Las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela permanecen amarradas por enormes redes de cables.
Y es que, como una telaraña sin fin, crecen en las principales arterias de la ciudad, nudos de cables del tendido eléctrico, de telefonía fija y móvil y de los sistemas de cable que operan en la ciudad.
Esta terrible situación ha convertido a las ciudades gemelas en las sucursales del cable, y ha ido debilitando poco a poco los postes que les sostienen.
Como hamacas cuelgan en Lomas del Guijarro, el centro histórico, las colonias Kennedy, Palmira y San Carlos decenas de alambres que obstaculizan la libre circulación de vehículos de carga e impiden visualizar los edificios.
La sobrecarga de los postes es un detonante de graves problemas como la suspensión del servicio de energía eléctrica, accidentes viales y hasta cortocircuitos.
En los últimos años, la proliferación de compañías de televisión por cable e Internet han contribuido a acentuar este problema por las conexiones sin control que realizan en diferentes puntos.
Se estima que en la capital operan unas 120 empresas que brindan este servicio, pero de ellas, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) solo tiene diez registradas con mapas electrónicos la posición de cada una de sus conexiones.
Las faltas
La mora de información impide que las autoridades de la estatal eléctrica regulen la saturación a sus sistemas.
Ligia Macías, jefa de la Unidad de Ingeniería de la ENEE, aseguró que deben ser las empresas las que presenten los diseños de construcción de una línea nueva, pero que no cumplen con este requisito.
“Por lo general cuando llegan a reportar una conexión lo hacen hasta que ya están instalados, cuando nos deben dar un lapso de 30 días para verificar sus informes”, indicó.
Las empresas además deberían rotular cada poste intermedio de los que utilizan para que los empleados de la ENEE puedan identificar cuáles son sus líneas al momento de restablecer un poste dañado.
Esta identificación no es más que una viñeta que se cambia cada dos años, donde se identifica el nombre de la empresa y debe estar en un lugar visible no mayor a los cinco metros de altura.
Sin embargo, la norma es pasada por alto por la mayoría de las empresas de cable.
Incumplimiento
Cada compañía debe firmar un contrato de uso de postes en el cual se especifica la altura mínima requerida para hacer la instalación, que es de 4.60 metros a lo largo de una calle, 5.5 metros en un cruce de vías y siete metros en un cruce de carretera.
Sin embargo, en la capital las instalaciones apenas alcanzan los cuatro metros de altura.
Asimismo, una de sus cláusulas establece que no deben utilizar postes en mal estado y de no encontrar espacio en las unidades de la ENEE deben instalar sus propios soportes, norma que es violentada.
Los desacatos a estas disposiciones ocasionan graves daños a las estructuras que se evidencian en postes desplomados y severamente saturados.
Carlos Núñez, jefe de líneas primarias de la ENEE, indicó que el daño más común en la ciudad es el arrastre de todo un sistema de energía por los camiones, debido a la falta de cumplimiento de la altura mínima de seguridad.
“Hasta tres postes se han llevado por un accidente de este tipo y hemos llegado a gastar entre 80,000 a 100,000 lempiras en reparaciones”, lamentó.
Este elevado costo no puede ser sufragado por los ingresos que obtiene la estatal eléctrica por el uso de sus postes.
Las compañías apenas pagan 16.25 lempiras por cada estructura que utilizan.
Este mínimo pago tampoco se cumple por parte de las empresas, pues mantienen una fuerte mora desde el 2008.
Solo en la colonia Kennedy las empresas de cable utilizan más de 3,000 postes de manera clandestina.
Con la idea de regular estos impasses, hace dos años se creó una sección en la Unidad de Ingeniería para controlar las compañías de cable, pero con un equipo conformado por tres personas no se ha logrado avanzar mucho.
“A la fecha solo se ha logrado identificar completamente 10 compañías y se trabaja desde hace tres meses en el mapeo de una adicional”, reveló el equipo de esta unidad.
En pañales proyecto
La solución a este embrollo eléctrico podría ser la instalación de un sistema de cableado subterráneo que limite el uso de los postes, solo con la autorización debida.
Juan Diego Zelaya, vicealcalde capitalino, informó que el principal contratiempo para realizar este trabajo es la falta de presupuesto.
“Solo Hondutel invirtió en la instalación de fibra óptica de San Pedro Sula a Tegucigalpa 20 millones de dólares (unos 400 millones de lempiras), a esto hay que sumarle que se tardaría unos cinco años para cambiar todo el sistema de la capital”, detalló.
El funcionario reconoció que se han realizado estudios para ejecutar este proyecto, pero es una inversión multimillonaria que debe sortearse para solventar problemas más inmediatos como la red vial.
Se estima que por cada metro de cable soterrado se deben invertir 12 mil lempiras.
“Existe un proyecto para el centro histórico, pero la búsqueda de fondos para un proyecto como este es complicado”, aseveró.
Aunque el proyecto está en idea, se hacen los primeros esfuerzos para hacerlo realidad en el futuro, a través de la exigencia a las nuevas urbanizaciones, proyectos de infraestructura y grandes complejos en construcción, que su cableado sea subterráneo.
Los cuatro tramos que recorrerá el Trans 450 -el transporte articulado para la capital- deben cumplir con este requisito, así como el centro comercial City Malln que para construir su túnel de acceso soterró el cableado del bulevar Comunidad Económica Europea.