Honduras

Por drogas y pandillas militarizan dos colegios en la capital de Honduras

El tráfico de drogas en varios institutos capitalinos ha creado un clima de inseguridad entre los estudiantes. La presencia de las pandillas se ha hecho sentir por medio de infinidad de grafitis pintados en estos institutos

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29.06.2017

Tegucigalpa, Honduras
Las acostumbradas riñas entre los estudiantes de los institutos de segunda enseñanza dejaron de ser una preocupación. La situación en estos centros ahora es tan crítica que el tráfico y consumo de drogas se ha convertido en el diario vivir para gran parte de sus estudiantes.

El tráfico y consumo de drogas, así como la resistencia de muchos jóvenes de caer en las garras de las pandillas, está generando que la muerte merodee a su alrededor, sembrando luto y tristeza en las aulas de clase.

Esta información se respalda en las investigaciones realizadas por la Dirección Nacional de Intervención Social (Dinis), efectuadas desde el mes de abril del año anterior.

Esta problemática tiene preocupados a padres de familia, maestros, autoridades de gobierno y a los propios estudiantes.

El coronel Saúl Coca, titular de la Dinis, aseguró que “el diagnóstico fue impactante al darnos cuenta nosotros de que en todos los institutos hay tráfico y consumo de drogas y que por ende muchos jóvenes están consumiendo y traficando drogas”.

El estudio realizado por esta Dirección refleja que el Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), de la capital, es uno de los colegios con problemas críticos en cuanto al tráfico y consumo de drogas.

El Central es uno de los centros educativos en el que se ha hecho mayor énfasis en prevenir la vinculación de sus estudiantes con el consumo de estupefacientes, según Saúl Coca, esto debido a que “ahí hay siete mil estudiantes, ahí convergen jóvenes de las zonas de mayor riesgo e incidencia criminal y hay alto consumo de drogas y tráfico interno”, aseveró Coca.

Alumnas pasan frente a un grafiti dentro del colegio.

Alumnas pasan frente a un grafiti dentro del colegio.

Pandillas en los colegios
Tan preocupante como el tráfico y consumo de drogas en los colegios públicos de la capital es el hecho de la infiltración de las pandillas dentro de varios centros educativos.

EL HERALDO ingresó hasta las aulas de clases del Central Vicente Cáceres y pudo constatar los indicios de la actividad de maras y pandillas; al menos eso reflejaron los grafitis dibujados en las aulas 105 y 106, en los pasillos y baños de este legendario instituto capitalino.

El número 18 de más de un metro de altura dibujado en uno de los pizarrones es imposible de no ver, así como los 18 escritos en números romanos en distintas partes del colegio, como pasillos y sanitarios.

Cuatro alumnos

del ICVC murieron en condiciones violentas desde el 16 de marzo del 2015 hasta la fecha.

Alejandro MaCarthy, director del ICVC, manifestó que “esos dibujos (grafitis) no son de ahorita, son de hace muchos años”, al consultarle sobre los rayados alusivos a la pandilla 18 que son visibles en varias partes del colegio.

MaCarthy recalcó que no los habían borrado de las pizarras y paredes porque “el colegio no recibe ningún centavo más que por los alquileres de las casetas, que nos sirven para pagar la vigilancia privada”.

Al referirse al posible ingreso de pandilleros a las instalaciones del instituto que él rectora, aseguró que “nosotros tenemos la vigilancia interna en diferentes espacios”.

Lo sufren otros colegios
Similar situación delatan los muros perimetrales y paredes del Instituto Polivalente Saúl Zelaya Jiménez, ubicado en La Pradera de Comayagüela, en medio de colonias conflictivas como La Rosa, Venecia y Flor del Campo, entre otras.

Este colegio capitalino ha sido objeto en años recientes del tráfico y consumo de drogas por parte de sus alumnos, inducidos por integrantes de maras y pandillas.

Su director, el profesor Hernán Fuentes, reconoce que en el colegio “hay jóvenes que simpatizan con las pandillas porque es una situación que es bien difícil en esta zona, pero no nos están dando problemas en este momento”, aseguró.

En cuanto al tráfico de estupefacientes dentro del colegio, el director Fuentes manifestó que “se ha reducido, no le puedo decir que ya se eliminó totalmente, pero sí se ha reducido en comparación con el año anterior”.

Reconoce que “tuvimos problemas el año pasado en abril y mayo, este año no hemos tenido problemas debido a la presencia de la Policía Militar en el instituto”.

+Mario Fumero: 'Centro educativos son estratégicos para las maras de Honduras'

En la imagen puede apreciarse cómo los estudiantes del ICVC reciben sus cátedras y al fondo el símbolo distintivo de la pandilla 18 en uno de los pizarrones.

En la imagen puede apreciarse cómo los estudiantes del ICVC reciben sus cátedras y al fondo el símbolo distintivo de la pandilla 18 en uno de los pizarrones.

Las muertes más recientes
Las dos muertes en circunstancias violentas de los estudiantes centralistas Rebeca Abigaíl Velásquez Torres (15) el pasado 23 de junio y de Olman Adalid Castillo Calderón (18) el 27 de este mes encendieron las alarmas en los centros educativos públicos de la capital.

El jueves varios de estos colegios amanecieron bajo el resguardo de elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP) con el fin de evitar que sigan los hechos violentos y reducir el tráfico y consumo de drogas en estos colegios.

Mario Rivera, portavoz de la PMOP, informó que “la presencia militar estará en la parte externa del colegio y en los perímetros hacia donde convergen la mayor parte de los estudiantes”.

Desde horas muy tempranas se observaron padres de familia que llegaron para resguardar a sus hijos hasta el portón principal del ICVC, debido al temor por los hechos recientes.

De igual manera el Saúl Zelaya Jiménez permanece militarizado por los antecedentes funestos en esta institución.

Hasta la fecha van 48 centros educativos sometidos a esta intervención preventiva a las drogas por parte de la Dinis, la misma se ha ejecutado en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés y Atlántida.