta de inundaciones en ríos Ulúa y Chamelecón

El gobierno ha hecho muy poco en la reconstrucción luego de los daños de los fenómenos tropicales Eta y Iota. Ni estaciones telemétricas para monitorear los ríos Ulúa y Chamelecón hay ahora

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16.06.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En invierno son las lluvias, en verano la sequía y los incendios forestales. Estos fenómenos naturales, y otros provocados por la acción humana, año con año golpean el país, aumentando cada vez la vulnerabilidad y el sufrimiento de la población.

Los expertos en el tema de gestión de riesgos ven un panorama complicado para este año. Los bordos en el Valle de Sula no han sido totalmente reconstruidos, algunas comunidades siguen esperando los puentes Bailey, no hay estaciones telemétricas para monitorear el caudal de los ríos Ulúa y Chamelecón... y del plan de reconstrucción, nada.

En respuesta al golpe de los desastres no hay nada contundente del gobierno, tanto en materia de prevención como de reconstrucción de daños.

Al azote de los fenómenos naturales se une la gran corrupción en las administraciones gubernamentales, acompañada de una falta de toma de decisiones correctas y diligentes en el aspecto de mitigación.

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De acuerdo con los análisis de la organización Germanwatch, Honduras actualmente se ubica entre los tres países más vulnerables del mundo, después de Puerto Rico y Myanmar. El 2020 fue crítico para los hondureños y lo que resta del 2021 todavía es incierto.

Además del impacto económico y social dejado por la pandemia de covid-19, el país fue afectado por los fenómenos tropicales Eta y Iota. Según evaluación de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), los daños de ambos meteoros “se traducen en un impacto de 45,676 millones de lempiras y una reducción de -0.8% en el crecimiento del PIB de este año 2020, que se suman a los efectos causados por la pandemia de covid-19 que está afectando severamente al país”.

Entre los más afectados se encuentran “el sector de comercio e industria (20.362 millones de lempiras), agropecuario (7.101 millones de lempiras) y vivienda (6.469 millones de lempiras)”, dice el informe. También golpeó el área de infraestructura vial, donde lo que el gobierno ha hecho únicamente es habilitar aquellas vías donde se registraron derrumbes.

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Aunque una represa reduciría inundaciones en el Valle de Sula, ningún gobierno impulsa ese proyecto. Foto: El Heraldo

Aunque una represa reduciría inundaciones en el Valle de Sula, ningún gobierno impulsa ese proyecto. Foto: El Heraldo

Por otro lado, a través de Inversión Estratégica de Honduras (Invest-H) adquirió 600 metros lineales de puentes Bailey a un costo de 138 millones de lempiras, pero ya llegó el invierno de 2021 y apenas ayer arribaron 150 metros lineales de las estructuras metálicas.

De igual manera, EL HERALDO conoció que las estaciones telemétricas que había en los ríos Ulúa y Chamelecón, para monitorear su caudal, desaparecieron con las crecidas del año pasado y el gobierno no las volvió a colocar.

Los desaciertos gubernamentales en la toma de decisiones en momentos críticos tienen actualmente a una población desesperada no solo por una vacuna para sobrevivir a la pandemia, sino también porque nuevos eventos meteorológicos amenazan con aumentar el crónico padecimiento.

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Desbordamiento

Para Julio Quiñónez, experto en gestión de riesgos y gobernanza climática, la nueva temporada de invierno agarra otra vez al país y a su población en condiciones muy complicadas.

Advirtió que los ríos y quebradas, especialmente las que se desbordaron el año pasado, incrementaron su nivel de sedimento y esto puede llevar a su desbordamiento más fácilmente; por otro lado, en la costa norte está la ruptura de algunos bordos, lo cual puede conducir a que las corrientes se salgan de su cauce, poniendo en precario la vida de miles de personas, aparte de los daños materiales.

Eta y Iota dejaron al país más expuesto a los desastres, por lo que ahora se vuelve un reto extraordinario trabajar en el tema preventivo y de educación de la población, demandó Quiñónez.

Recordó que hay una realidad de país y es que “estamos justo en el paso obligado de los fenómenos tropicales”.

