Tegucigalpa, Honduras.- En el cierre del año político, la Casa Presidencial luce sin movimiento, con pasillos vacíos, mínima presencia de personal y una ausencia total de actividad política tras el revés electoral del oficialismo.
La sede del poder Ejecutivo presenta este 31 de diciembre una imagen inusual: pasillos silenciosos, oficinas cerradas y ausencia total de actividad administrativa y política, tras 364 días de ser epicentro de reuniones y decisiones clave.
No se observa personal administrativo, funcionarios de despacho ni asesores. Tampoco hay visitantes. La única presencia institucional visible corresponde a elementos de la Guardia de Honor Presidencial, apostados en los accesos y cumpliendo sus funciones en medio de una quietud absoluta.
En los alrededores, el movimiento es casi inexistente. Los controles de seguridad permanecen activos, aunque sin flujo de personas. El parqueo, habitualmente saturado de vehículos oficiales y particulares, luce completamente vacío, una escena que refuerza la percepción de cierre anticipado de una etapa política.
El parqueo, usualmente saturado de vehículos oficiales y particulares, se encuentra completamente vacío, una imagen que refuerza la sensación de abandono y cierre anticipado de una etapa política que parece haber llegado a su fin antes de lo previsto.
Este ambiente se mantiene desde el pasado 24 de diciembre, fecha en la que, tras la declaratoria presidencial que otorgó el triunfo a Nasry Asfura, el ritmo en Casa Presidencial comenzó a desacelerarse de forma notoria.
En el cierre del año, la escena resulta aún más marcada. La reciente declaratoria oficial de alcaldías y diputaciones, emitida ayer, profundizó un panorama que ya evidenciaba repliegue institucional. Hoy, la ausencia no es solo física, sino también política.
No hay rastros visibles de la presidenta Xiomara Castro, de Manuel “Mel” Zelaya ni de otros altos funcionarios del Poder Ejecutivo. Tampoco se perciben reuniones de cierre, balances de gestión ni actividades propias de un gobierno que, aunque formalmente sigue en funciones, carece de presencia activa.
La imagen es la de un poder que se apagó de manera abrupta, sin ceremonias ni discursos, dejando tras de sí un edificio cargado de simbolismo, pero vacío de conducción.
EL HERALDO constató que gran parte del personal se encuentra de vacaciones desde hace aproximadamente dos semanas, una decisión administrativa que coincide con el contexto electoral adverso.
No obstante, la magnitud del vacío va más allá de un receso de fin de año. La falta de presencia política refleja el impacto de la derrota en las urnas, donde el Partido Libertad y Refundación (Libre) quedó relegado al tercer lugar, un resultado que marcó un quiebre evidente en la dinámica interna del Ejecutivo.
Así, al cierre de 2025 se encuentra a Casa Presidencial sumida en un silencio que habla por sí solo. Un silencio que no responde únicamente al calendario, sino a un desenlace político contundente.
La derrota electoral no solo se reflejó en los resultados oficiales, sino también en la ausencia total de vida dentro del principal centro del poder Ejecutivo, hoy reducido a un espacio vigilado y vacío