Honduras

Madre de víctima en el accidente de Hilda Hernández pide investigación y denuncia amenazas

Para la madre de la capitana Patricia Elizabeth Valladares Rubio, este es el momento oportuno de buscar respuestas y solicita a las autoridades del nuevo gobierno que la ayuden a destapar lo que se manejó como un secreto de Estado
17.02.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Aproximadamente a las 10:00 de la mañana del sábado 16 de diciembre de 2017 debía aterrizar una aeronave en Comayagua, departamento ubicado en el centro de Honduras. En ella viajaban seis personas, entre ellas Hilda Hernández (la extinta hermana del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández) y también la capitana de infantería, Patricia Elizabeth Valladares Rubio, quien se había convertido en la mano derecha de Hilda, por lo que la acompañaba a todas partes.

Ese aterrizaje no sucedió, porque el helicóptero Ecueriel AS 350 B-30, con matrícula FAH-905, se accidentó en la montaña de Yerba Buena en Lepaterique, Francisco Morazán, sin que ninguna persona sobreviviera. El caso generó consternación a nivel nacional, pero la envergadura de una de las víctimas opacó el dolor de las demás familias afectadas. La familia del expresidente Juan Orlando Hernández recibió mensajes de pesar de las demás figuras políticas del país y de varios aliados en el mundo, se hicieron misas en honor a la entonces ministra de Estrategia y Comunicaciones y directora del programa Marca País Honduras. Sin embargo, a los parientes de los demás fallecidos nadie los escuchó, según denuncia una de las madres.

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Imágenes del helicóptero y de cuatro de los fallecidos en el accidente.

Cuatro años después de la tragedia, Dora Isabel Rubio, madre de la capitana Patricia Elizabeth Valladares Rubio (41), rompió el silencio y habló con EL HERALDO para pedir que el caso se retome, pues asegura que desde el principio estuvo rodeado de inconsistencias, que tuvo que callar por el miedo a las amenazas que recibió.

La mujer, que desde ese sábado no deja de pensar en su hija, asegura que su muerte se manejó de forma hermética desde el inicio, dando pie para numerosas sospechas y sumado a ello, la arbitrariedad con la que actuaron las autoridades en torno al manejo de los cuerpos les hace pensar que no querían que algo se supiera.

“Lo manejaron todo las Fuerzas Armadas, todo lo hicieron ellos. La muerte de ella está en secretividad y la pregunta es por qué hay una secretividad si ellos dicen que fue un accidente, a mí como madre y a su papá eso nos choca”, comenzó diciendo Dora Rubio a EL HERALDO.

Como cualquier madre que acaba de perder a un hijo, ella intentó ver los restos de Patricia, aunque le habían advertido que su cuerpo no solo estaba carbonizado, sino que además fue hallado disperso en la montaña donde cayó la aeronave, sin embargo, los militares que se encargaron del caso no la dejaron. Ni siquiera pudo decidir cuándo y dónde darle sepultura.

“Sí, la enterraron. Sí, nos dijeron que era ella, a mí me sacaron sangre para hacer pruebas de ADN pero eso fue todo. Yo no tuve nada más, yo no tuve un resultado, a mí no me dijeron: ‘mire, este es su resultado’, nada. A mí me ignoraron en todo. Ellos decidieron cómo la iban a enterrar, yo solo me di cuenta que la iban a enterrar ya cuando estábamos ahí, las Fuerzas Armadas a mí me eliminaron”, lamenta la acongojada madre.

Fotografía en vida de la capitana Valladares, quien estaba próxima a ser ascendida al grado de mayor cuando falleció.

AMENAZARON A SU FAMILIA

Ante esta situación, la madre de la capitana Valladares quiso buscar respuestas, pues tampoco recibió un dictamen forense explicando las causas de la muerte de su hija, o una investigación que concluyera si en realidad se trató de un accidente o fue un ataque dirigido, pues fue una de las versiones más fuertes que circuló en ese momento. Pero al intentar hallar respuestas fue víctima de intimidaciones que la obligaron a callar todos estos años.