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En invierno la capital también se vuelve inundable por la poca educación en materia de limpieza de sus habitantes. Foto: El Heraldo

En invierno la capital también se vuelve inundable por la poca educación en materia de limpieza de sus habitantes. Foto: El Heraldo

Reconstrucción

Desde inicios de año 2021, el gobierno hondureño promueve un plan de reconstrucción y para ello viene solicitando el apoyo de la comunidad internacional, pero hasta la fecha no ha tenido mayores respuestas.

A principios de mayo de este año, una delegación —integrada por los vicecancilleres José Isaías Barahona y Karen Najarro y sus asistentes— presentaron en México el plan a representantes del gobierno de México y de 29 países más con los que Honduras tienen relaciones concurrentes.

Semanas después el canciller Lisandro Rosales y el ministro de Coordinación General de Gobierno, Carlos Madero, acompañados por la embajadora de Honduras en Francia, Ivonne Bonilla de Díaz, expusieron el mismo plan en París.

EL HERALDO llamó a Madero para conocer sobre los logros alcanzados en tales visitas al extranjero, sin embargo, no respondió a ninguna forma de comunicación. Una fuente vinculada a Cancillería informó que en ambas reuniones “no se logró nada, nada”.

“Es que los países desde antes de los fenómenos naturales y de la crisis del covid-19 ya tenían programas bilaterales de cooperación, así que lo que venga de ahora en adelante el gobierno lo va a meter en el paquete de la reconstrucción”, detalló.

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Año con año, el gobierno gasta millones de lempiras en reparar bordos para evitar inundaciones en la costa norte. Foto: El Heraldo

Año con año, el gobierno gasta millones de lempiras en reparar bordos para evitar inundaciones en la costa norte. Foto: El Heraldo

Contra la pared

“Al no estar completamente reconstruidas las obras de mitigación en el Valle de Sula y con los ríos azolvados estamos contra la pared”, proyectó Francisco Argeñal, director del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos), al referirse a cómo el país enfrentará la nueva temporada de invierno.

Explicó que en julio bajarán las lluvias, pero una vez que pase la canícula, a principios de agosto, empezará a llover fuertemente en las partes altas de los ríos Ulúa y Chamelecón y eso preocupa por los desbordamientos en el Valle de Sula,

“Luego viene la temporada alta de la actividad ciclónica, en septiembre y octubre. El escenario se ve complicado para la gestión de riegos”, indicó Argeñal.

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El director de Cenaos confirmó que en los afluentes Ulúa y Chamelecón ahora no hay ninguna estación telemétrica para monitorear los caudales.

Las estaciones fueron arrastradas por las corrientes, ahora se está hablando de la necesidad que hay de reinstalarlas y fortalecer ese tipo de monitoreo y de alerta temprana.

Detalló que para estar al tanto del incremento de los caudales de esos afluentes, la Comisión del Valle de Sula lo que ha hecho es contratar personas para hacer monitoreo visual y a través de telefonía móvil informar a la parte de hidrología.

Le comunicaron que la gente de recursos hídricos está alistando equipo para instalar dos estaciones telemétricas en el Ulúa y a través del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres en América Central y República Dominicana (Cepredenac) se están buscando los fondos necesarios para tratar de adquirir otras dos estaciones, las que vendrán a fortalecer la vigilancia.

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En mitigación de desastres el gobierno hace muy poco, por lo que las poblaciones están expuestas al peligro. Foto: El Heraldo

En mitigación de desastres el gobierno hace muy poco, por lo que las poblaciones están expuestas al peligro. Foto: El Heraldo

Para tener un eficiente monitoreo del Ulúa se necesitan entre 10 y 12 estaciones en los distintos afluentes que lo nutren, principalmente los de la cuenca alta y media y así poder hacer cálculos de los caudales que pudieran estar bajando; mientras que en el Chamelecón se requiere de cuatro o cinco aparatos.

“Por el momento no hay ninguna estación telemétrica, si hay estaciones manuales y de lectura de escala que de una manera ayuda un poco a hacer una alerta temprana”, precisó Argeñal.

En cuanto a las amenazas de riesgo en esta capital, detalló que las obras de infraestructura en las partes altas de la ciudad y la saturación de basura de los tragantes de aguas lluvias están provocando inundaciones en puntos donde antes no se llenaba de agua. Hay calles que antes eran de tierra, ahora son de concreto, por eso las correntías bajan con más fuerza hacia la parte baja de la ciudad. Si las poblaciones no adquieren hábitos de buen manejo de los desechos sólidos, siempre van a tener sistemas de drenaje que colapsan, expresó.

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