Tegucigalpa, Honduras.- El sistema de salud de Honduras presenta deficiencias estructurales profundas que lo sitúan entre los más vulnerables de América Latina ante futuras crisis sanitarias.
Así lo revela el informe No hay tiempo para esperar: La resiliencia como piedra angular de la atención primaria de salud en América Latina y el Caribe, elaborado por el Banco Mundial, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la revista The Lancet.
El documento fue presentado durante el 62º Consejo Directivo de la OPS, realizado a finales de septiembre en Washington, Estados Unidos.
En él se advierte que la falta de resiliencia en la atención primaria podría provocar pérdidas significativas en vidas y desarrollo económico a largo plazo.
A nivel regional proyecta que si una emergencia sanitaria (como una pandemia o un desastre natural) redujera la prestación de atención primaria de salud entre un 25% y un 50% durante uno a cinco años, la región podría enfrentar hasta 165,000 muertes evitables y pérdidas económicas de entre 7,000 y 37,000 millones de dólares.
Para el caso de Honduras señala problemas como gasto de bolsillo alto, baja resiliencia frente a emergencias, desigualdades de acceso y debilidad en las funciones esenciales de salud pública.
Estos indicadores colocan al país en una situación crítica frente a posibles crisis sanitarias.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que el 61% del gasto corriente en salud proviene directamente de los hogares hondureños, mientras el promedio regional es del 30%.
Es decir, de cada 100 lempiras destinados a la atención médica, 61 son pagados por las familias y solo 39 provienen de fondos públicos.
El estudio también advierte que Honduras y Haití serían los países más afectados económicamente si se produjera una reducción prolongada de la cobertura de atención primaria, reflejando la fragilidad de sus sistemas.
Honduras figura en el grupo de naciones de Latinoamérica con capacidades limitadas en funciones esenciales de salud pública, como la vigilancia, la investigación, recursos humanos y financiamiento, factores que reducen su capacidad para prevenir y responder a emergencias.
Persisten también inequidades en el acceso y la calidad de los servicios de salud, especialmente entre quienes laboran en el sector informal y carecen de cobertura universal.
Expertos coinciden en que los países de la región deben acelerar reformas que fortalezcan sus sistemas de salud y prioricen la atención primaria como base de la resiliencia sanitaria