“Como a los 15 o 20 días después de que ella murió a mí me llamaron, me dijeron que hablaban de Casa Presidencial y que yo no moviera mi boca, que no preguntara, que no investigara, que yo no tenía ningún objetivo para andar preguntando, que yo tenía que aceptar lo que había pasado y que si yo empezaba a hacer escándalo o algo así, que pensara en que tenía a mí otra hija en el Estado Mayor, al esposo de Patricia que en ese tiempo era mayor y el esposo de la otra hija que también estaba (en las Fuerzas Armadas) y que si yo no quería que les pasara algo que no dijera nada, entonces yo me quedé callada porque no me quería arriesgar. Me dijeron que si yo hablaba iban a mandar al esposo de Patricia a Irán, entonces yo todo este tiempo me he callado”, manifestó Rubio.

Ella no sabe quién ordenó la llamada, ni quién la hizo, pero lo que sí recuerda es el tono de la voz del hombre que amenazó con dañar a sus seres queridos y la forma en la que le dejó claro que los conocían a cada uno de ellos, incluso, lograron conseguir su teléfono personal para darle el mensaje directamente. En definitiva, alguien con poder quería que una verdad no saliera a la luz.

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Por otra parte, doña Dora siente que la represión fue más allá, pues cuando intentó hacer uso de los beneficios por los que su hija trabajó durante aproximadamente 16 años, se enteró que ya no existían.

“Yo tenía un seguro médico por ella, después de su muerte yo fui al Hospital Militar porque quedé demasiado mal y no me encontraban porque ya me habían borrado (de los registros) y me dijeron que yo no tenía derecho. Todos los padres de los miembros de las Fuerzas Armadas tienen derecho, solo yo no tenía”, recordó.

Además, denunció que de los dos seguros de vida que su hija tenía, solo recibió 52 mil lempiras como pago, pues al llegar a cobrarlo el banco le dijo que Casa Presidencial no hizo los pagos correspondientes mientras ella estuvo viva. Ante esto, intentó tocar la puerta del expresidente Hernández para pedir ayuda, pero nunca fue recibida.

Mientras buscaban respuestas su esposo, Óscar Salgado, también fue hasta el lugar del accidente, pero quedó sorprendido, ya que aseguran que no se veía como un lugar donde cayó un artefacto aéreo.

La capitana Valladares formaba parte de la guardia de la hermana del expresidente Hernández.

DUDOSAS DECLARACIONES

Cada semana doña Dora y su esposo visitan la tumba de Patricia que fue gestionada plenamente por las Fuerzas Armadas en el cementerio San Miguel Arcángel, aunque sin la entera certeza de que ahí descansan sus restos, pues solo saben lo que les dijeron las autoridades de las Fuerzas Armadas y además se quedaron con el deseo de darle sepultura en el municipio de Santa Ana, donde ya contaban con un terreno destinado para ese fin.

La doctora Julissa Villanueva, hoy viceministra de Seguridad, era la directora de Medicina Legal y Ciencias Forenses en ese momento y aseguró el 4 de enero de 2018, mientras presentaba el informe anual de esa institución, que los cuerpos de las víctimas en el accidente no fueron suplantados, pues todos fueron identificados con análisis de ADN. Más tarde, en julio de ese mismo año, durante una entrevista con el programa Frente a Frente aseguró que la causa de muerte, al menos de la hermana del expresidente, fue politraumatismo secundario al accidente aéreo, pero dejó muchas dudas cuando se le cuestionó si los cuerpos presentaban otro tipo de heridas.

“Yo le puedo hablar de factores humanos y los factores de la aeronave no los conozco”, estaba explicando la forense, cuando el periodista Renato Álvarez le consultó: “¿Es decir que nadie apareció con una bala en su cuerpo?”, a lo que ella contestó: “Eso no estoy autorizada a comentárselo, pero sí decirle que trabajamos y establecimos las causas de muerte con informes objetivos que ahí se pueden ver”.

Otras declaraciones que generaron dudas entre la población fueron las vertidas por el exasesor presidencial, Marvin Ponce, cuando al ser abordado por el canal UNETV dijo lo siguiente: “El presidente Hernández no pudo defender ni a su hermano Tony (Preso en Estados Unidos por narcotráfico), no pudo hacer nada con el asesinato de Hilda Hernández...” continuó. Aunque muchos consideran que pudo ser un error, otros encuentran sus declaraciones como la revelación de lo que en realidad ocurrió.

Las dudas en el caso han sido tales, que un grupo de investigadores estadounidenses llegó al Ministerio Público (MP) el año pasado, con el fin de verificar la documentación existente, pues tal como lo denuncia la madre de Patricia, no hubo un buen manejo de la escena del accidente. El medio Criterio.hn conversó con una fuente oficial y aseguró que “cuando llegaron al lugar no había personal de Inspecciones Oculares, el departamento encargado de requisar para la búsqueda de indicios y registrar el hecho en un acta. Tampoco estaba el fiscal de turno. La escena fue contaminada y controlada desde el primer momento por los militares”.

