Un tercio de la población joven de Honduras ni estudia ni trabaja

Los años de estudio promedio de los ninis es de 7.2 años; es decir, la mayoría no logró terminar el octavo grado, lo que hace más difícil obtener un empleo

  • 21 de febrero de 2025 a las 00:00
Un tercio de la población joven de Honduras ni estudia ni trabaja

Tegucigalpa, Honduras.- Aumentar la participación laboral en los jóvenes para contribuir al desarrollo del país es una de las deudas que desde hace años se viene arrastrando.

Actualmente, Honduras registra una población de entre 12 a 30 años de edad de 3,272,504; de los cuales cerca de una tercera parte (28.7%) no estudia ni trabaja.

Es decir, alrededor de 3 de cada 10 jóvenes en el país son ninis.

Son un total de 937,588 hondureños entre las edades antes mencionadas que no realizan ninguna actividad remunerada o asisten a un centros educativos, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La cifra este año mejoró respecto al anterior cuando el INE contabilizó 971,219 jóvenes; sin embargo, la cantidad sigue siendo alta, señalan expertos.

EL HERALDO analizó los datos para conocer el perfil y a lo que se dedican los que también son conocidos como “ninis”.

Hasta 50% baja la asistencia escolar debido al trabajo infantil

La mayoría de ellos residen en el campo; son cerca de 534,456 jóvenes (el 57% del total) que viven en el área rural; de esa cantidad el 75% son mujeres; mientras que en el área urbana hay 403,132 ninis, donde el 71% son féminas.

El 60% de los ninis (322,318) en la zona rural comprenden las edades de 15 a 24 años, seguido de 143,747 que se ubican entre los 25 a 30 años y 68,391 que están entre los 12 a 14.

En la zona urbana la situación cambia, pues cerca de 256,776 de los que ni estudian ni trabajan están entre las edades de 20 a 30 años, ellos representan el 64%; hay 110,961 que están entre los 15 y 19 años, y 35,395 corresponden al rango de 12 a 14 años.

A nivel nacional la mayoría de los ninis no lograron terminar sus estudios de primaria, alcanzando sólo 7.2 años de estudio promedio, lo que indica que apenas lograron llegar al séptimo grado.

El nivel académico es menor en el área rural donde el promedio de años de estudio es de 6.6 años, frente a 7.9 del área rural.

De acuerdo a los datos del INE, a nivel nacional, los años de estudio de los más de tres millones de jóvenes que hay es de 7.7 años; mientras los que trabajan y estudian alcanzan los 9.9 años y los que solo se dedican a trabajar tienen 7.8 años de estudio.

¿A qué se dedican?

La encuesta de hogares del INE hasta diciembre del 2024 registró que 636,428 jóvenes entre los 12 y 30 años se dedican a realizar quehaceres del hogar, de ellos 572,431 son mujeres y 63,997 son hombres.

Además hay 22,305 jóvenes con discapacidad, sea física o mental, por lo que no pueden trabajar y 11,181 son menores.

Los 267,673 restantes son jóvenes que están fuera de la fuerza de trabajo y del sistema educativos, debido a factores como la desmotivación, la falta de oportunidades laborales adecuadas y el bajo acceso al sistema escolar.

Allan Cruz, director ejecutivo del programa Futuros Brillantes de Visión Mundial en Honduras señaló que actualmente el mercado laboral está demandando competencias que los jóvenes hoy día no tienen.

“Ahora se está demandando mucho de personas que tengan habilidades digitales, pero lamentablemente nuestro sistema educativo no necesariamente está aportando esas habilidades a los muchachos. hay temas de habilidades blandas, de competencias técnicas, que nuestro sistema educativo simplemente no las tiene”, afirmó.

Cruz indicó que en varias zonas rurales, donde residen la mayoría de los que no estudian ni trabajan, se dedican a actividades agrícolas, como la pesca, el corte de café, agricultura, entre otros; sin embargo, a muchos de los jóvenes no les llama la atención.

“El joven no quiere dedicarse a eso, porque siente que con eso no va salir de la pobreza”, dijo.

Otra de las causante de este fenómeno es la pobreza; muchas familias no pueden costear la educación de sus hijos, obligándolos a abandonar los estudios para trabajar en empleos informales o, en el peor de los casos, quedarse sin ninguna actividad productiva, agregó el director de Futuros Brillantes.

Sin futuro: Preocupa alza de población de los que ni trabajan ni estudian

Con la cantidad de hondureños que vienen deportados por las políticas migratorias que impuso Estados Unidos, muchos prevén un aumento de ninis; sin embargo, el experto no cree que suceda, explicó que los que vienen deportados están acostumbrados a trabajar, por lo que estima que no se quedarán de brazos cruzados.

Cruz concluyó con que es necesario que se creen políticas públicas que incentiven la inversión y emplear a los que están desocupados, enfocándose en el área rural, que es donde están la mayoría de los ninis.

Por su parte, Santiago Herrera, gerente de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), manifestó que el fenómeno de los ninis representa una contrariedad estructural para la economía hondureña.

Agregó que también es “una incertidumbre para la informalidad, porque cuando la Pequeña y Mediana empresa no puede pagar esa carga social, entonces el empleo se vuelve informal”.

Otros expertos ven la violencia e inseguridad como otro factor determinante, explican que en muchas comunidades, las pandillas y el crimen organizado impiden que los jóvenes puedan desarrollarse plenamente, porque son forzados a unirse a esos grupos o porque el temor a la violencia los aísla de las oportunidades de educación y empleo.

La presencia de un alto número de ninis tiene repercusiones negativas para el desarrollo del país.

Marlon Escoto, asesor en materia educativa de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) alertó que un estudio de Unesco revela que para 2030 habría un incremento en 47% de los ninis.

El escenario perpetuaría el círculo de pobreza de los jóvenes y causaría un impacto económico considerable, frenando el crecimiento y el desarrollo sostenible del país.

El fenómeno de los “ninis” en Honduras es un desafío que requiere un esfuerzo conjunto de toda la sociedad.

Para revertir la situación, los analistas indicaron que es fundamental que el Estado y el sector privado implementen políticas que fomenten la inclusión de los jóvenes en el mercado laboral.

A través de programas de capacitación técnica, incentivos para la contratación de jóvenes, fortalecimiento del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop).

En el área educativa, los expertos indicaron que es necesario aumentar la cobertura escolar y fortalecer el sistema educativo, especialmente en secundaria y el nivel superior, brindando contenidos que vayan enfocados a lo que el mercado laboral actualmente demanda.

Asimismo, la creación de espacios seguros y alternativas de recreación puede ayudar a alejar a los jóvenes de la influencia de las pandillas y darles oportunidades reales de desarrollo personal y profesional, señalaron.

Apuntaron que invertir en la juventud no solo es una necesidad, sino una garantía para un futuro más próspero y seguro para el país.

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Redacción web
David Zapata
Periodista

Licenciado en Periodismo, egresado de la UNAH. Con más de 7 años de experiencia en coberturas a nivel nacional, con amplio conocimiento en temas del ramo de la Educación y cambio climático.

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