Dicho medio también consultó al portavoz del MP, Yuri Mora, quien les dijo que los cuerpos “se trajeron a Medicina Forense para después hacer los reconocimientos de a quien pertenecían, según me manifestaron a mí personal de Medicina Forense. Como fue un estallido, se estrelló el helicóptero, muchas de las partes quedaron esparcidas en la montaña donde el helicóptero se estrelló”.

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Esa hipótesis de que el helicóptero pudo haber estallado en el aire también hace cuestionar las declaraciones que una fuente de las Fuerzas Armadas le dio a la Agencia EFE de noticias internacionales, quien publicó que “El helicóptero estaba en perfectas condiciones técnicas y tenía pocas horas de vuelo, por lo que la tesis de que ocurriera una falla técnica es poco probable”.

Sumado a ello, Francisco Maradiaga, especialista en escena del crimen y exjefe durante 15 años de Inspecciones Oculares de la Secretaría de Seguridad habló con Criterio y aseguró que hubo un mal manejo de la escena, debido a la gran cantidad de personas que la ocuparon y a que no se respetó el orden en los procedimientos.

“Inspecciones Oculares llega después cuando todo ha pasado y ya empiezan a tomar fotografías, pero en ningún momento Escena del Crimen hizo el procedimiento porque, según el ejército, son ellos los que hacen el procedimiento, pero sí tenían que haber entrado juntos con Inspecciones Oculares a la recolección de indicios”, reveló Maradiaga.

Fotografía tomada en medio de las labores de rescate de los restos en la reserva biológica.

PETICIÓN

Doña Dora ahora pide que Julissa Villanueva considere abrir su caso, así como ha dicho que pretende reactivar investigaciones emblemáticas que siguen en vilo en el país.

“Yo no voy a ir a entregar piñatas, voy a trabajar y voy a desengavetar muchos casos que siguen guardados; como el caso de estas dos chicas - Keyla Martínez y Angie Peña- y muchas más denuncias que hay”, expresó la también médico patóloga en una entrevista.

VEA: Julissa Villanueva: Voy a “desengavetar muchos casos” como el de Keyla Martínez y Angie Peña

“Quiero pedirle que abra el caso de mi hija, porque ella lo conoce mejor que nadie, ella tuvo un zapato de mi hija en sus manos. Yo necesito saber qué pasó, ahora ella está ahí en Seguridad y puede hacerlo. Quiero la verdad, no quiero morirme con esta duda”, dijo Dora Rubio.

En el lugar del accidente se construyó un monumento a las víctimas, pero según la madre de Patricia Valladares, el mejor homenaje que podrían recibir es que se revele la verdad en el caso.

La madre de la capitana de infantería expresó, con su voz entrecortada, que “a las personas se les muere un familiar y lo miran, se despiden de él. Yo no, yo estoy aquí como todos los pedazos que hallaron de ella. Estoy aquí y cada día es la muerte para mí”.

Rubio también solicitó apoyo de la presidenta Xiomara Castro, a quien le pidió que con su corazón de madre “destape esas historias, que ordene que se abra una investigación”.

“Yo pienso que quien cerró esa historia de mi hija fue Juan Orlando Hernández, ya él ya perdió el poder, entonces el temor que tengo es menor. Yo solo quiero saber cuál fue la resolución de lo que pasó. Aquí en mi corazón yo sé que no fue un accidente”, agregó.

Además, llamó a las madres y parientes de Nahúm Lagos, Marcos Banegas, el teniente Iván Esaú Vásquez Portillo y el subteniente de aviación Gerson Alcedón Díaz Nolasco, -quienes fueron los otros fallecidos en el confuso accidente- para que hablen y se unan a esta petición, pues está segura que todas tienen las mismas preguntas que ella y viven su misma agonía.

“Yo solo quiero saber ¿Por qué cuando ella muere desaparecieron todo? ¿Por qué en la escena no había árboles caídos como que hubo un accidente? ¿Por qué al esposo de ella no lo dejaron pasar a la zona si él también era oficial?... Yo siento a mi hija como desaparecida, porque según ellos no tengo derecho a preguntar nada y ¿por qué? si yo la anduve nueve meses a ella”, se pregunta Dora Rubio.

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